Gorditas de migajas
Casonas barrocas con leyendas, la chispa de la independencia de M¨¦xico y una actividad cultural que ya quisieran muchas grandes ciudades. Quer¨¦taro huele a mantecado y delicias gastron¨®micas
Las enormes autov¨ªas expulsan a los alineados conductores ma?aneros, y Santiago de Quer¨¦taro, o simplemente Quer¨¦taro (alrededor de un mill¨®n de habitantes), se llena entonces de bicis. La irrupci¨®n desde hace unos diez a?os de grandes multinacionales ha conseguido que surja como respuesta un movimiento ecol¨®gico y bicicletero que obliga al gobierno local a proteger a los fans de las dos ruedas. Una tendencia slow, de ritmo lento, muy en l¨ªnea con el car¨¢cter de los queretanos, mexicanos orgullos¨ªsimos de sus ra¨ªces y su centro barroco y en cuadr¨ªcula patrimonio de la Unesco. La industria aeron¨¢utica y la inversi¨®n extranjera la han convertido en una de las ciudades m¨¢s din¨¢micas de Latinoam¨¦rica. Pero los queretanos, a solo 250 kil¨®metros del DF, siguen saliendo de paseo y prefiri¨¦ndose gastar los pesos en gorditas de migajas y paletas frescas.
9.30 Fantasmas en la casona
En las cafeter¨ªas que rodean la plaza de Armas (1), el epicentro de Quer¨¦taro, pueden escucharse diferentes acentos espa?oles y varios idiomas. "La ciudad, que antes era m¨¢s provinciana, ya est¨¢ muy acostumbrada a la gente de fuera", explica Jimena Mart¨ªnez, que ha vivido seis a?os all¨ª. Ambiente cosmopolita que se va difuminando por las callejuelas del Cinco de Mayo y Libertad, repletas de puestos de artesan¨ªa donde comprar las t¨ªpicas mu?ecas de cart¨®n y tela. A sus alrededores surgen impresionantes casonas barrocas y dieciochescas formando l¨ªneas curvas. Son imprescindibles la de la Marquesa (2) (hoy un exclusivo hotel; atenci¨®n a sus paredes de azulejos moriscos), la de Ecala (de fachada noble de piedra), la de la Zacatecana (un museo que representa la ¨¦poca y donde dicen que se aparecen los esp¨ªritus de sus due?os asesinados), la de los Cinco Patios (ideal para un caf¨¦ en su patio) y la del Corregimiento (3) (cuna de las conspiraciones previas a la independencia de M¨¦xico).
12.00 ADN cultural
M¨¢s vale regular la abrumadora historia pasada con alguna exposici¨®n actual en la galer¨ªa Libertad (4) (calle de la Libertad, 56). Aqu¨ª se puede encontrar desde fotograf¨ªa hasta escultura, casi siempre de artistas emergentes. La misma p¨¢tina moderna tiene el Museo de la Ciudad (5) (calle de Guerrero, 27), que m¨¢s bien es un centro omn¨ªvoro donde caben desde los ciclos de cine y los espect¨¢culos de danza hasta los talleres infantiles. Jimena Mart¨ªnez comenta: "Adem¨¢s, los queretanos se echan a la calle para cualquier evento". La urbe lleva el arte en su ADN: las iglesias barrocas, que asaltan a cada paso, sirvieron como campo de experimentaci¨®n. La de San Francisco (6) fue la primera que se construy¨®, en 1540. Siga la ruta religiosa con el huerto de la iglesia de Santa Cruz, donde crecen ¨¢rboles con espinas en forma de cruz, hecho que a todo el mundo le parece de lo m¨¢s normal. El mal cuerpo se pasa un poco en San Felipe Neri (7) (roja y medio neocl¨¢sica, que hace las veces de catedral, aunque en una ciudad con sobredosis de iglesias no es la m¨¢s importante), Santa Rosa de Viterbo (que parece barroca del norte de Italia por su pintura exterior), San Agust¨ªn (cuyo claustro le dejar¨¢ soltar un oh de admiraci¨®n) y Teresitas (tan neocl¨¢sica y racional que parece un Parlamento). Son pocas las veces que no hace sol en la ciudad, as¨ª que haga cola como los queretanos en la Paleter¨ªa La Colonial (8) (calle del Doctor Lucio, 31) para comprar paletas (polos) elaborados de forma artesanal. Sabores desde el mango hasta las fresas con nata. La tendera espera pacientemente: "No se preocupe. S¨¦ que cuesta mucho decidirse".
14.30 El secreto de Chucho El Roto
Un buen lugar para saborearlo es el jard¨ªn Zenea (9), entre las sombras de los ¨¢rboles y alg¨²n grupo de mariachis. Puede que haya todav¨ªa m¨¢s animaci¨®n y m¨²sica en la plaza de la Constituci¨®n o en la de la Corregidora, dedicada a do?a Josefa Ortiz de Dom¨ªnguez, instigadora de la revoluci¨®n que dio lugar a la independencia de M¨¦xico. "La llegada de las grandes empresas y de personas de fuera de M¨¦xico no ha matado la espontaneidad de los queretanos", comenta la treinta?era Sandra Caballero, trabajadora de una sucursal bancaria. "La econom¨ªa crece y se construyen m¨¢s y m¨¢s casas, pero esto sigue siendo como un pueblo". Se comprueba m¨¢s que nunca en el restaurante del mercado de la Cruz (10), donde pedir antojitos como las gorditas de migajas (rellenas con carne de cerdo), las enchiladas queretanas (con queso fresco o pollo), la barbacoa de borrego y el guajolote (pavo). M¨¢s refinado es el mes¨®n de Chucho El Roto (11) (calle de Pasteur Sur, 16), con una terraza abarrotada de gente. Mientras canta el grupo de mariachis Nueva Era (una experiencia que a los espa?oles les suena muy de guiri), la cocinera, Pati Gonz¨¢lez, explica su filosof¨ªa: "Tenemos platillos mexicanos y t¨ªpicamente queretanos, pero con un toque diferente", apunta sin querer decir los ingredientes secretos de sus famosas recetas. "Lo m¨¢s pedido son las enchiladas, gorditas, la cochinita pibil y los chapulines, que son unos insectos".
16.30 Una dulcer¨ªa diminuta
Para un caf¨¦ no hay mejor sitio que La Mariposa (12) (calle de ?ngela Peralta, 7), piensan muchos queretanos. Caf¨¦, mantecado (nieve de leche con fruta), duraznos prensados o jericayas (especie de natillas). Esta dulcer¨ªa es diminuta, se sentir¨¢ como en una casa de mu?ecas y se relamer¨¢. La tarde huele a naturaleza. Se empieza en la Alameda de Miguel Hidalgo (13) un parque decimon¨®nico, y luego se tira al Cerro del Sangremal (14). Bajando est¨¢ el acueducto, del siglo XVIII. La gigantesca estatua del presidente mexicano Benito Ju¨¢rez asusta en el Cerro de las Campanas (15), emblema verde en la capital de un Estado donde se encuentra la reserva de la biosfera de Sierra Gorda, el ¨¢rea protegida con m¨¢s biodiversidad del pa¨ªs.
20.00 'Chelas' en la azotea
La noche se echa encima y las calles siguen llenas, aunque no hasta muy tarde. La ciudad es segura: algunos dicen que porque los narcos tienen aqu¨ª a muchas de sus familias y otros porque es segura de por s¨ª. Revise la programaci¨®n del auditorio Josefa Ortiz de Dom¨ªnguez (16) y el teatro de La Rep¨²blica (17), donde por primera vez en 1854 se interpret¨® el himno nacional y donde en 1917 se promulg¨® la Constituci¨®n mexicana. Tambi¨¦n puede ir a desternillarse al Corral de Comedias (18) y a por ensaladas o bocadillos en La Biznaga (19) (Guti¨¦rrez N¨¢jera, 17), totalmente kitsch. La Casona de los Cinco Patios (20) (Andador Cinco de Mayo) dispone de una oferta para no salir en horas: cena creativa en San Miguelito, botana (picoteo) en La Antojer¨ªa y m¨²sica de entre los cincuenta y los ochenta en La Viejoteca, decorada como una farmacia antigua. Siempre hay conciertos de jazz, indie rock o sesiones de dj en La Encrucijada (21) (avenida de la Universidad, 67) y Zeppelin (22) (Independencia, 186), con una azotea para sentirse libre con una chela (cerveza) en la mano.
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