Turismo de futuro

Astei, en euskera, es lugar de robles, robledal. Por eso Mertxe Begiristain tuvo que enfatizar con ese nombre silvestre su proyecto de turismo rural, Ea Astei, no por casualidad dependiente del negocio de la madera. Su marido, Peio Gorro?o, es gerente de la firma Egoin, l¨ªder de la construcci¨®n en panelados biodegradables, ign¨ªfugos y energ¨¦ticamente eficientes. La casa madre es una construcci¨®n del siglo XV, donde hoy vive el matrimonio, y otras tres viviendas r¨²sticas, de nombre Etxeaundi, Sabai y Garaixe.

Pero el talento invertido en la f¨¢brica de Egoin les dio a ambos la clave de lo que ser¨¢ el turismo rural en el siglo XXI: el proyecto Casa Vita. Un espacio que a¨²na naturaleza, bajo consumo energ¨¦tico y arquitectura modular y sostenible. Para calentar el agua se ha tramado la cubierta plana con 49 paneles solares. Una sonda geot¨¦rmica aporta el primer tramo de rendimiento calor¨ªfico. Y un pozo canadiense con m¨¢s de 50 metros de profundidad atempera la entrada de aire a la casa en torno a los 17-19 grados cent¨ªgrados, ya baje de cero fuera o suba la temperatura por encima de los 40 grados. Y sin embargo, la verdadera innovaci¨®n tecnol¨®gica radica en lo invisible: la estanqueidad constructiva, el nivel 0,43 de hermetismo en toda la vivienda, acreedora a las etiquetas suiza Minergie y alemana Passivhaus. El estudio arquitect¨®nico de I?aki Aspiazu ha tenido tambi¨¦n su m¨¦rito en el proyecto y homologaci¨®n de Casa Vita.

Y este dechado de I+D+i se encuentra a disposici¨®n de cualquier grupo dispuesto a pagar 500 euros la noche por disfrutar de tres habitaciones amplias, c¨®modas y abrigadas tambi¨¦n en su est¨¦tica.