Cazadores de invierno

Turismo de experiencias, sin duda. Ya el hecho de conducir por esta intrincada y mal conservada carretera en busca de alojamiento tiene su m¨¦rito. La llegada, de noche, es a¨²n m¨¢s temeraria. Detr¨¢s del mostrador de recepci¨®n, el encargado del turno pone tiempo y distancia en tomarle los datos al viajero. Junto a la barra del bar, una m¨¢quina de dardos invita a disipar el intervalo de registro protocolario. Veinte minutos... ?Al fin, la llave de la habitaci¨®n!

Ni fr¨ªa, ni fea, ni peque?a. La estancia cumple con las condiciones que le han valido el rol administrativo de Posada Real. Camas rey, ba?os con hidromasaje, toallas gruesas de algod¨®n, limpieza m¨¢xima. Pero no es lo que cabr¨ªa esperar de un hotel rural, y mucho menos despu¨¦s de haber digerido tantos kil¨®metros por carreteras secundarias. Salvo los cabeceros de madera, todo lo visible en el interior dar¨ªa bien en la foto de un hotel urbano. Minimalismo de revista, aunque en una esquina vemos una vetusta torreta de aire acondicionado y, sobre el minibar, un televisor de la primera era del color.

El resto de las instalaciones contin¨²an esa l¨ªnea desabrida, sin alma, con pocas atenciones por el detalle. Claro que el servicio es m¨ªnimo, y se hace sentir la falta de calor humano en los m¨²ltiples rincones que esconde el edificio, tantos como recovecos exteriores poseen las cinco hect¨¢reas de finca.

Hu¨¦spedes con botas

Estamos a 37 kil¨®metros de Zamora y los ¨²nicos visitantes del lugar parecen ser cazadores con ganas de una buena cena y un jerg¨®n confortable. A esas latitudes, y m¨¢s en invierno, no llegan otros de vacaciones m¨¢s que los que sienten emoci¨®n por la escopeta. Para qu¨¦ un acceso wifi en las habitaciones. Para qu¨¦ m¨¢s tarjetas de cr¨¦dito que la Visa a la hora de pagar. Para qu¨¦ lujos en el suelo si todo el mundo anda aqu¨ª con botas.

La explanada de tierra frente a la casa ya marca el ambiente. Antes de ejercer como hotel, el pueblecito de Losacio de Alba tuvo aqu¨ª, desde el siglo XIX, su molino harinero. Habilitadas sus instalaciones como museo de maquinaria t¨¦cnica y cultura econ¨®mica y etnogr¨¢fica, el af¨¢n did¨¢ctico que se desprende de este emprendimiento justifica en rigor todas sus carencias. De otro modo, el edificio habr¨ªa sido condenado a la ruina.