Arte para no olvidar un ataque a¨¦reo

El 27 de junio de 1980, un DC9 de la compa?¨ªa Itavia despeg¨® de Bolonia rumbo a Palermo. Jam¨¢s alcanz¨® su destino, porque precipit¨® en el mar de la isla siciliana de Ustica, con sus 81 pasajeros, entre ellos 13 ni?os y cuatro miembros de la tripulaci¨®n. Las autoridades intentaron explicar el desastre con un fallo t¨¦cnico o una bomba. Solo en 1999 la justicia aval¨® lo que investigaciones period¨ªsticas y sentido com¨²n iban diciendo: el avi¨®n fue abatido por un misil durante una operaci¨®n militar. La hip¨®tesis es que cazas franceses abatieron el DC9 por error, pensando que se tratase del de Gadafi, que aquella noche cruzaba el espacio a¨¦reo italiano. Es una reconstrucci¨®n no oficial, no confirmada por ninguna sentencia. Tras a?os de investigaciones silenciadas, lentas y desviadas, no hay una palabra cierta sobre qui¨¦n y por qu¨¦ provoc¨® el desastre.

Los fragmentos del DC9 fueron recuperados a cuatro mil metros de profundidad para ser examinados. En 2007, volvieron a casa, all¨ª donde todo empez¨®, en Bolonia. Una etapa poco frecuente pero imprescindible en la ciudad es el Museo que rinde homenaje a esta c¨¢scara hecha a?icos, que descansa en una nave donde anta?o se arreglaban las locomotoras, testimonio herido de la justicia parcial y reticente que caracteriza gran parte de la reciente historia italiana.

Es un lugar ¨²nico, suspendido en una penumbra conmovedora, excelente ejemplo de c¨®mo el Arte puede tutelar la memoria y transformarla en algo vivo. As¨ª lo quiso la obstinada asociaci¨®n de familiares, presidida por Daria Bonfietti -quien perdi¨® a su hermano- que sigue pidiendo verdad y justicia para sus seres queridos. Alrededor del esqueleto blanco y rojo, el prestigioso artista franc¨¦s Christian Boltanski ha situado 81 espejos negros: acerc¨¢ndose, la mirada se hunde y el o¨ªdo capta un coro de susurros, como fuesen los pensamientos de los que emprendieron aquel vuelo. Mientras, suspendidas encima de los restos, 81 bombillas parpadean sin apagarse nunca. Visitar este museo es una experiencia f¨ªsica, potente. No es un memorial cualquiera. Es un lugar que habla.

El Museo de la Memoria de Ustica (via del Saliceto 3/22) permanece abierto, hasta principios de septiembre, de mi¨¦rcoles a domingo de 18 a 22 horas; el resto del a?o, de viernes a domingo, de 10 horas a 18 horas.La entrada es gratuita. En verano, a partir del aniversario hasta el 10 de agosto, el espacio exterior a la nave se anima con espect¨¢culos de teatro y conciertos (por ejemplo el 15 de julio tocar¨¢ Patti Smith).

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