Una cerveza en el cielo del Mar del Plata

Si uno padece v¨¦rtigo, es mejor mantenerse lejos de las ventanas. En el bar Las Nubes, en la ciudad bonaerense de Mar del Plata, en Argentina, se puede tomar una ca?a a 130 metros por encima del nivel del mar; en uno de los bares m¨¢s altos del mundo. Asomarse a una de las ventanas es una experiencia fascinante. Puede verse la mitad de la ciudad por uno de los lados y completar el mapa mirando por el otro. Las sinuosas curvas que forma el mar sobre la playa enmarcan el salpicado de luces de toda la ciudad. A esa altura y de noche, parecen estrellas. De d¨ªa, y con una presi¨®n atmosf¨¦rica baja, se pueden literalmente ver pasar las nubes.

El bar est¨¢ ubicado en el piso 29 ¡ªel ¨²ltimo¡ª del edificio del hotel Torres de Manantiales, en el residencial barrio Los Troncos, en la ciudad argentina con mayor cantidad de turistas despu¨¦s de Buenos Aires. La poblaci¨®n estable de Mar del Plata es de casi 617.000 pero cada vez que llega el verano, desde diciembre y hasta principios de marzo, se produce una suerte de explosi¨®n demogr¨¢fica; ese n¨²mero se triplica y aparece gente hasta debajo de las piedras. No es el mar lo ¨²nico que los argentinos buscan. Est¨¢ repleto de actividades culturales y deportivas y la ciudad es sencillamente hermosa. Por eso, lugares como Las Nubes tienen ¨¦xito. Incluso a pesar de la ochentona decoraci¨®n. Sobran los espejos, las terminaciones curvas, la moqueta rosa esponjosa y las enormes cortinas. Muchos de los visitantes coinciden en que si no fuese por la vista, no habr¨ªa motivo para ir. Y, encima, los precios no ayudan. Una ca?a vale unos 4,50 euros y un trago puede llegar costar entre 5 y 7 euros.

Una pareja que est¨¢ sentada en un sof¨¢ junto a la ventana parece sacarle provecho a cada c¨¦ntimo. Unos besos t¨ªmidos y las risas nerviosas indican que est¨¢n en plena etapa de conquista. Ambos superan los 35 a?os. ?l tal vez m¨¢s. La mesera, engalanada con un vestido azul cerrado luce como una enfermera moderna o como una azafata antigua. Les trae un vino espumante en un balde plateado, lleno de hielo. La m¨²sica disco irrumpe y no permite o¨ªr el di¨¢logo. En la otra punta del sal¨®n ha comenzado un show. La atenci¨®n se dispersa. Las bailarinas llevan puesto un mono plateado y brillante, una peluca afro y unas gafas con luces de colores. Despu¨¦s de unos cuantos pasos coordinados, la pareja retoma el hilo de su historia. Brindan, sonr¨ªen y se giran hacia la ventana. La torre del tanque de agua de la ciudad est¨¢ iluminada en morado y verde: luce como el castillo de una princesa ¨¢rabe. Ellos est¨¢n a 130 metros de altura y a un cent¨ªmetro del beso. La hermosa vista est¨¢ a punto de hacerlo todo y no les pedir¨¢ propina. Ya est¨¢. Ella recuesta su cabeza sobre el hombro de ¨¦l y ¨¦l la busca para besarla. Nunca antes hab¨ªan sentido tanto v¨¦rtigo.

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