Un manto de tierra lila
El pueblo de Minaya recoge estos d¨ªas la rosa del azafr¨¢n, un cultivo en v¨ªas de extinci¨®n pero que se paga a precio de oro en Estados Unidos

¡°La rosa siente el clima antes que nosotros¡±, dice Tano, que a las 7.30 de la ma?ana, mirando el cielo, sabe lo que se va a encontrar en la tierra. ¡°Con la lluvia y el fr¨ªo de ayer se retrae. Hoy no va ser el d¨ªa del manto¡±. Al menos en Minaya.
En el d¨ªa del manto el suelo revienta y brotan millones de agujitas de color lila. El rojizo campo manchego se torna violeta, rosa o plateado, seg¨²n c¨®mo d¨¦ la luz. Los ojos de Tono solo aprecian peque?as manchas lilas y muchos brotes verdes. ¡°V¨¢monos al campo de abajo que est¨¢ mejor¡±. La orden va para una cuadrilla de 45 personas que desde el alba se resguardan del fr¨ªo en sus camionetas esperando comenzar la faena.
Hay blancos y negros, mujeres y hombres, j¨®venes y viejos, cristianos y musulmanes, y, pese a al paro, m¨¢s extranjeros que aut¨®ctonos. ¡°Hace unos a?os todos eran extranjeros, y aun as¨ª era dif¨ªcil encontrar personal. Esto es duro¡±, dice Tano. ¡°En mis tiempos recog¨ªamos todos los cr¨ªos del pueblo, ahora los hijos no quiere saber nada¡±.
Cada uno, forrado en ropa impermeable, carga con un capazo. Hay seis grados de temperatura, cielo encapotado pero sin amenaza de lluvia. ¡°Ayer estuvimos todo el d¨ªa recogiendo y cal¨¢ndonos hasta los huesos, pero hab¨ªa m¨¢s flor que hoy¡±, dice Jes¨²s, vecino de Minaya, pero casi nuevo en estos duros menesteres. ¡°Estuve tres a?os poniendo paneles solares, pero se acab¨®. Ahora voy donde sale algo¡±.

Cada miembro de la cuadrilla se coge un hilo del azafranal. Entre las piernas le queda un sembrado y a cada lado de la mano, dos m¨¢s. Pisan en los surcos de en medio. Doblados por la mitad avanzan poco a poco, desbrizando la rosa del hierbajo. ¡°Hoy est¨¢ dif¨ªcil porque ha salido el espartillo y cuesta m¨¢s separar la rosa. Lo bueno es cuando solo crecen las puntas de la flor. Nos cunde m¨¢s el tiempo¡±, explica Jes¨²s, que da m¨¢s cancha al periodista. La cuadrilla va por faena.
Para Tono todos son iguales, no mira razas ni sexos, solo su balanza, donde pesa las libras de flor recogidas por cada uno. A 2,5 euros la libra. ¡°Ayer me saqu¨¦ 17 libras en cuatro horas. No est¨¢ mal. Hoy va a ser peor¡±, dice Esteban, tambi¨¦n nuevo, que va al lado de Jes¨²s. ¡°Veinte a?os en Acciona y a la calle. Ahora, a lo que salta¡±. Y dobla otra vez la cerviz para buscar la flor lila.
Pese al fr¨ªo todos llevan las manos desnudas. La recogida es una labor sufrida, pero tambi¨¦n delicada, para no destruir la flor, y r¨¢pida. ¡°A las once y media habremos acabado. La gente no aguanta m¨¢s de cuatro horas agachado y, adem¨¢s, si hace sol, la flor se abre y entonces el polen amarillo se mezcla con las hebras rojas y el azafr¨¢n pierde calidad¡±.
Tono, Juan Antonio Ortiz S¨¢ez, es el ¨²nico azafranero del pueblo. ¡°En los 80 se cultivaban m¨¢s de 100 hect¨¢reas y ahora las ¨²nicas son las m¨ªas. Me arriendan diez hect¨¢reas, pero solo producen seis, las otras hay que dejarlas descansar¡±. La semilla da flor tres o cuatro a?os, lo que no significa que se quede ah¨ª reposando hasta noviembre que viene. ¡°En mayo hay que desenterrar el bulbo y sembrarlo en otras tierras¡±, explica Tono. ¡±Donde sale la flor ya no se puede plantar lo mismo en siete a?os. El azafr¨¢n se chupa todos los minerales de la tierra¡±.
?Mamadou deja el campo y viene hacia Tono con el capazo medio vac¨ªo.
?-?Pero si no has recogido ni tres libras?
-Es que necesito ayuda. Tengo el coche en el taller y debo pagarles 50 euros y ma?ana es fiesta.
-Pues no tengo aqu¨ª. En el pueblo vemos si lo arreglamos.
Las 45 personas avanzan dobladas en un silencio casi total. Solo Jamil se ameniza el esfuerzo con una peque?a radio. Apenas hay interrupciones. Las ¨²nicas son para mear a un lado de la linde o para estirar el espinazo. A medida que avanza la ma?ana se adelanta menos y se descansa m¨¢s.
Poco a poco van llegando m¨¢s a la camioneta de Tono con su cosecha del d¨ªa. Cada cual busca un saco con su nombre y n¨²mero: Sissoko, 37. Sissoko vuelca el canasto en el saco y Tono lo pesa en la romana: 9 libras. Le sigue Willfredo, 5 libras; Rashid, 11, Mari Carmen, 17, y Jes¨²s, solo cinco, que se mosquea con la chica.
?-Es que t¨² no te levantas, le dice Jes¨²s.
-Pues claro, le contesta Mari Carmen.
Tono lleva la preciada carga hasta el pueblo. En el local social, unas setenta personas aguardan ansiosas la llegada de la cosecha del d¨ªa. Aqu¨ª la mayor¨ªa son de Minaya, jubilados y mujeres. Ya se ha corrido la voz de que no es un gran d¨ªa. Si fuera el del manto pasar¨ªan de doscientas manos.
Sentadas en mesas corridas, con un trozo de gomaespuma en el respaldo de la silla para protegerse la ri?onera, comienza la monda. Las se?oras jalean a Tono para que derrame el oro lila cerca de ella. ¡°Esto no es n¨¢, lo liquidamos en menos de una hora¡±, dice una. Los se?ores son m¨¢s callados, quiz¨¢s por estar en minor¨ªa. Tambi¨¦n parecen m¨¢s torpes con los dedos, que se ennegrecen con la labor.
Tomasa no necesita gafas para cortar la base del capullo y entresacar los preciosos hilos rojos, que colocan en una bandejita de corcho. Lo hace de memoria. ¡°Desde que nacimos estamos con el azafr¨¢n. M¨¢s de 50 a?os. Gracias al azafr¨¢n nos daba para el ajuar o la casita. Cada familia ten¨ªa su cuadra de azafranal. Era una ayuda muy grande. Daba mucho trabajo al pueblo, pero ahora nos quejamos y vivimos mejor que nunca¡±.

Hay en el local alguna chica joven, que ha puesto m¨²sica marchosa, y alg¨²n recolector que se ha renganchado para sacar alguna perrica m¨¢s, como Jes¨²s. Si la flor se pagaba a 2,5 euros la libra (500 gramos), aqu¨ª es el mismo precio, pero la onza (28,30 gramos) de hilillos rojos.
Los 2.000 habitantes de Minaya, en el borde de la provincia de Albacete, viven de lo que le da el campo: vino, aceite, quesos y mucha caza. ¡°Los jabal¨ªes se est¨¢n metiendo en los maizales y en todas partes¡±, cuenta el guarda Aurelio. ¡°Anta?o cazar un jabal¨ª era una boda, ahora se sabe qu¨¦ hacer con la carne¡±. El azafr¨¢n tambi¨¦n estuvo a punto de desaparecer a principios de siglo. ¡°Estuve a punto de dejarlo, incluso de que se perdiera la semilla¡±, recuerda Tono. ¡°Pero vino una bi¨®loga al pueblo a investigar y me volvi¨® el gusanillo. Ahora me llaman de otras zonas, porque quieren meterse en esto, quiz¨¢s por la crisis¡±.
El frufr¨² continuo de sala de la monda se rompe en una esquinita, donde como una hormiguita va haciendo lo suyo Priyanja Jain. Con 26 a?os de edad esta india, estudiante en Alemania, ha llegado a Minaya para investigar sobre el azafr¨¢n. No habla papa de castellano ni los minayeros ingl¨¦s, pese a lo cual encuentra fascinante todo. ¡°Mi investigaci¨®n se centra en Ir¨¢n, Cachemira y Espa?a¡±, explica. ¡°De Ir¨¢n me interesaba el lado comercial, y de aqu¨ª el cultivo. Es fascinante. Me ha sorprendido que las hebras de azafr¨¢n tuvieran esa ra¨ªz verde, porque eso no es azafr¨¢n, pero garantiza su autenticidad, porque hay mucha falsedad por ah¨ª¡±. Priyanka no ha debido entender el aviso pegado en las paredes de la sala: ¡°Debido a las normas que nos impone la Denominaci¨®n de Origen, este a?o no se admitir¨¢n rabos largos en el azafr¨¢n¡±.
La estudiante india escanea las rosas y el resultado lo vuelca en el ordenador. Tambi¨¦n pinta y escribe con tinta sacada del azafr¨¢n sus investigaciones. ¡°Cada azafr¨¢n da una escritura diferente. El de aqu¨ª es m¨¢s rojo y con una textura m¨¢s gorda¡±, explica Priyanka.

Los gazpachos manchegos tendr¨¢n que esperar hoy. Las se?oras no acaban la monda hasta pasada las dos de la tarde. Tono vuelve a pesar las hebras y las deja en reposo para la noche; entonces, en un horno el¨¦ctrico, dejar¨¢ que durante 25 minutos las hebras de azafr¨¢n se sequen. ¡°Ah¨ª se pierde el 82% de su peso. Al final de cada cinco kilos de rosas nos quedar¨¢ uno de azafr¨¢n. En total de las seis hect¨¢reas de siembra sacaremos unos 60 kilos.
Un 80% de los frasquitos de Azafr¨¢n La Molineta, Made in Minaya, acabar¨¢n en Estados Unidos, principalmente, aunque tambi¨¦n en Inglaterra y Alemania, donde se coloca por unos 3.000 euros el kilo, pero de momento las se?oras de la monda aguardan el d¨ªa fuerte de la recolecci¨®n.
¡°Este a?o viene poco a poco. Generalmente la recogida dura dos semanas y en esta ocasi¨®n yo creo que recogeremos hasta el 8 de noviembre¡±, pronostica Tono. ¡°Pero el d¨ªa gordo, el del manto, va a ser ma?ana, seguro. Ma?ana¡±.
{ "active": true, "code": "1087607", "elementType": "offerExtension", "id": 31, "name": "LA RODA", "service": "tripadvisor" }
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
?Tienes una suscripci¨®n de empresa? Accede aqu¨ª para contratar m¨¢s cuentas.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.