El pescado seco de Lilong¨¹e
En Malaui este producto se puede consumir hasta un mes despu¨¦s de ser capturado
En el mercado central de Lilong¨¹e, situado en Malangalanga Road, las moscas revolotean entre cientos de pescados alineados que llegaron a la capital con el amanecer. A la misma hora los pescadores de los pueblos colindantes al lago Malaui regresan en sus botes entablados y canoas, desprovistos de motores, tras una noche de faena que comenz¨® con la ca¨ªda del sol.
La pesca en Malaui sigue siendo un ritual tradicional que supera a las t¨¦cnicas comerciales de las grandes compa?¨ªas pesqueras. La mayor¨ªa del pescado que se consume en este peque?o pa¨ªs sudafricano se captura a la antigua usanza, con t¨¦cnicas rudimentarias y con poco m¨¢s que la fuerza de los brazos de los pescadores. En Malaui las carencias t¨¦cnicas de esta industria se equilibran con el esfuerzo por combatir la pobreza. La pesca es un sector fundamental para desarrollo del pa¨ªs ya que provee alimento y es una fuente de empleo que ayuda a las mejoras del entorno rural.
Cuando el mercado recibe a los primeros clientes, en las playas del lago se improvisan lonjas donde los comerciantes eligen el g¨¦nero. Una negociaci¨®n con los pescadores locales ante la atenta mirada de un ej¨¦rcito de usipas y utakas secados al sol. Estas peque?as especies, parecidas a los boquerones y sardinas respectivamente, se hierven antes de ser secados en grandes extensiones de maya verde que adornan las costas del lago.
Gran parte del pescado en Malaui se seca para poder conservarlo. De esta manera se puede consumir hasta un mes despu¨¦s de ser capturado y contribuye a que la premura de su venta no sea tan urgente. La distribuci¨®n de este tipo de pescado, en sacos, no supone un problema en comparaci¨®n con la del pescado fresco, principalmente chambos y kampangos.
Con el anochecer, cuando los pescadores est¨¢n listos para volver al trabajo, unos j¨®venes cargan autobuses con cajas blancas de polietileno repletas de hielo. La existencia de camiones acondicionados o plantas de fr¨ªo para el manejo de la mercanc¨ªa es casi inexistente. Una vez en el lugar de mercadeo, de nuevo se presencian las negociaciones por parte de los tenderos para hacerse con el mejor producto. Esta vez ante los primeros rayos de sol, el pescado se dispone para su venta.
No existen b¨¢sculas en el mercado de Lilong¨¹e por lo que las medidas son manojos o pu?ados para todo aquel pescado deshidratado mientras que el fresco se adquiere por pieza completa. Cualquier transacci¨®n se hace mediante un precio acordado y el regateo es parte del protocolo.
Con el consumo del pescado, ya sea cualquiera de las distintas especies, se cierra el tejido econ¨®mico que comienza cuando la presa es capturada. Los malau¨ªes saben sacar partido del lago Malaui que constituye el 20% del territorio nacional y es un catalizador de la econom¨ªa del pa¨ªs.
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