Senderismo oto?al en Madrid
Tres rutas senderistas de poca dificultad para disfrutar de los paisajes oto?ales de la Sierra de Guadarrama
Desde la cabeza de la mujer muerta, a casi 2200 metros de altitud, hasta un vetusto molino hidr¨¢ulico ubicado en las laderas de un profundo cauce entre jarales, romeros y cantuesos, tres propuestas senderistas de escasa dificultad para disfrutar del entorno natural de la sierra de Guadarrama, en Madrid.
01 La mujer dormida
El madrile?o pueblo de Cercedilla, a los pies de Siete Picos, marca el punto de inicio de esta ruta al Pico de la Pinareja, o lo que es lo mismo, la cabeza de la mujer muerta. No hay que alarmarse: la sierra de la Mujer Muerta, enteramente en tierras segovianas, debe su nombre al perfil que dibujan en el horizonte las tres cimas que la integran: una mujer tumbada con los brazos cruzados.
Desde la estaci¨®n de tren de Cercedilla, siempre hacia arriba, pronto alcanzamos el Centro de Interpretaci¨®n de la sierra comarcal y la conocida calzada romana, que en este tramo comparte ruta con la calzada Borb¨®nica (reconocible por unos distintivos circulares de color blanco) y el Camino de Santiago (identificado por unas flechas de color amarillo). Pero cuando estos dos ¨²ltimos buscan directamente el puerto de La Fuenfr¨ªa, la calzada romana traza un itinerario en zigzag (bien se?alizado con planchas de hierro) que realiza un ascenso m¨¢s c¨®modo hasta este collado, tal como lo dise?aron los romanos hace 2000 a?os. Unos gr¨¢ficos paneles explican la construcci¨®n de esta obra de ingenier¨ªa.
Desde la encrucijada de La Fuenfr¨ªa buscamos la monta?a que queda justo a nuestra izquierda, el Cerro Minguete, al que se asciende a trav¨¦s de un pinar hasta la cima. Desde all¨ª, un sendero PR (se?ales de color blanco y amarillo) parte hacia la derecha llaneando hasta la falda de la monta?a vecina, el Mont¨®n de Trigo; un kil¨®metro despu¨¦s, plano pero escabroso, y rodeados de enebros, aparece una zona de trincheras de la guerra civil.
Despu¨¦s de un suave descenso nos acercamos a la ascensi¨®n culminante del recorrido: el pico de la Pinareja (2197 metros), la cabeza de la mujer dormida. Aunque asuste lo que tenemos enfrente, la limpieza del horizonte y un prometedor avistamiento de ¨¢guilas impulsan a coronar la cima. Las vistas arriba no defraudan: de frente observamos la meseta castellana, con Segovia y La Granja de San Ildefonso; a la derecha las cumbres del macizo de Pe?alara y La Bola del Mundo y a la izquierda los embalses y bosques de San Rafael y El Espinar, a trav¨¦s del r¨ªo Moros. En este mirador privilegiado hay que regalarse un prolongado descanso y reponer fuerzas con alg¨²n refrigerio.
Una vez disfrutado el panorama, que incluye la sierra de Gredos al fondo cuando el horizonte est¨¢ especialmente limpio y despejado, el descenso se inicia por el mismo camino de la subida, regresando hasta la falda del Mont¨®n de Trigo. Desde aqu¨ª se puede coronar tambi¨¦n esta cumbre (y recrearnos nuevamente con las vistas desde su cima, 2.161 metros), o continuar descendiendo. Para ello, dejamos el Cerro Minguete a nuestra derecha en el collado hom¨®nimo, y continuamos bajando por la vaguada que forman ambas monta?as. En la base se alcanza una pista forestal que, en paralelo al Camino de Santiago y en unos doscientos metros, conduce de nuevo al Puerto de la Fuenfr¨ªa.
Las opciones para regresar al punto de inicio son diversas; se puede repetir por la Calzada Romana, recorrer la carretera de Los Miradores (hacia la izquierda) o adentrarse en el sendero del Camino Viejo de Segovia (hacia la derecha), claramente identificado con trazos en los pinos de color verde y blanco. La aventura ha llegado a su fin y el caminante percibe ahora los problemas cotidianos con la moral m¨¢s alta.
El itinerario tiene un grado de dificultad media y una duraci¨®n aproximada de seis horas, por lo que est¨¢ recomendado para senderistas con un cierto grado de preparaci¨®n f¨ªsica y equipados con un calzado que se adapte bien a lo escabroso de algunos tramos del recorrido.
02 A los pies de La Cabrera
Las agujas gran¨ªticas de la sierra de La Cabrera custodian la excursi¨®n al Monasterio de San Antonio y Valdemanco, siguiendo un peque?o tramo del sendero de largo recorrido Gr10, que une Lisboa y Valencia, atravesando la sierra de Guadarrama en Madrid.
Desde la plaza del ayuntamiento del pueblo de La Cabrera la ruta comienza buscando, hacia el oeste, una pista cimentada: la calzada del Monasterio de San Antonio. Entre robles, pinos y encinas, durante la subida se recorre la Dehesa de Roblellano y su amplio y diverso matorral, en el que destacan la jara pringosa y el cantueso, la mejorana y el romero. En aproximadamente media hora se alcanza este monasterio rom¨¢nico del siglo XI, que ha vivido a lo largo de su historia diferentes usos (hasta fue prisi¨®n clerical), abandonos y rehabilitaciones. El convento, ubicado a 1.190 metros, en las laderas del Cancho Gordo, se encuentra actualmente restaurado y es visitable (www.conventolacabrera.es).
Durante la subida, plagada de paneles informativos, se pueden seguir los doce monolitos gran¨ªticos de un Via Crucis, y en las cercan¨ªas de la senda tambi¨¦n se pueden observar los restos de una necr¨®polis visigoda, que incluye tumbas antropom¨®rficas.
Dejando atr¨¢s el monasterio, a unos 200 metros tomaremos una bifurcaci¨®n a la derecha que abandona el sendero GR (se?ales con l¨ªneas horizontales de colores blanco y rojo) y se adentra en la monta?a hasta encontrar una meseta, rodeada de enebros y jarales, desde la que se divisa ya el pueblo de Valdemanco. Rodeados por los t¨ªpicos bolos de granito que salpican las laderas de la sierra, alcanzamos media hora m¨¢s tarde la denominada Ca?ada Real, que en 150 metros nos lleva a un ¨¢rea de recreo con una excelente fuente. Desde aqu¨ª se puede escoger entre visitar el pueblo de Valdemanco, conocido por sus canteras de piedra y su monumento al Cantero, o bien iniciar el retorno hacia el monasterio retomando el GR-10, que traza un recorrido m¨¢s suave entre tomillares, romeros y cantuesos, rodeados de un bosque gran¨ªtico.
La duraci¨®n total de la marcha ronda las tres horas y apenas presenta dificultades. Resulta perfecta para una excursi¨®n familiar con ni?os.
03 Los Molinos del r¨ªo Perales
Este recorrido comienza y culmina en la villa de Navalagamilla, hist¨®rico cruce de caminos por el que actualmente una veintena de v¨ªas pecuarias, y que forma parte de la Ruta Imperial de la Comunidad de Madrid, actual recorrido tur¨ªstico que recrea, en parte, otro camino hist¨®rico, que data del siglo XVI: el que transitaba Felipe II en sus traslados desde Madrid al Monasterio de El Escorial.
Desde la ovalada plaza de Espa?a de Navalagamella, su gran¨ªtico arco medieval de media punta y, a unos metros, la iglesia de Nuestra Se?ora de la Estrella (construida al mismo tiempo que El Escorial y tambi¨¦n de estilo herreriano), hay que seguir una ca?ada paralela a la carretera comarcal que se dirige a Valdemorillo. Un kil¨®metro despu¨¦s, entre fincas de ganado equino y vacuno, llegamos a un ¨¢rea de recreo ubicada junto al puente del rio Perales. Desde aqu¨ª, en direcci¨®n oeste, una v¨ªa pecuaria claramente se?alizada asciende por la ladera del r¨ªo. A unos diez minutos encontramos una vivienda (Villa Cruz) que dejamos a la derecha, e inmediatamente alcanzamos un cruce. Seguiremos recto, dejando el ramal de la derecha a trav¨¦s de una senda umbrosa junto al arroyo casi siempre seco del Hondillo, poblado de fresnos y rodeado de enebros.
Despu¨¦s de unos mil metros, giramos 90 grados a la derecha en un cruce para ascender durante unos 900 metros y adentrarnos, a trav¨¦s de encinares excelentemente conservados, en la Zona Especial de Protecci¨®n de Aves de los r¨ªos Cofio y Alberche. Si afinamos el o¨ªdo cabe la posibilidad de escuchar el trino de alguna de las especies que recalan en este h¨¢bitat: ¨¢guila imperial, buitre leonado, urraca, milano, paloma torcaz, el verder¨®n, la abubilla...
Despu¨¦s de caminar unos 30 minutos desde este ¨²ltimo cruce, y tras descender de los encinares, encontramos de nuevo el r¨ªo Perales para contemplar a lo largo de dos kil¨®metros de ca?ones los anunciados molinos. La primera se?al es un puente medieval en ruinas, despu¨¦s hay que bajar hasta una diminuta isla donde se puede hacer un descanso, para continuar por la orilla derecha hasta dar con el primero de ellos.
Varios paneles informativos describen muy claramente c¨®mo funcionaban estos molinos hidr¨¢ulicos, que transformaban cereales en harina. Al segundo molino se llega por las laderas de un profundo cauce entre jarales, romeros, juncos y cantuesos, para seguir despu¨¦s hasta el cruce de Villa Cruz. Desde ah¨ª retomamos el tramo inicial de la ruta para regresar a Navalagamella. Con suerte, al llegar podremos contemplar un horizonte de nubes altas y algodonosas, acompa?adas de una suave brisa, propia de los mejores oto?os de estas comarcas.
La duraci¨®n ha sido aproximadamente de unas tres horas. En ¨¦poca de lluvias conviene tener especial cuidado en los tramos del recorrido junto al r¨ªo, pueden estar bastantes resbaladizos. No obstante, toda la ruta es de f¨¢cil acceso y muy apropiada para cualquier tipo de personas.
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