Intercambio mi casa para este verano
Intercambiar casa, piso o segunda vivienda, una forma de ahorrar viajando que gana adeptos con la crisis
A Juan Manuel salir de vacaciones con la familia les cuesta lo mismo que quedarse en casa. Si decide pasar el verano en Europa o cruzar el charco, el ¨²nico coste ser¨¢ el de los vuelos. Juan, como otros viajeros, ha decidido recurrir al intercambio de casas para disfrutar de las vacaciones. Es una forma de ahorrar viajando, s¨®lo hay que pagar los gastos de transporte y al estar como en casa siempre se evita gastar m¨¢s dinero de lo necesario en restaurantes. Adem¨¢s, tambi¨¦n resulta muy c¨®modo porque suele intercambiarse el coche si ambas partes est¨¢n conformes.
?C¨®mo funciona el intercambio de casas?
El sistema es muy sencillo. Aunque depende de la web de intercambio de casas que se utilice, b¨¢sicamente consiste en fotografiar tu casa, describir bien la zona en la que vives (aunque tambi¨¦n puedes intercambiar tu segunda vivienda) y establecer unas normas de uso. Quiz¨¢ no quieras que se fume en tu piso, o que te rieguen las plantas, o que cuiden de tu gato. A partir de all¨ª, empiezan a llegar ofertas de usuarios que quieren utilizar tu casa, rastreas las viviendas que te gustar¨ªa intercambiar y al final t¨² decides si el intercambio te convence y se lleva a cabo.
M¨¢s barato un mes en San Francisco que una semana en la Costa Brava
Pero curiosamente el ahorro no es lo que m¨¢s busca el perfil t¨ªpico de un usuario de intercambio. Normalmente se trata de personas con un nivel adquisitivo entre medio y medio-alto que buscan sentirse como en casa cuando viajan, hartos de hoteles impersonales, apartamentos tur¨ªsticos o lugares masificados. Buscan una relaci¨®n distinta con el viaje, funcionar como un local.
Pero para los novatos la primera pregunta, casi inevitable, es ?miedo? Al fin y al cabo est¨¢s dejando tus recuerdos, tu equipo de m¨²sica, tu ropa, y para colmo un extra?o va a meterse en tu cama y usar tus toallas. Pero el temor desaparece. "Igual que t¨² dejas tu casa, ellos dejan la suya", es el argumento de Juan Manuel. "Entras en un grado de confianza total. Cuando voy a un hotel uso un servicio y una cama en la que han estado otras personas. Llegas a una confianza tal que el miedo empieza a ser el contrario, a romper algo a la otra parte", explica Diego, que este a?o repite despu¨¦s de una buena experiencia de m¨¢s de un mes con su familia en San Francisco. "Nos sali¨® m¨¢s barato que una semana en la Costa Brava" y adem¨¢s disfrutaron del ambiente del barrio. Cada viernes los vecinos organizaban una cena en la calle y Diego y su familia se sumaron a las fiestas. Algo que no puede ofrecerte un hotel. Adem¨¢s, Diego lo tiene muy claro: "Este sistema no es el mejor para quien quiere robar una casa". La angustia tambi¨¦n desapareci¨® pronto para Bettina. "Ten¨ªa miedo al principio, porque uno pone todas sus cosas, pero luego pens¨¦ que en mi casa el ¨²nico tesoro soy yo". Y ahora est¨¢ encantada, porque "me gusta ser viajera, no ser turista".
Lo que m¨¢s tranquilidad da a los usuarios del intercambio son los contactos anteriores al viaje. Con meses de antelaci¨®n se intercambian correos electr¨®nicos e incluso llamadas y as¨ª se empieza a conocer a una familia que en ocasiones llega a ser amiga. En estos contactos se preguntan y cierran todo tipo de detalles. Si hay que dejar armarios libres, regar las plantas, cuidar de un animal dom¨¦stico, n¨²meros de tel¨¦fono por si se necesita un m¨¦dico o una reparaci¨®n de la casa de urgencia, o c¨®mo se va a hacer el intercambio de llaves. Normalmente se recomienda dejar a alguien de confianza en casa para recibir a los inquilinos, pero hay quien recurre a m¨¦todos m¨¢s rudimentarios como dejar el juego en la tienda de ultramarinos de confianza o en un escondite en el portal de casa. Para Juan Manuel todo fue muy sencillo: "Ellos nos fueron a buscar al aeropuerto, nos alojaron y luego se fueron a tomar el avi¨®n. Aqu¨ª mis suegros les recibieron, les dejaron las llaves y les contaron c¨®mo funcionaba el piso".
T¨² a Madrid y yo a Dinamarca
Una de las preguntas que se hacen los usuarios antes de hacer un intercambio es c¨®mo se establece la equivalencia entre la casa que se deja y la que uno va a utilizar. Violeta D¨ªaz, de IntercambioCasas aclara que "no siempre hay equivalencia, s¨®lo se busca cubrir una satisfacci¨®n". Por ejemplo, Ana se fue con su familia unos d¨ªas a Lyon, pero tuvieron muy mala suerte con el tiempo y su familia de intercambio les ofreci¨® volver sin contrapartida. Juan Manuel pas¨® unas vacaciones con su familia en un pueblo de Dinamarca en una casa preciosa a cambio de su piso en Madrid. Se sorprendi¨® al ver que ganaba con el cambio. "Cuando se lo coment¨¦ a ellos, me dijeron que lo importante es que ellos quer¨ªan conocer Madrid y yo Dinamarca. Me gust¨® esa filosof¨ªa". Para ¨¦l su familia, acostumbrados a viajar, este tambi¨¦n era su primer intercambio. "Tienes mucho m¨¢s que en una casa rural. Garaje, coche, internet, adsl...Adem¨¢s, uno de los vecinos nos ofreci¨® su bici porque ¨¦l se iba de vacaciones".
Juan Manuel y su familia pudieron recorrer el pa¨ªs gracias al intercambio del coche, algo bastante com¨²n, aunque normalmente es lo que provoca m¨¢s recelos. Para Diego este es el ¨²nico punto de fricci¨®n "porque es f¨¢cil tener una aver¨ªa gorda o tener un peque?o accidente. Pero a la vez lo hace muy c¨®modo".
Lo mejor de intercambiar tu casa
Quienes han utilizado el intercambio suelen repetir por la experiencia. Para Ana, lo mejor es que el intercambio de casa te da la posibilidad de elegir destinos que de otra forma no te planteas. "Con los intercambios recibes propuestas que no te habr¨ªas planteado. Te salen vacaciones sin plante¨¢rtelo y adem¨¢s incluso puedes conseguir ubicaciones mejores que las de un hotel". Para Diego esto es como dejar la casa a un amigo. "A ¨¦l le cuentas todo tipo de secretos, desde d¨®nde est¨¢ el radar a d¨®nde se toma la mejor ca?a. Adem¨¢s, ellos te proponen hasta las rutas y te dejan informaci¨®n".
Adem¨¢s, todos ellos aseguran que resulta divertido ver la cantidad de ofertas que reciben. "Cada semana te llegan propuestas disparatadas, de las Bahamas, Panam¨¢, de Marruecos, muchas de Estados Unidos", dice Diego. "No podemos aceptar todas las propuestas...hemos recibido much¨ªsimas de Australia, por ejemplo, y otros destinos, aunque no siempre podemos ir", cuenta Ana, para quien lo mejor de esta opci¨®n es que adem¨¢s minimizas el coste pasas a formar parte de una comunidad. "El intercambio te involucra dentro del entorno en el que ellos viven".
?Hay garant¨ªas por da?os la casa?
Normalmente, la ley que impera en el intercambio de casas es la de la confianza mutua, ya que en realidad es como si se invitara a un amigo a casa. La mayor¨ªa de los usuarios cuentan que a trav¨¦s de los contactos, fotograf¨ªas, llamadas de tel¨¦fono. Adem¨¢s, como relata Ana, hay una serie de reglas no escritas que son "de discreci¨®n y respeto de las cosas ajenas" y la m¨¢s importante es dejar la casa en el mismo estado en la que ha sido encontrada. A¨²n as¨ª, hay algunas p¨¢ginas web, como es el caso de http://www.intercambiocasas.com/ que ofrecen un seguro que incluye da?os en la casa y cancelaci¨®n de viaje que incluye en la cuota de pago anual del servicio. Adem¨¢s, seg¨²n cuenta Violeta D¨ªaz, representante de IntercambioCasas, si un usuario se excede y no respeta las normas, se decide eliminarlo de la red de intercambio.
El momento de entrar en una casa que no es la tuya
Llave en mano, llega el momento crucial. "Lo ¨²nico malo que tiene es que hay cierta incertidumbre hasta que no abres la casa", cuenta Diego, aunque afortunadamente la sorpresa fue para bien, porque la casa superaba lo que hab¨ªan imaginado. "Al principio est¨¢bamos expectantes. Las llaves de su casa las recogimos en un chino de 24 horas. Me dej¨® un mont¨®n de llaves, se las dejaba todo el mundo, y tuvimos que probar", relata Bettina, pero tampoco hubo sorpresas desagradables. Superado el momento m¨¢s dif¨ªcil s¨®lo queda disfrutar de las vacaciones.
Los asi¨¢ticos a¨²n se resisten
El intercambio de casas lo inventaron los anglosajones, sobre todo profesores con largas vacaciones y ganas de viajar. Los espa?oles somos relativamente nuevos en esto. Lo m¨¢s demandado por un espa?ol suele ser en general ciudades europeas, como Londres, Roma, Amsterdam, y tambi¨¦n Nueva York, donde el alojamiento suele ser muy caro. Pero cada vez buscamos m¨¢s otros lugares, como M¨¦xico, Caribe, Canad¨¢, Australia y lugares de Estados Unidos como California o San Francisco. Mientras, a Espa?a llegan sobre todo anglosajones en busca de sol, aunque Madrid y Barcelona comienzan a estar cada vez m¨¢s solicitadas. Quienes a¨²n se resisten a este tipo de intercambios son los asi¨¢ticos. Hacer un intercambio con Jap¨®n o China todav¨ªa es dif¨ªcil. Son culturas en las que esta forma de viajar a¨²n no ha penetrado.
Por libre, otra opci¨®n
La experiencia de Bob y Joanne no es la t¨ªpica del intercambio. Este matrimonio de jubilados de Nuevo M¨¦xico viaja a Espa?a todos los a?os y en uno de sus viajes conocieron a una pareja que quer¨ªa visitar unas tierras que recibieron como regalo de boda 40 a?os atr¨¢s y que nunca hab¨ªan pisado. El regalo estaba muy cerca de la casa de Bob y Joanne, as¨ª que les ofrecieron alquilarla, pero finalmente cuaj¨® el plan del intercambio. Bob y su mujer pasaron un mes en Montreaux, Suiza. Los Prochnow recomiendan la experiencia, todo sali¨® a pedir de boca y aunque todav¨ªa no han repetido, no lo descartan.
ALGUNAS WEBS DE INTERCAMBIO DE CASAS
En la red hay muchas p¨¢ginas especializadas en el intercambio de casas. Aqu¨ª encontrar¨¢s s¨®lo una selecci¨®n:
http://www.intercambiocasas.com/, pertenciente a http://www.homeexchange.com/
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