La luz, que sea roja
El colectivo de acciones urbanas mmmm... convierte lo urbano en desconcierto. Por ejemplo, un paseo por el barrio madrile?o de Malasa?a (y sus contornos) un s¨¢bado de invierno
Eva Salmer¨®n, Ciro M¨¢rquez y Alberto y Emilio Alarc¨®n son muy de calles, de bares y de saraos. Les gusta la sorpresa, la cultura popular y lo conceptual. Con esta mezcla, la reina de las plazas urbanas, la vibrante Times Square de Nueva York, se rindi¨® a su talento. Entre agosto y octubre, estos cuatro madrile?os que componen el colectivo de acciones urbanas mmmm... han tenido instalados all¨ª los meeting bowls (cuencos para reunirse), especie de c¨¢psulas a modo de bancos circulares que invitaban a la interacci¨®n social en medio de las prisas. Y han propiciado historias como la de un sacerdote de Tejas que lo utilizaba como confesionario, o tres turistas alemanes que acud¨ªan a ellos todas las noches para ligar. Este ha sido el hito de un colectivo puesto en marcha al margen de las profesiones de sus cuatro integrantes: Eva es periodista, Alberto es arquitecto, su hermano Emilio regenta una tienda de objetos pop que luego visitaremos, y Ciro es profesor universitario. Vamos de paseo.
01 Hormig¨®n vegetal
El recorrido comienza en uno de los extremos del barrio: el conjunto de viviendas proyectado por el arquitecto Fernando Higueras en la glorieta de Ruiz Jim¨¦nez, en San Bernardo. Son unos bloques de hormig¨®n y vegetaci¨®n que cae en cascada por la fachada. En uno de ellos vivieron unos a?os los cuatro y all¨ª surgi¨® mmmm... en 2002 con Telemadre, un foro de Internet que pon¨ªa en contacto a se?oras con s¨ªndrome del nido vac¨ªo y j¨®venes independizados con ganas de comer platos de cuchara. Alberto, tras masticar a trompicones un Bollycao y tragarse un batido, empieza a teorizar: "Es quiz¨¢ uno de los mejores edificios de Madrid, junto a Torres Blancas, de Sa¨¦nz de Oiza. En la d¨¦cada de los setenta, Higueras proyect¨® estos pisos para militares como si fueran unas ruinas aztecas. Es casi un accidente rocoso. En una ¨¦poca en la que nadie hablaba de edificios ecol¨®gicos, la idea era que la vegetaci¨®n lo cubriera todo y que el alero diera sombra. Adem¨¢s, Higueras era un cachondo, porque hablaba de luz genital y clarapollas. Era un provocador, pero tambi¨¦n un genio".
02 Objetos muy pop
De camino al meollo malasa?ero comentan que, como no tienen oficina, quedan "para pensar" sus acciones en los hoteles, especialmente el Palace. "Nos pedimos un t¨¦ y estamos all¨ª tres horas", cuenta Eva. "Te sientes turista en tu propia ciudad. El bar tiene solera y mucha historia de periodistas y pol¨ªticos, ya que se encuentra junto al Congreso de los Diputados". En lo que narra la historia, llegamos a Curiosite (Corredera Alta de San Pablo, 28), la tienda de curiosidades y regalos de Emilio. Vuelve a hablar Eva: "Vende objetos sorprendentes y muy pop, pero sencillos y b¨¢sicos. Todo es muy conceptual y multifunci¨®n". Entre las piezas de este comercio con c¨¦sped artificial en el suelo y un cristal que deja ver el s¨®tano hay una hucha que cuenta el dinero cuando echas la moneda, una funda de ordenador port¨¢til con forma de sobre antiguo, un mapamundi para rascar los pa¨ªses visitados, o cabezas de toros de cart¨®n. "Preferimos salir a la calle antes que encerrarnos en un museo, aunque alguna acci¨®n tambi¨¦n hemos hecho en alguno", dicen mientras bajan la calle del Barco y se encaminan hacia donde Malasa?a empieza a perder su nombre y convertirse en TriBall, el tri¨¢ngulo de Ballesta.
03 Plata comestible
Ellos deciden pasar de las tiendas cool. Tras una fachada de madera de otra ¨¦poca y un escaparate con probetas y tarritos de finales del siglo XIX se esconde un mundo. Esto es Riesgo (Desenga?o, 22), una m¨ªtica tienda con m¨¢s de 15.000 productos qu¨ªmicos, abierta en 1866, donde hoy hay mucha cola y suena Black Eyed Peas. Hay etiquetas como "dextrina amarillo" y "tanino al ¨¦ter". "Nos fascina toda la hilera de cajones hasta el techo. Es una tienda del Madrid antiguo, de las que casi no quedan", explica Eva. "Tienen oro y plata comestibles para pasteles, y todo tipo de pigmentos y pinturas", a?ade Alberto.
04 Mezcal en barra
Al salir de Riesgo, todo recto a la derecha se encuentra un lugar al que les gusta ir por las noches: Lul¨² Taco Bar (Luna, 22), cuyo m¨¢ximo reclamo es el de los tacos finos. "Es una apuesta segura", dice Eva sin dudarlo. "La comida es fant¨¢stica y aut¨¦ntica. Nos encanta el pastel azteca y su selecci¨®n de mezcales".
05 Panes de cemento
Tambi¨¦n son fans de los comestibles del horno San Onofre (hay varios en Madrid, pero este es el primero y se ubica en la calle de San Onofre, 3). Daniel, el jefe, les ayud¨® el pasado mayo a fabricar un molde para elaborar pan de cemento. Quer¨ªan que les quedara con la misma apariencia apetecible y con los gre?ados, las t¨ªpicas hendiduras de las barras. El resultado lo expusieron en un evento del colectivo art¨ªstico La M¨¢s Bella en el Teatro Pradillo. ?Y qu¨¦ quer¨ªan transmitir? Eva y Alberto creen que la acci¨®n ten¨ªa una lectura libre, aunque el mensaje podr¨ªa ser algo as¨ª: "Somos hijos de la burbuja inmobiliaria y ahora nos estamos comiendo esos ladrillos". Glups. Afortunadamente, en San Onofre no hay pan de mentira, sino artesanal, al igual que los dulces, desde filloas hasta turr¨®n.
06 Bombillas cardiacas
A un paso est¨¢ Fuencarral, v¨ªa que hay que cruzar para llegar a su ¨²ltimo lugar favorito de la zona. En 2002 colocaron a lo largo de toda la calle a cien parejas comi¨¦ndose a besos, esparcidas de tal forma que no fuera tan obvio como un r¨¦cord Guinness ni pasara desapercibido. Llegamos a Oliva (Hortaleza, 64), su tienda de iluminaci¨®n favorita, a la que acuden para ambientar sus acciones y fiestas privadas. "Puedes amueblar una casa solo con luz, puedes ligar con la luz id¨®nea, la luz te puede llegar a deprimir...". Les vuelven locos las bombillas rojas "porque son festivas, hacen a la gente m¨¢s guapa, tamizan la piel y alteran el pulso cardiaco". No faltan en ninguno de sus saraos.
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