Elecciones en Pompeya
Un paseo por la V¨ªa de la Abundancia de la ciudad arrasada por el Vesubio. Fuentes, termas, tabernas y casas con carteles electorales del siglo I
Lleva este nombre por la fuente p¨²blica colocada a su inicio, sobre la cual est¨¢ esculpida en relieve la Concordia Augustea que soporta el cuerno de la abundancia. En los cruces de los caminos eran habituales las fuentes. Por esta zona la mayor¨ªa son de piedra de lava. Muy pocas como ¨¦sta de caliza tan blanca. Abro el grifo y me mojo las manos y el rostro, como tantos debieron hacer habitualmente. Hasta 43 fuentes p¨²blicas se conocen en Pompeya. El acueducto llevaba el agua a la ciudad y, ya en la ¨¦poca de Augusto, hab¨ªa agua corriente en las casas. La V¨ªa de la abundancia va desde el Foro hasta la puerta del Sarno. Iba, porque ahora en su parte final est¨¢ cortada. Al inicio se encuentran las Termas Estabianas. Luego la Casa del citarista. Se debe este nombre a una estatua de Apolo en bronce portando una c¨ªtara. Es muy grande y llaman la atenci¨®n las pintadas electorales (que hay en casi todas las fachadas de las casas) promovidas por la familia Popidii probablemente propietaria de la misma. La Casa del Citarista es ahora un gran dep¨®sito de todas las ¨¢nforas de la ciudad.
Siguiendo el curso de la v¨ªa pasamos por la lavander¨ªa-tintorer¨ªa de Stephanus; el thermopolium (un bar), donde en un hueco del mostrador se encontraron cientos de monedas; y la fonda de Asellina asediada de publicidades electorales. La tabernera y sus alegres camareras Zmyrina, Ismurna y Aegle recomendaban el voto para unos candidatos. En los muros de las casas en las que se permit¨ªa esta promoci¨®n pol¨ªtica, se blanqueaban primero de cal por los dealbator y luego, generalmente por la noche bajo las linternas de aceite, los scriptores pintaban los nombres y las recomendaciones. Los Programmata, es decir, los carteles, no estaban firmados por los candidatos sino por sus electores. Durante los d¨ªas de las elecciones, el candidato se paseaba por la ciudad acompa?ado de un Nomenclator, un esclavo que susurraba al patr¨®n el nombre de las personas con quienes se iba encontrando y que se acercaban a saludarlo. Dif¨ªcil oficio el de este esclavo, conocer a todas las familias y personas de la ciudad. Durante el a?o deb¨ªa de estar liberado para aprender los nombres y los oficios de cada uno de estos posibles votantes. Los hombres, no las mujeres, con derecho a voto, escrib¨ªan el nombre del favorito en una tablilla encerada que introduc¨ªan en una urna. Hasta dos mil quinientos carteles electorales hay en Pompeya, varios suscritos por mujeres.
Calle abajo pasamos por la Casa del efebo, tambi¨¦n el nombre debido a una estatua de bronce, y la panader¨ªa de Sotericus. Ten¨ªa un horno, dep¨®sito para el grano, un dormitorio para los trabajadores y cuatro muelas accionadas por burros. En Pompeya se han localizado m¨¢s de treinta panader¨ªas y doscientos restaurantes. El famoso retrato de un joven matrimonio, ella de cejas pobladas sosteniendo el stilum con una mano y, con la otra, una tablilla encerada; ¨¦l togado, de rasgos poco delicados, con barba mal cuidada y cabellos rizados, sosteniendo en su mano derecha un rollo de papiro; no son los de dos arist¨®cratas ¨Cas¨ª como pretend¨ªan pasar- sino los rostros del panadero Terentius Neo y su joven esposa. Ya por aquellas fechas el saber leer y escribir era un signo de distinci¨®n. ?Lo sabr¨ªan hacer ellos? Sea como fuere sus rostros me embelesan cada vez que los observo en el Museo arqueol¨®gico de N¨¢poles.
En el Taller del Garum se confeccionaba esta salsa famosa y fundamental en todas las comidas romanas, hecha a base de pescado. En esta calle tambi¨¦n se encuentran otras casas. El complejo de los ritos m¨¢gicos, la Casa de Octavio Quartio repleta de anuncios electorales, la Casa de Venus y la acomodada Casa de Julia Felice que alquilaba habitaciones, ba?os y dispon¨ªa tambi¨¦n de una parte para tiendas. En los anuncios que hac¨ªa exig¨ªa fianza y responsabilidad, pues aquel lugar no era una casa cualquiera.
En esta calle hab¨ªa otras muchas casas. En Pompeya se tienen localizadas unas ochocientas casas, la mayor parte de ellas a¨²n sin excavar. Por ejemplo en la V¨ªa de la Abundancia hab¨ªa una consulta ginecol¨®gica. Otras casas que visitamos en la V¨ªa de la Abundancia, cerradas al p¨²blico, son la Casa de Julio Polibio, la Casa de los castos amantes y la Casa del larario de Aquiles. La casa de Julio Polibio est¨¢ al lado de la Casa de los castos amantes. Polibio era un edil y candidato a duunviro, es decir, magistrado de la administraci¨®n p¨²blica y juez supremo de la ciudad. Se eleg¨ªan a raz¨®n de dos por a?o. Luego pasaban a formar parte del Senado de la ciudad. Cuando se produjo la erupci¨®n la casa se encontraba en obras, por eso hay ¨¢nforas llenas de cal y objetos de unas estancias acumulados en otras. Tiene una curiosa puerta pintada, un trampantojo, para camuflar una puerta tapiada. Pero la sorpresa con la que nos encontramos no es su vest¨ªbulo peque?o, el atrio que conectaba con las diferentes estancias, el peristilo o el triclinium (el comedor donde los comensales se recostaban sobre los sillones-cama dispuestos a tal efecto) con las magn¨ªficas pinturas sobre las paredes que cuentan la historia de Dirce, sino una gran pantalla de TV, unos potentes altavoces y copias en madera del mobiliario de la casa as¨ª como de la cocina. Un comisario nombrado por Berlusconi lleg¨® a Pompeya para revolucionar su gesti¨®n y, entre las varias ideas peregrinas que tuvo, fue la de reconstruir la vida de esta casa a trav¨¦s de los medios audiovisuales, personajes vestidos de ¨¦poca y el mobiliario que tuvo que ser encargado a ebanistas. Se gast¨® todo el presupuesto en este asunto desatendiendo las excavaciones y el mantenimiento de la ciudad. Por otra parte, el resultado fue nulo pues los visitantes no aumentaron y la casa de Julio Polibio, que est¨¢ cerrada, sufri¨® tambi¨¦n un gran deterioro. Ahora contemplamos las ruinas antiguas con las modernas. Las pinturas al lado de la cocina representan a un larario (una peque?a capilla donde est¨¢n las divinidades protectoras de la casa y de la familia). Es muy llamativa la alargada serpiente que aparece en la parte inferior, La agathodaemon, protectora del hogar y de la fertilidad. La cocina estaba junto a las habitaciones de la servidumbre en un peque?o patio. Se reconstruyeron todos los elementos de la cuberter¨ªa, chimenea, ollas, tr¨ªpodes, etc. que tambi¨¦n ahora est¨¢n abandonados. S¨®lo montar la instalaci¨®n el¨¦ctrica para dar luz y sonido a este lugar cost¨® mucho dinero. El silencio, esencial en este tipo de paseos entre ruinas, quedaba roto por la m¨²sica que ni siquiera era de la ¨¦poca sino muchas veces obtenida de las bandas sonoras de pel¨ªculas de romanos. Cuando llegamos al final del peristilo, donde crec¨ªan ¨¢rboles frutales, nos encontramos con una amplia habitaci¨®n que era el triclinium y otras m¨¢s peque?as destinadas al reposo. En la habitaci¨®n central hay pinturas de tema mitol¨®gico en las que intervienen Apolo, Dafne, Hermafrodito y Eros. En el triclinium los sillones y camas reproducidos tienen encima de ellos, todav¨ªa, los colchones blancos cubiertos ahora de polvo. Hay adem¨¢s otras dos grandes mesas (tambi¨¦n reproducciones) donde se apoyaban los manjares. Todos estos artilugios in¨²tiles y carentes del m¨¢s m¨ªnimo valor ocupan un espacio que le roban a lo verdaderamente importante de esta estancia, las pinturas que hacen referencia a la historia de Dirce.
En el triclinium, que no se hab¨ªa acabado de decorar, se encontraron amontonados, la casa estaba en obras, muchos objetos de bronce de gran valor, vajilla, una cr¨¢tera, una estatua de Apolo. Al salir se cierra la casa con llave y nos asomamos a la vecina Casa de los castos amantes, denominada as¨ª por la pintura all¨ª descubierta. Una pareja bes¨¢ndose castamente. Esta casa est¨¢ llena de andamios pues se est¨¢n llevando a cabo importantes excavaciones. Cuando se produjo la erupci¨®n, en una de las habitaciones se estaba procediendo a su decoraci¨®n por lo que en ella aparecieron todos los ¨²tiles pict¨®ricos con los que se estaba trabajando. Los arque¨®logos nos dicen que era una casa importante y est¨¢n convencidos de que a¨²n aparecer¨¢n cosas interesantes.
C¨®mo llegar
Informaci¨®n
El sitio arqueol¨®gico de la ciudad de Pompeya se encuentra a 25 kil¨®metros al sur de N¨¢poles.
Turismo de Pompeya: (www.pompeiturismo.it). Reserva y venta de entradas para visitar las excavaciones: 0039 081 857 53 48. Precio: 11 euros (entrada combinada de Pompeya, Herculano, Oplontis, Stabia, Antiquarium de Boscoreale, 20 euros, v¨¢lido durante tres d¨ªas). Horario: del 1 de noviembre al 31 de marzo, todos los d¨ªas de 8.30 a 17.00 (¨²ltima entrada a las 15.30).
Regresando por la V¨ªa de la Abundancia hacia el foro nos paramos en la Casa del larario de Aquiles. Toma nombre del friso con figuras en parte en relieve y en parte pintadas sobre fondo azul que ilustran los ¨²ltimos episodios de la guerra de Troya. En la primera escena Pr¨ªamo, H¨¦cuba la reina y esposa de Pr¨ªamo, y Astianacte, el nieto de ambos e hijo de H¨¦ctor y Andr¨®maca, llaman a H¨¦ctor desde lo alto de la puerta de la ciudad sitiada. En la segunda escena las diosas Hera y Afrodita presencian el duelo entre Aquiles y H¨¦ctor. El cad¨¢ver de este ¨²ltimo es arrastrado por el caballo de Aquiles. En la tercera escena un esclavo troyano lleva a Aquiles un vaso como s¨ªmbolo del rescate para ser recuperado el cuerpo del h¨¦roe. En la cuarta y ¨²ltima escena H¨¦ctor es transportado por Pr¨ªamo sobre un carro. La Il¨ªada era grandiosa porque toda vida es un combate; la Odisea porque toda vida es un viaje; y el Libro de Job porque toda vida es un enigma. Ante estas pinturas inesperadas que me encuentro casualmente al entrar en esta casa, siento mi combate, mi viaje y mi enigma.
?C¨¦sar Antonio Molina, ex ministro de Cultura, es el director de La Casa del Lector.
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