La gran manzana se enamora del peat¨®n
Al High Line, parque sobre una estructura ferroviaria, se une un carril para ciclistas que recorre la zona oeste de Manhattan. La ciudad se humaniza
Todos hemos paseado por Nueva York antes de aterrizar en la ciudad. Es una sensaci¨®n inequ¨ªvoca que se apodera irremediablemente de cada turista que llega por primera vez a esta urbe: el cine y la televisi¨®n llevan d¨¦cadas invit¨¢ndonos a caminar frente a los escaparates de la Quinta Avenida, a maravillarnos frente al Empire State, a sacarnos fotos frente a la Estatua de la Libertad, a cruzar el puente de Brooklyn, a viajar en sus taxis amarillos, a so?ar con sus artistas famosos y sus millonarios exc¨¦ntricos, a estremecernos con sus homeless¡ Todos vivimos tambi¨¦n el horror de ver en directo c¨®mo se desplomaban las Torres Gemelas y con ellas esa imagen de ciudad indestructible que la maquinaria medi¨¢tica y pol¨ªtica estadounidense se hab¨ªa encargado de implantar en el imaginario colectivo de todo el planeta.
Si Manhattan es la ciudad-escaparate de la cultura del siglo XXI, Brooklyn es su ombligo creativo incontestable, al que se est¨¢ uniendo Queens, que junto a Staten Island y el Bronx son los dormitorios multiculturales donde residen los millones de inmigrantes y trabajadores an¨®nimos que hacen funcionar el engranaje. Hasta hace apenas una d¨¦cada, eran pocos los turistas que se aventuraban a salir de la isla de Manhattan. Ni siquiera sus habitantes lo hac¨ªan. ¡°Es como salir al extranjero¡±, dec¨ªan las infames protagonistas de una popular serie de televisi¨®n. Hoy en cambio no puede entenderse Nueva York sin el impulso creativo de los nuevos barrios de Brooklyn hacia los que la gentrificaci¨®n (aburguesamiento de un barrio) de Manhattan ha empujado a sus habitantes m¨¢s j¨®venes, pero tambi¨¦n a su clase media, cada vez m¨¢s mermada por los efectos de una crisis econ¨®mica que pese a lo que dicen los grandes n¨²meros hace mella en Estados Unidos.
Para ir de compras
Tecnolog¨ªa
? B&H (Bhphotovideo.com. 420 9th Ave). La mayor selecci¨®n de c¨¢maras de v¨ªdeo y fotograf¨ªa de la ciudad.
? Adorama (42West 18th St. 1212 741 00 52. www.adorama.com). Otra de las tiendas clave de fotograf¨ªa de la ciudad. ? Apple Store (103 Prince St. 1212 226 31 26). La tienda favorita de los adictos a la empresa de Steve Jobs.
Discos
? Other Music (15E 4th Street; www.othermusic.com). Es la casa no oficial de la m¨²sica independiente en Manhattan, y adem¨¢s venden entradas.
? Good Records NYC (218 E 5th St.; www.goodrecordsnyc.com). Tienda solo de vinilos centrada en peque?as joyas.
Ropa
? Beacon's Closet (88N 11th St. Williamsburg, Brooklyn). Hay toneladas de ropa. Casi todo es vintage.
? Stock Vintage (143E 13th st; 1212 505 25 05). Vintage solo para hombres. Ya solo por eso se merece una visita.
? Bergdorf Goodman (754 Quinta Avenida; 1212 753 73 00; www.bergdorfgoodman). Nueve pisos dedicados a las firmas de primera categor¨ªa.
? The Rivington Club (158 Rivington St.; www.rivingtonclub.com). Nueva York siempre ha sido la patria de los sneakers, pero en esta tienda el atractivo es que todas las zapatillas de deporte son de edici¨®n limitada.
? Brooklyn Flea (176 Lafayette Ave, Brooklyn. www.brooklynflea.com). Abierto entre abril y diciembre, es hoy el 'mercado de las pulgas' m¨¢s grande de Nueva York.
? The Market NYC (268 Mulberry St.; www.themarketnyc.com). Una treintena de dise?adores j¨®venes se dan cita aqu¨ª los fines de semana. Ropa y accesorios.
? Century 21 (22 Cortland St., esquina con Church St.; 1212 227 9092). Los adictos a las compras podr¨ªan pasar d¨ªas paseando en este outlet al que ahora le ha salido un hermano junto al Lincoln Center. Las rebajas pueden alcanzar el 75% del precio original.
El Nueva York del siglo XXI es una ciudad mucho m¨¢s amable que aquella urbe de extremos que recorrimos montados en el taxi que conduc¨ªa Robert de Niro en Taxi Driver. Al menos en Manhattan. La violencia que imperaba en la isla en los a?os setenta y ochenta ha dejado paso a una ciudad muy similar a un pac¨ªfico centro comercial abierto 24 horas al d¨ªa que si bien ha expulsado de sus casas a los m¨¢s d¨¦biles a trav¨¦s de una pol¨ªtica inmobiliaria despiadada, tambi¨¦n le ha abierto los brazos a sus ciudadanos impulsando la creaci¨®n de grandes espacios p¨²blicos antes inexistentes y que invitan a vivir la ciudad de forma mucho m¨¢s europea. En un pa¨ªs que tras la II Guerra Mundial pr¨¢cticamente destruy¨® su infraestructura ferroviaria para entregarle el poder al coche, ciudades como Nueva York comienzan a rebelarse ante la dictadura del motor, con resultados espectaculares.
Antes el peat¨®n buscaba refugio en parques peque?os como los a¨²n populares Washington Square y Union Square. Ahora es com¨²n que la gente acuda al High Line, un parque de m¨¢s de dos kil¨®metros de largo construido sobre la estructura de una antigua v¨ªa de tren elevado (a unos quince metros de altura) que recorre el oeste de Manhattan entre las calles 14 y 30. Dise?ado por los arquitectos Diller Scofidio + Renfro, la inauguraci¨®n de su primer tramo en 2009 fue aclamada internacionalmente, pero a¨²n m¨¢s importante fue la excelente acogida que tuvo entre los neoyorquinos, que se convirtieron en los privilegiados protagonistas de un parque que serpentea entre edificios, a la altura de un tercer piso, y que ha transformado la visi¨®n del cemento y el asfalto en una celebraci¨®n de los sentidos. A¨²n falta por abrirse un tramo entre las calles 30 y 34, que llevar¨¢ este espacio hipn¨®tico hasta los pies del r¨ªo Hudson.
El High Line es parte del renacer de la orilla oeste de Manhattan (Chelsea y Meatpacking), un ¨¢rea ignorada hasta hace una d¨¦cada por los ciudadanos que no fueran asiduos a la prostituci¨®n (que all¨ª ten¨ªa una de sus capitales locales) y que hoy puede presumir de tener el mayor parque a orillas del agua de Estados Unidos, el Hudson River Park. A finales del siglo XX comenz¨® la construcci¨®n de este pulm¨®n verde que llegar¨¢ a extenderse desde la punta sur de la ciudad hasta la calle 59, convirti¨¦ndose en el segundo parque m¨¢s grande de la ciudad despu¨¦s de Central Park. Impulsado, al igual que el High Line, por asociaciones ciudadanas, desde ¨¦l puede verse una de las mejores puestas de sol de Nueva York, y radicalmente diferente de la que se ve¨ªa hace apenas diez a?os: un peque?o Manhattan de rascacielos de cristal y acero ha tomado por asalto la orilla anta?o pr¨ªstina de Nueva Jersey y hoy aloja los edificios de muchas de las empresas que huyeron de la isla tras los ataques del 11-S.
Pero los rascacielos que hoy desaf¨ªan a Manhattan desde esa otra orilla no han llegado solos. A principios de siglo, en Manhattan, brotaron a los pies del Hudson River Park los primeros edificios de la ciudad firmados por arquitectos-estrella (starchitects): el Nouvel Chelsea de Jean Nouvel, las Perry Street Towers de Richard Meier, el IAC Building de Frank Gehry¡ Y hoy comienza a erigirse la nueva sede del Whitney Museum, dise?ada por Renzo Piano junto al High Line. Pero resulta parad¨®jico pensar que la siempre llamada ciudad de los rascacielos nunca hasta ahora presumi¨® de arquitectos estrella sino de edificios ic¨®nicos cuyos creadores nunca entraron a formar parte de la cultura popular. Con la llegada del siglo XX Nueva York impresion¨® al planeta con sus desaf¨ªos verticales ¡ªel Flatiron Building primero, el Woolworth Building despu¨¦s, el Empire State y el Chrysler en los a?os treinta, las Torres Gemelas en los setenta¡¡ª. Pero el ¨²nico edificio que en Nueva York presum¨ªa de arquitecto era el Museo Guggenheim de Frank Lloyd Wright, una construcci¨®n tan poderosamente moderna que pese al paso del tiempo no envejece. Nadie se preocup¨® nunca de recordar el nombre de los arquitectos que hicieron de Nueva York una ciudad ¨²nica. La historia decidir¨¢ si la moda de los starchitects servir¨¢ para cincelar nombres en el skyline de Nueva York, donde ahora s¨ª se erigen varios edificios con firma c¨¦lebre: la sinuosa Beekman Tower de Frank Gehry (su primer edificio residencial en Manhattan), el geom¨¦trico New York Times Building de Renzo Piano en las cercan¨ªas de Time Square, el fantasioso y a la vez racionalista edificio de la Universidad Cooper Union, del estudio Morphosis, en la calle Bowery, o los cubos blancos y futuristas del New Museum, dise?ado por los japoneses Kazuyo Sejima y Ryue Nishisawa.
51 kil¨®metros pedaleando
La primera d¨¦cada del siglo tambi¨¦n ha llevado la bicicleta hasta Nueva York y el m¨¦rito hay que reconoc¨¦rselo a Michael Bloomberg, el alcalde que pasar¨¢ a la historia por haberle devuelto la ciudad al peat¨®n (y al comercio). Suyo es el proyecto del Manhattan Waterfront Greenway, una v¨ªa verde que cuando est¨¦ completada tendr¨¢ 51 kil¨®metros y rodear¨¢ por entero la isla. En la orilla oeste ya es posible pedalear de norte a sur sin interrupciones.
Pero su mano no se ha limitado a Manhattan. Adem¨¢s de crear espacios para peatones en el coraz¨®n de Times Square y Herald Square, Bloomberg tambi¨¦n ha impulsado el nacimiento de otro pulm¨®n verde en Brooklyn, el Brooklyn Bridge Park, desde el que la visi¨®n de Manhattan supera con creces la que se ten¨ªa en el cercano mirador Brooklyn Promenade. Merece la pena pasar un rato en el Pier 1 (muelle 1) viendo pasar la vida: es uno de los lugares predilectos para tomarse fotos de boda as¨ª que est¨¢ m¨¢s que garantizada una mirada fugaz al mundo del matrimonio americano. Aqu¨ª est¨¢n tambi¨¦n el c¨¦lebre River Caf¨¦ y la Brooklyn Ice Cream Factory, dos instituciones puramente made in Brooklyn.
Gu¨ªa
Informaci¨®n
? Oficina de turismo de Nueva York (www.nycgo.com; 001 212 484 12 22).
? www.nyharborparks.org.
Visitas
? The High Line (www.thehighline.org). Arranca en la calle Gansevoort esquina Washington y termina en la calle 30 junto a la avenida 10. Hay accesos cada tres calles a lo largo de la avenida 10. De 7.00 a 23.00.
? Hudson River Park (www.hudsonriverpark.org). Bordea la autopista West Highway-Avenida 12 desde la calle Harrison hasta la calle 30. Abierto hasta medianoche.
? Central Park (www.centralparknyc.org).
? Whitney Museum (http://whitney.org).
? Guggenheim Museum (www.guggenheim.org).
? Brooklyn Bridge Park (www.brooklynbridgepark.org).
? The River Caf¨¦ (www.rivercafe.com).
? Brooklyn Ice Cream Factory (www.brooklynicecreamfactory.com).
? Nouvel Chelsea (www.nouvelchelsea.com).
? IAC Building (www.iacbuilding.com).
? Governor's island. Se toma el ferry desde el Battery Maritime Building, en 10 South St, junto a la Staten Island Ferry. De 10.00 a 19.00, s¨¢bados y domingos. Gratis.
Del impulso de Bloomberg tambi¨¦n ha nacido una nueva isla, Governor¡¯s Island, un nuevo espacio recreativo (y a¨²n libre de comercios) a cinco minutos en barco desde Battery Park, que anta?o acogi¨® residencias militares y donde los fines de semana se puede pasar el d¨ªa entre ¨¢rboles y grandes explanadas verdes y disfrutar de la cercan¨ªa de la Estatua de la Libertad, que tiene desde esta isla una de sus mejores fotograf¨ªas. Se recomienda alquilar una bicicleta y recorrerla sobre dos ruedas.
Pero si el siglo XX tuvo en Manhattan su epicentro creativo, el XXI es propiedad de Brooklyn. Manhattan sigue siendo el escaparate inequ¨ªvoco en el que todo artista aspira a mostrar sus obras pero la rigidez de sus leyes y los disparatados precios de su suelo han empujado a los artistas al otro lado del East River, un barrio dividido a su vez en m¨²ltiples y diversos universos donde se cocinan las ideas y los proyectos que mantienen viva la llama creativa de la ciudad. En Chelsea, en Manhattan, hay cientos de galer¨ªas de lujo pero si uno aspira a dejarse sorprender tendr¨¢ que pasear por las galer¨ªas de Bushwick, en el Brooklyn profundo. Y si alguien aspira a descubrir a la Patti Smith de 2012 no la encontrar¨¢ en el m¨ªtico CBGB¡¯s, hoy reconvertido en una tienda de vaqueros de lujo, sino en salas de conciertos como Music Hall of Williamsburg, en Williamsburg, o Bell House, en Carroll Gardens.
Nueva York es una exasperada sucesi¨®n de est¨ªmulos constantes, sue?os incompletos, alegr¨ªas fugaces y desenga?os diab¨®licos enmarcados en la mitoman¨ªa que cada persona carga en su maleta. Descubrirla hoy es atreverse a viajar por rincones antes ignorados y estar dispuesto a dejar atr¨¢s los t¨®picos que han marcado a varias generaciones. Apenas quedan resquicios del Manhattan de Woody Allen, de las noches oscuras que inspiraron a Blondie y a los Ramones, de las locuras que hac¨ªa Warhol en The Factory o del esp¨ªritu intr¨¦pido que marc¨® a la generaci¨®n del arte americano de posguerra. Pero Nueva York siempre fue una urbe en transformaci¨®n perpetua y se resiste a perder su encanto. Su capacidad para reinventarse es su mayor virtud. Por eso seguimos escribiendo sobre ella.
La nueva era en cuatro citas
Adem¨¢s de todos los cl¨¢sicos de Nueva York, estas son las citas ineludibles con el nuevo siglo:
01 Zona Cero
Han pasado 11 a?os desde los ataques del 11-S y el vac¨ªo dejado por las Torres Gemelas comienza a tomar forma. Primer punto de inter¨¦s: el Memorial del 11-S, con las emotivas huellas de las torres, convertidas en dos inmensas fuentes-cascada sobre las que reposan los nombres de las v¨ªctimas. Junto a ¨¦l ya ha crecido la Torre de la Libertad, un rascacielos que, pese a su simbolismo, no pasar¨¢ a la historia por su belleza, sino por ser el m¨¢s alto de Estados Unidos (el folletinesco y lamentable proceso de su ejecuci¨®n, indigno de una ciudad como Nueva York, es contado magn¨ªficamente por el cr¨ªtico Martin Filler en el libro La arquitectura moderna y sus creadores). Daniel Libeskind fue apartado del proyecto y ahora lo firma David Childs, del estudio SOM. Junto a esta torre, se alzan ya otras dos ¡ªel WTC 4 y el WTC 7¡ª mientras se va dibujando la estaci¨®n de Santiago Calatrava, un rascacielos de Norman Foster y otro de Kohn Pedersen Fox (y, en barbecho, otro m¨¢s de Richard Rogers).
02 La calle Bowery
Prostitutas, alcoh¨®licos y desheredados de la tierra han dejado paso a una calle en la que hoy bullen los restaurantes chic ¡ªPeels es en estos d¨ªas la estrella¡ª, las boutiques de lujo, las galer¨ªas de arte ¡ªThe Hole marca la pauta con m¨¢s provocaci¨®n que talento, aunque la aut¨¦ntica protagonista de esta calle es Sperone Westwater¡ª, los hoteles selectos ¡ªThe Bowery y The Standard East Village¡ª y, por supuesto, el motor del renacimiento del barrio, el New Museum (www.newmuseum.org) de la arquitecta Kazuyo Sejima y el arquitecto Ryue Nishizawa. No obstante, a¨²n sobreviven las tiendas de accesorios para cocinas industriales y algunos albergues para pobres. Una mezcla explosiva y provocadora.
03 PS1 y Long Island City
El m¨ªtico PS1 (http://momaps1.org) es un museo de arte contempor¨¢neo nacido de forma independiente y hoy propiedad del MOMA. Es uno de los centros de arte que han impulsado el renacer de Long Island City, el barrio de Queens m¨¢s cercano a Manhattan y donde la concentraci¨®n de galer¨ªas de arte se multiplica cada mes. En el interior del PS1 hay una joya imprescindible: Meeting, una instalaci¨®n del mago de la luz James Turrell creada para el museo. Enfrente est¨¢ 5Pointz (www.5ptz.com), una antigua f¨¢brica abandonada convertida en el mayor museo no oficial del grafiti al aire libre del mundo. M¨¢s de 300 murales cubren su exterior, aunque no durar¨¢ mucho: ya hay planes para reconvertirlo en un edificio de apartamentos de lujo. All¨ª cerca tambi¨¦n est¨¢ el Noguchi Museum (www.noguchi.org), para amantes del artista japon¨¦s, y a pocas paradas de metro, la cita ineludible para cin¨¦filos: el Moving Image Museum (www.movingimage.us).
04 Meatpacking District y Chelsea
Es cierto que la High Line (www.thehighline.org) ha sido un regalo para la ciudad. Pero los dos barrios por los que circula han sufrido de forma violenta el efecto gentrificaci¨®n que ha provocado su llegada. La High Line ha acelerado el proceso, provocando una redefinici¨®n inmobiliaria que ha tra¨ªdo edificios de lujo de cristal y acero en detrimento de los tradicionales de ladrillo del ¨¢rea. Entre las calles 20 y 30, entre la avenida 10 y 11, est¨¢n las galer¨ªas m¨¢s lujosas (Gagosian, Mary Boone, The Pace, Matthew Marks). En la calle 14 y alrededores, entre la avenida 9 y la 11, est¨¢n las boutiques para fashionistas. Y para comer, la cita est¨¢ en el Chelsea Market (www.chelseamarket.com; construido en el interior de una antigua f¨¢brica de galletas). Por la noche, Chelsea sigue siendo el templo de peregrinaci¨®n gay de Nueva York.
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