Dando el biber¨®n a un 'beb¨¦' elefante
Emociones animales en Sri Lanka, de los paquidermos de Pinnawela al leopardo salvaje de Yala
Son las dos de la tarde y en la manada de elefantes se percibe la excitaci¨®n expresada a trav¨¦s del aleteo de sus orejas y el ocasional disonante trompeteo. Alentados por los cuidadores, la imponente manada de 72 de elefantes -el mayor grupo de elefantes en cautividad del mundo- camina, como si fuera un ej¨¦rcito a paso ligero, por las desvencijadas instalaciones del orfanato de elefantes de Pinnawela, en Sri Lanka. Las excursiones de ni?os vestidos con sus uniformes escolares (herencia colonial brit¨¢nica) se ponen a resguardo detr¨¢s de la valla, hecha de palos, para ver el desfile, mientras que los paquidermos m¨¢s sociables meten la trompa en busca de una pieza de fruta. Repetida cada d¨ªa, esta marcha es el inicio del ritual del ba?o en el que los elefantes se dirigen hasta el r¨ªo, a medio kil¨®metro de distancia, donde por unas horas combatir¨¢n el pegajoso calor con un refrescante ba?o.
Pinnawela es el primer orfanato de elefantes creado en el mundo, y su popularidad entre turistas y locales se debe tanto al contacto cercano con los animales ?aqu¨ª es posible vivir la irresistible experiencia de dar el biber¨®n a alguno de los peque?os elefantes hu¨¦rfanos? como a su emplazamiento, a 90 kil¨®metros de la capital, Colombo. Peque?os hu¨¦rfanos, venerables ancianos, v¨ªctimas de maltrato y animales heridos (algunos de ellos, mutilados por las minas, legado del conflicto que engull¨® al pa¨ªs durante 26 sangrientos a?os) son los habitantes de este hogar de acogida de Pinnawela, el lugar m¨¢s amable para entrar en contacto con la fauna local.
Sin embargo, no es ni mucho menos el ¨²nico, pues esta isla alberga, a pesar de su peque?o tama?o -menor que Irlanda-, una de las mayores biodiversidades del planeta. Mam¨ªferos, reptiles, anfibios, aves y peces protegidos en nueve parques nacionales, un santuario marino y siete santuarios de aves esparcidos por todo el pa¨ªs. Cientos de especies, muchas de ellas end¨¦micas.
Sin embargo, y a pesar de los importantes esfuerzos de conservaci¨®n a trav¨¦s de la creaci¨®n de espacios protegidos, 43 de las especies con las que cuenta el pa¨ªs est¨¢n en la lista negra de animales en peligro de extinci¨®n, entre ellas el leopardo y el propio elefante aut¨®ctono de Sri Lanka, el mismo que chapotea en Pinnawela ajeno a su incierto futuro.
Cualquier otro pa¨ªs con una riqueza y una variedad ecol¨®gica tan enormes ser¨ªa destino imprescindible para los amantes de la naturaleza. En la costa sur es posible ver a los dos mam¨ªferos m¨¢s grandes de la Tierra en el mismo d¨ªa, elefantes salvajes en el parque de Udawalawe y ballenas azules en la costa de Mirissa. Pero los tesoros culturales de la isla, con Anuradhapura, antigua capital de Sri Lanka y hoy ciudad sagrada budista; el monasterio excavado en la roca de Dambulla, la majestuosidad de Polonnaruwa y la exquisitez de Kandy, junto con la oferta hedonista de sus playas, ba?adas por el oc¨¦ano ?ndico, hacen que Sri Lanka sea m¨¢s conocida por esos atractivos que por su oferta ecol¨®gica. Una oferta abrumadora que lo es a¨²n m¨¢s si a?adimos a la ecuaci¨®n su diversidad topogr¨¢fica, clim¨¢tica y natural, m¨¢s propia de un continente que de una isla.
Para aquellos que se animen a explorarla, la recompensa viene dada en forma de serenidad. Inmensos espacios naturales, pr¨¢cticamente vac¨ªos, y parques donde es a¨²n posible hacer una expedici¨®n sin verse envuelto en atascos de jeeps. Incluso en el m¨¢s popular de los parques, la reserva salvaje de Yala, conocida por tener una de las mayores densidades de leopardos del mundo, se respira un aire de calma acorde con el entorno. Son las seis de la ma?ana y, en lugar de una parrilla de salida de todoterrenos, tan solo cuatro veh¨ªculos con diez personas cada uno parten del ¨²nico lodge dentro de la reserva (Yala Yala Village). Juntos durante unos minutos, los cuatro se dispersan tomando rutas diferentes por los 141 kil¨®metros cuadrados visitables del parque (la extensi¨®n total es de 979 kil¨®metros cuadrados). Un delicioso amanecer que yo me pierdo, pues desvelado primero por los b¨²falos, que por la noche deambulan entre las caba?as, y alentado despu¨¦s por la posibilidad (incumplida) de ver elefantes vagando por la playa de Yala, colindante al lodge, no me levanto a tiempo. Una hora m¨¢s tarde que el resto del grupo me uno al safari en un quinto veh¨ªculo junto con tres cingaleses tan impuntuales como yo. El gu¨ªa conduce con pericia el veh¨ªculo abierto por las pistas de tierra con un ojo en el camino y el otro en la maleza, donde el chasquido de ramas rotas nos alerta de la presencia de una elefanta que, con movimientos r¨ªtmicos, se rasca el trasero hasta que el infortunado arbolillo cede a la presi¨®n de cinco toneladas de picor. Unos metros m¨¢s lejos, manadas de b¨²falos pastan con sus patas medio sumergidas en uno de los varios humedales del parque. Detr¨¢s de ellos, encaramado a una roca, un pavo real posa con su abanico desplegado, listo para la foto.
El rey de la jungla
El n¨²mero de animales a la vista es directamente proporcional al calor, y tres horas y media m¨¢s tarde, con el sol arreciando, es hora de abandonar el parque. De pronto, el conductor frena en seco y se?ala hacia la izquierda. Con paso lento, un leopardo se acerca a la pista de tierra y se detiene en ella unos diez metros delante de nuestro veh¨ªculo. El rey de la jungla cingalesa y la estrella de los safaris en Sri Lanka ha hecho su aparici¨®n. Durante varios minutos se detiene oteando el horizonte, ajeno a nuestra presencia. Cuando escucha en la distancia el rumor del motor de los otros veh¨ªculos que se aproximan apresuradamente, su majestad se pierde entre la maleza sin darles oportunidad de verlo. La decepci¨®n en los rostros de los turistas contrasta con la sonrisa c¨®mplice de mis compa?eros cingaleses de jeep, conscientes de nuestra buena fortuna. Dicen que al que madruga, Dios le ayuda, pero en Sri Lanka, por lo visto, Buda prefiere a los perezosos.
Gu¨ªa
Cu¨¢ndo y c¨®mo ir
? La mejor ¨¦poca es durante la estaci¨®n seca (de noviembre a abril en la costa suroeste y de mayo a septiembre en la costa sureste).
? No hay vuelos directos desde Espa?a. Emirates (www.emirates.com) y Qatar Airways (www.qatarairways.com), con escalas en Dub¨¢i y Catar, ofrecen los precios m¨¢s competitivos. Ida y vuelta entre Madrid y Colombo con Emirates, por ejemplo, sale desde 673 euros.
Informaci¨®n
? Turismo de Sri Lanka (www.srilanka.travel y www.visitsrilanka.net).
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