17 primaveras, una por comunidad
La ¨¦poca del a?o m¨¢s gozosa para disfrutar de la naturaleza est¨¢ en todo su esplendor. Aqu¨ª van 17 propuestas repartidas por Espa?a para reencontrarse con esos espacios naturales que tanto echamos de menos durante la pandemia
ANDALUC?A / Sierra de Grazalema (C¨¢diz)
Miles de alcornoques cubren la escena, hasta el infinito. En la umbr¨ªa de algunos valles crecen pinsapos, una reliquia de la bot¨¢nica que desapareci¨® del resto de la faz de la Tierra en el Terciario. Es el parque natural de Grazalema, la sierra de los pueblos blancos, 50.000 hect¨¢reas de bosque aut¨®ctono mediterr¨¢neo en el extremo sur de la desarrollada e industrializada Europa. Ubrique es la capital de la comarca, aunque Grazalema, la villa que da nombre a la sierra, es la m¨¢s apropiada para montar la base desde la que explorarla. Sus ra¨ªces ¨¢rabes son visibles en las pulcras calles empedradas, en sus fachadas de mortero de cal y en la uniformidad del manto de teja moruna que cubre sus techumbres. En Benaocaz se conservan las ruinas del antiguo barrio nazar¨ª. La visita al pinsapar est¨¢ muy regulada; informan de las condiciones de acceso en el centro de visitantes de El Bosque.
ARAG?N / Sierra de Guara (Huesca)
Se hizo famosa por los barrancos que la atraviesan, lo que la convierte en una de las mejores zonas de Europa para la pr¨¢ctica del barranquismo. Pero Guara es tambi¨¦n un ejemplo de sierra pre-pirenaica con fauna, flora y recursos naturales muy particulares. Y pueblos singulares. Rodellar, al pie de los ca?ones de los r¨ªos Alcanadre y Masc¨²n, es uno de los m¨¢s encantadores, con sus sencillas casas de muros recios. Tambi¨¦n Adahuesca, donde est¨¢ uno de los centros de interpretaci¨®n e informaci¨®n de la sierra. Aunque el m¨¢s famoso y visitado es Alqu¨¦zar, cuyas calles medievales desprenden aromas de juder¨ªas y mercadillo popular. El sector occidental, surcado por los r¨ªos Guatizalema y Flumen, es la porci¨®n menos conocida y con menor desarrollo tur¨ªstico. El Tozal de Guara, la cima de la sierra, alcanza 2.077 metros de altitud.
ASTURIAS / Espinaredo y el bosque de Miera
Espinar¨¦u, seg¨²n las gu¨ªas de viaje, es el pueblo con m¨¢s h¨®rreos de Asturias. Tenga o no m¨¢s que otras villas, lo cierto es que Espinaredo ofrece al visitante una colecci¨®n magn¨ªfica de estos frigor¨ªficos de la antig¨¹edad que tanta importancia han tenido en la vida rural asturiana. Pero no es el ¨²nico atractivo del pueblo: siete kil¨®metros carretera arriba se llega al ¨¢rea recreativa de La Pesanca, una vega arbolada en torno al r¨ªo Infierno con un fascinante bosque de robles y casta?os que delata c¨®mo tuvo que ser la cubierta vegetal original del Principado antes de que nefastas pol¨ªticas forestales cambiaran muchos de estos ¨¢rboles de madera dura y crecimiento lento por los m¨¢s rentables eucaliptos. La zona m¨¢s impactante y oscura del bosque, y de toda Pilo?a, es el Arboreto de Miera, donde los ejemplares de robles y casta?os alcanzan edades centenarias.
BALEARES / El sendero del Archiduque (Mallorca)
Se conoce as¨ª a la senda que asciende desde Valldemossa hasta el pico Teix por los m¨¢s bellos paisajes y acantilados de la sierra de Tramuntana. El nombre se lo debe al archiduque Luis Salvador, hijo de los grandes duques de la Toscana y miembro de la familia imperial austroh¨²ngara, quien lleg¨® a Mallorca en 1867. Ten¨ªa 20 a?os y se enamor¨® de tal manera de los paisajes de la isla balear que a ella dedic¨® buena parte de su vida. Una de las obras de ingenier¨ªa en la que m¨¢s empe?o puso el archiduque fue en la construcci¨®n de este camino de herradura, que permite descubrir un mundo cargado de aromas mediterr¨¢neos a romero y tomillo que nada tiene que ver con la Mallorca m¨¢s t¨®pica de playas y grandes hoteles. Tiene ocho kil¨®metros de longitud para los que se necesitan dos horas y 45 minutos y es circular, con salida y llegada en Valldemossa.
CANARIAS / Caleta de Famara (Lanzarote)
Es uno de esos lugares hechizantes del que caes rendido sin saber por qu¨¦. No tiene nada de especial, en apariencia, y sin embargo rezuma el olor de los lugares elegidos, de las lejan¨ªas que poseen la virtud de sacarte del mundo real para transportarte a otro donde todo es paz y silencio. Las calles son de arena; el urbanismo es ca¨®tico, del far west; el viento sopla sin piedad, el azul del mar se sale de sus aguas para envolver el caser¨ªo. En la Caleta de Famara el concepto espacio adquiere otra dimensi¨®n. Porque los espacios parecen aqu¨ª infinitos, abiertos hasta la eternidad. La caleta, que en realidad es un enorme playazo, queda cercada al norte por los acantilados de Famara, una muralla negra donde se enredan los alisios que llegan del Atl¨¢ntico. Por el sur, en cambio, el arenal fuga sin que nada lo detenga hasta donde se pierde la vista. Un lugar para llegar, enamorarse y quedarse.
CANTABRIA / Parque natural de Oyambre
Ocupa 5.000 hect¨¢reas de acantilados, r¨ªas, marismas, dunas y llanura costera entre la r¨ªa de San Vicente de la Barquera y la r¨ªa de la Rabia. Es un espacio litoral privilegiado, de los pocos que quedan intactos en el Cant¨¢brico. Las r¨ªas est¨¢n sometidas a inundaciones peri¨®dicas de agua de mar que condicionan las junqueras, ca?averales y bosques de ribera que las flanquean. Las marismas, por su parte, son las zonas m¨¢s ricas en avifauna. En ellas anidan zampullines, avetorillos, ¨¢nades y multitud de especies migradoras. En la desembocadura de la r¨ªa de La Rabia se pueden ver a¨²n los restos del chal¨¦ del campo de golf construido en la d¨¦cada de los veinte para la nobleza que ven¨ªa a veranear a Comillas. Alfonso XIII era uno de los asiduos. Construido sobre los restos de una atalaya de observaci¨®n de ballenas, el club fue el lugar m¨¢s chic de Espa?a durante d¨¦cadas. Hoy es pura ruina. Se llega desde Comillas por la carretera de San Vicente de la Barquera.
CASTILLA-LA MANCHA / Serran¨ªa de Cuenca
Nada tienen que ver los parajes verdes y h¨²medos de la serran¨ªa de Cuenca con los t¨®picos de la llanura manchega, imaginada siempre como eterna planicie de secano. Este es un vasto conjunto de monta?as y densos pinares que cubre el tercio noreste de la provincia. Un territorio con rigurosas condiciones clim¨¢ticas que siempre frenaron la penetraci¨®n del hombre. En su interior hay varios pueblos interesantes: Priego de Cuenca, majestuosa sobre un cantil de roca, convertida en puerta de transici¨®n entre la Alcarria y la serran¨ªa de Cuenca. Beteta, al que se accede por una de las hoces m¨¢s altivas y cerradas de la sierra. O Tragacete, paso obligado para ir al nacimiento del r¨ªo Cuervo, otro de los emblemas de la naturaleza conquense, que ve la luz a trav¨¦s de un conjunto de verdes y hermosas cascadas de agua cristalina que se deslizaban sobre toba caliza.
CASTILLA Y LE?N / Las Cinco Villas y el castillo de Mombeltr¨¢n (?vila)
El castillo de Mombeltr¨¢n domina a¨²n la cara sur de la sierra de Gredos y el valle del Ti¨¦tar. Como recordando el poder que sobre los cinco pueblos de esta comarca ejercieron durante siglos los duques de Alburquerque. La fortaleza tiene dos recintos de forma cuadrada, antemuro, escarpa y foso y unos grandes torreones cil¨ªndricos defendiendo cada una de sus cuatro esquinas. Mombeltr¨¢n es la cabeza de las Cinco Villas, pero las otras cuatro no le quedan a la zaga en inter¨¦s. Cuevas del Valle es la que ha conseguido mantener el sabor arquitect¨®nico m¨¢s original. En San Esteban sorprende su enorme iglesia parroquial, antigua fortaleza defensiva. Santa Cruz del Valle es la m¨¢s pintoresca de las cinco. Y Villarejo del Valle completa el elenco. Todo el valle es un destino perfecto para combinar pueblos con encanto y naturaleza.
CATALU?A / La Cerdanya (Girona y Lleida)
Constre?ida entre la Serra del Cad¨ª-Moixer¨®, al sur, y las cumbres del Pirineo occidental, al norte, La Cerdanya se presenta al viajero como un espejismo llano, singular y alargado de este a oeste, en vez de norte a sur, como el resto de los valles pirenaicos. Una distinci¨®n que forja su fisonom¨ªa y su car¨¢cter. La Cerdanya geogr¨¢fica, con capital en Puigcerd¨¤, est¨¢ partida administrativamente entre Francia y Espa?a en virtud de un tratado de paz del siglo XVII, y la parte espa?ola, a su vez, entre las provincias de Girona y Lleida. Si algo tienen de singular los paisajes de la Cerdanya son la vastedad de horizontes, la amplitud de los espacios ba?ados por una luz especial y modelados por la actividad agropecuaria del hombre desde hace siglos. Varias empresas organizan vuelos en globo para disfrutarla desde el aire.
EUSKADI / La senda del monte Jaizkibel
Una senda recorre el perfil m¨¢s abrupto y quebrado del litoral guipuzcoano, el del monte Jaizkibel, la gran elevaci¨®n costera que separa Hondarribia y San Sebasti¨¢n y desde cuyas alturas los pescadores vascos oteaban el Cant¨¢brico en busca de ballenas. Un paseo extraordinariamente solitario y natural, pese a discurrir por una zona densamente poblada e industrializada, que transita por laderas verdes de helechos y praderas herb¨¢ceas que se funden con al azul del mar. La ruta empieza en el santuario de Guadalupe, en Hondarribia. De all¨ª parte un camino forestal que cruza a media ladera y sin grandes desniveles el monte Jaizkibel. Arriba, sobre la cresta de la sierra, se ven a¨²n restos de antiguos torreones de vigilancia. Se desciende luego hasta Pasajes de San Juan, una de las villas marineras m¨¢s aut¨¦nticas y mejor conservadas de Gipuzkoa, para cruzar la r¨ªa y subir de nuevo al faro de la Plata, donde empieza el tramo m¨¢s salvaje y solitario de la ruta. Esta termina en la playa de Gros, de Donostia.
EXTREMADURA / Valle del Jerte (C¨¢ceres)
Pocos valles tienen una relaci¨®n tan directa con una flor y con un color. El Jerte es blanco, blanco de los cerezos en flor. Pero aunque no se vaya en esas ef¨ªmeras y concretas fechas, cuando los miles de cerezos del valle lo cubren de una especie de nieve primaveral, sigue siendo igual de atractivo. Plasencia, con sus dos catedrales, es la puerta de entrada al valle. Desde all¨ª se va remontando el cauce hacia el puerto de Tornavacas, dejando a ambos lados pueblos blancos, dedicados desde siempre a la agricultura, la ganader¨ªa y la recogida de madera y casta?as: Piornal, Navaconcejo, Cabezuela del Valle¡ lugares donde a pesar de los desmanes la arquitectura tradicional ha sobrevivido al desarrollo. En la reserva natural Garganta de los Infiernos hay pozas y saltos de aguas limpias donde refrescarse en verano.
GALICIA / Fragas do Eume (A Coru?a)
Una fraga en gallego es un espacio monta?oso donde crece salvaje la vegetaci¨®n. Un bosque. Y este de Eume, cerca de la localidad de Pontedeume y a poco m¨¢s de una hora de los ruidos de la ciudad de A Coru?a, es uno de los bosques atl¨¢nticos mejor conservados de Galicia. Fresnos, casta?os, abedules, sauces, arces, avellanos, laureles y, por supuesto, carballos (robles) forman una pantalla densa de verdor y misterio, acrecentada por los helechos relictos del Terciario que crecen en las zonas m¨¢s h¨²medas. La magia de la fraga se ve acrecentada por las ruinas de algunos molinos y presas, por viejas torres defensivas o por el monasterio de Caaveiro. Es el bosque milenario, la cubierta vegetal que cubr¨ªa Galicia hace cientos de miles de a?os. 80 kil¨®metros de biodiversidad extendida a lo largo de las riberas del Eume que fueron declarados parque natural en 1997.
LA RIOJA / La Rioja Baja
Injustamente olvidada por la primac¨ªa del vino y de la nueva arquitectura de bodegas en ¡°la Alta¡±, la Rioja Baja o Rioja Oriental tiene tambi¨¦n grandes atractivos naturales. Por ejemplo, espectaculares parajes como la reserva natural de Los Sotos, en las m¨¢rgenes del Ebro a su paso por Alfaro. O todo el cauce del r¨ªo Alhama, quiz¨¢ la comarca menos conocida de la comunidad aut¨®noma, con otros dos balnearios y m¨¢s huellas de dinosaurios. Pueblos cargados de historia como Calahorra, ciudad bimilenaria, con un buen museo de arte romano, una catedral y un interesante casco antiguo. O de tradiciones singulares, como la Fiesta del Humo de Peroblasco, un pueblo casi deshabitado cuyas chimeneas emiten cada ¨²ltimo fin de semana de julio humo de los m¨¢s variados colores mientras al atardecer suena la m¨²sica de Vivaldi.
COMUNIDAD DE MADRID / Sierra de Guadarrama
Es ¡°la sierra de Madrid¡±, la gran cadena monta?osa al noroeste de la comunidad que permite sumergirse en los silencios naturales del Sistema Central a apenas una hora en coche del tr¨¢fago urbano y de los malos humos de la gran ciudad. Un espacio natural de rutilante belleza, bien conservado y que fue declarado parque nacional en 2013. La cima es el pico Pe?alara, de 2.430 metros de altitud, pero otras muchas cumbres superan la cuerda de los 2.000 metros. Hay densos bosques de pino silvestre y de encina, zonas de matorral y de pastizal de altura; r¨ªos y arroyos, como el Lozoya, que desaguan hacia la cuenca del Tajo o hacia la del Duero. Y lagunas donde se embosca el agua del deshielo, como las de Pe?alara. El gran espacio verde en el traspatio de Madrid.
NAVARRA / Rom¨¢nico de la Valdorba
Es una de las comarcas m¨¢s desconocidas de Navarra y queda a mitad de camino entre el Pirineo y el valle del Ebro. La Valdorba es tierra ondulada, de contrastes y mestizajes, donde abundan los bosques, las setas oto?ales, los puentes medievales y los pueblos encantadores con nombres acabados en ¡°a¨ªn¡±: Catal¨¢in, Or¨ªsoain, Erist¨¢in, Bar¨¢soain. Y famosa por albergar uno de los mejores muestrarios del rom¨¢nico navarro. Templos peque?os, delicados, aut¨¦nticas sorpresas en piedra tallada ocultos en aldeas min¨²sculas, como la ermita del Santo Cristo de Catal¨¢in, de la que hoy solo podemos ver la iglesia pero que en su d¨ªa fue parte de un importante conjunto mon¨¢stico. En Ol¨®riz, la iglesia San Pedro de Echano, con sus capiteles historiados. En Or¨ªsoain, el palacio y la iglesia parroquial forman uno de los entornos urbanos m¨¢s fotog¨¦nicos de la Valdorba.
COMUNIDAD VALENCIANA / Islas Columbretes (Castell¨®n)
A dos horas de navegaci¨®n desde el puerto de Castell¨®n aparece uno de los archipi¨¦lagos m¨¢s curiosos del Mediterr¨¢neo espa?ol: las islas Columbretes. Cuatro grupos de islotes que parecen haber emergido de la nada y ser el escenario perfecto para la guarida del tesoro en una pel¨ªcula de piratas. La caracter¨ªstica forma de cr¨¢ter de la Columbrete Grande o Illa Grossa delata su origen volc¨¢nico. Hasta 1975 viv¨ªa en ella la familia del farero, aunque hoy tan solo est¨¢ habitada por los t¨¦cnicos del parque natural. La fauna y flora del lugar tuvo que soportar hasta 1980 los bombardeos del Ej¨¦rcito espa?ol, as¨ª como el del americano, que usaban los riscos como blanco de tiro. A¨²n as¨ª, las Columbretes es un para¨ªso para la pr¨¢ctica del buceo, con fondos bien conservados y rica fauna marina. La Foradada, La Ferrera y El Carallot son las otras tres islas grandes; todas estuvieron siempre deshabitadas. Varias empresas operan barcos a las islas desde Castell¨®n, Pe?¨ªscola y Oropesa.
REGI?N DE MURCIA / Sierra Minera de La Uni¨®n
Las minas de la sierra de La Uni¨®n huelen a¨²n a carburo y salitre, pese a que llevan d¨¦cadas cerradas. Su riqueza fue valorada ya en tiempo de los romanos, quienes ten¨ªan all¨ª 40.000 esclavos y extra¨ªan plata por valor de 25.000 dracmas diarios. La fiebre de la miner¨ªa caus¨® un espectacular resurgir en esta zona del Campo de Cartagena en los a?os de entreguerras, hasta el punto de que La Uni¨®n fue conocida como la Nueva California. Pasados aquellos d¨ªas de miseria y trabajo duro para unos y enriquecimiento r¨¢pido para otros, la sierra ofrece hoy algunos de los paisajes ¨¢ridos m¨¢s bellos de la Regi¨®n de Murcia. Dos caminos permiten cruzarla y apreciar el escenario de bocaminas, escombreras y castilletes. Uno es la pista de tierra que enlaza el Llano del Beal con la carretera de Los Belones a Portm¨¢n. El otro, la carretera asfaltada que discurre entre Portm¨¢n y Escombreras sorteando alguna de las m¨¢s espectaculares explotaciones a cielo abierto. Ambas llevan al coraz¨®n de un paisaje marciano creado por el hombre.
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