California en 20 pasos
?rboles gigantes, la carretera m¨ªtica de la costa, estrellas de cine, paisajes lunares, rutas del vino y mucho m¨¢s en la costa oeste de Estados Unidos
Entre surfistas y estrellas de Hollywood, California es uno de los estados m¨¢s completos de los Estados Unidos: aqu¨ª hay playas, monta?as, lagos, pistas de esqu¨ª, trenes panor¨¢micos, misiones espa?olas y desiertos fantasmag¨®ricos. Aqu¨ª podemos encontrar tambi¨¦n los parques nacionales m¨¢s bellos del pa¨ªs norteamericano, los ¨¢rboles m¨¢s grandes del mundo, los parques tem¨¢ticos m¨¢s famosos, las ciudades m¨¢s modernas y liberales, as¨ª como centenares de encantadores pueblos con vistas al oc¨¦anos Pac¨ªfico poblador por artistas y bohemios.
01. Pacific Coast Highway
Para hacernos una idea general del Estado Dorado lo mejor es seguir la costa por la Pacific Coast Highway (la PCH para los locales), lejos de las autopistas colapsadas. Esta carretera californiana bordea acantilados y poblaciones de playa, cada una con su personalidad: desde pueblos bohemios a ricas y glamurosas ciudades. La PCH tambi¨¦n conecta las principales urbes del litoral: la surfista San Diego, la trepidante LA y la beatnik San Francisco. Entre unas y otras, se pueden ver playas ocultas y para¨ªsos del surf, merenderos donde comer pescado fresco y muelles de madera desde los que contemplar atardeceres sobre la inmensidad del oc¨¦ano.
02. Caminar entre gigantes
Es hora de desconectar y abrazarse a un ¨¢rbol. ?Por qu¨¦ no empezar con los m¨¢s altos del mundo? Las grandes secuoyas crecen a lo largo de la costa californiana, desde Big Sur hasta la frontera con Oreg¨®n, al norte del estado. Impresionan al pasar en coche junto a ellos impresionan, pero lo mejor es bajarse, caminar e incluso pararse a meditar a la sombra de estos gigantes milenarios en lugares como el Muir Woods National Monument, el Parque Estatal de Humboldt o el Parque Estatal y Nacional de Redwood.
Las secuoyas de Muir son las m¨¢s cercanas a San Francisco, a s¨®lo 19 kil¨®metros al norte del Golden Gate. Los fines de semana el lugar est¨¢ saturado de visitantes, pero a mitad de semana, por la ma?ana temprano o a ¨²ltima hora de la tarde, cuando ya se han ido los autobuses tur¨ªsticos, se pueden ver con cierta tranquilidad. El Main Trail Loop, de 1,6 kil¨®metros, es una caminata muy agradable por el bosque Redwood Creek hasta los ¨¢rboles del Cathedral Trail, de 1000 a?os de antig¨¹edad. El regreso se hace por la senda Bohemian, donde est¨¢ el ¨¢rbol m¨¢s alto del parque, con 76,2 metros. Hay otros muchos senderos aptos para todos los p¨²blicos, bien se?alizados.
Sin embargo, el mayor parque de secuoyas es el Humboldt Redwoods. Alberga tres cuartas partes de los 100 ¨¢rboles m¨¢s alto del planeta, y cuenta con escenarios como el Rockefeller Forest, donde nos podremos sentir como en la ¨¦poca de los dinosaurios: es el mayor bosque primigenio de secuoyas del mundo.
Si queremos huir del turismo, el Redwood National & State Park puede ser una buena alternativa. Mucho menos visitados que las secuoyas del sur, sus ejemplares tienen sin embargo m¨¢s de 2.500 a?os. Es un buen sitio para acampar (se necesita un permiso, que es gratuito).
03. De vinos con Jack London
El valle de Napa es la zona vin¨ªcola m¨¢s conocida de California (Falcon Crest hizo mucho por nuestra cultura¡.) pero el cercano valle de Sonoma es posiblemente m¨¢s aut¨¦ntico y mucho m¨¢s relajado (los lugare?os lo llaman Slow-noma). Aqu¨ª los vi?edos est¨¢n rodeados de ranchos que proponen experiencias diferentes, como probar nuevas cosechas directamente de la barrica en un cobertizo con tejado de cinc o disfrutar del zinfandel de vendimia tard¨ªa con una raci¨®n de helado de chocolate blanco regado con aceite de oliva de cultivo ecol¨®gico. Esto es Sonoma, las convenciones no sirven.
La ciudad de Sonoma es una base genial para explorar el Wine Country, sobre todo siguiendo la Sonoma Hwy/Hwy 12, que va de Sonoma a Santa Rosa y luego sigue al oeste del condado y est¨¢ llena de bodegas. Si preferimos descubrir el viejo estilo del valle podremos hacerlo en Glen Ellen, un reducto de otros tiempos, con sus vallas blancas y edificios de ladrillo del siglo XIX.
El h¨¦roe local de la zona es Jack London, el escritor, que fue pescador, buscador de oro en Alaska y viaj¨® por los Mares del Sur antes de terminar sus d¨ªas dedic¨¢ndose a la agricultura en este? condado de California. Su tumba est¨¢ cerca de la ¨²ltima casa en la que vivi¨®, la House of Happy Walls, convertida hoy en un museo rodeado por un parque que propone varias rutas de senderismo y bicicleta de monta?a (www.jacklondonpark.com).
04. La imprescindible Disneyland
No importa la edad, hay que visitar el reino de Disney si se viaja a California. Donde crec¨ªan naranjales y nogales, Walt Disney construy¨® en 1955 un territorio m¨¢gico que actualmente es la atracci¨®n tur¨ªstica m¨¢s visitada del sur del estado. En los parques tem¨¢ticos de Anaheim los personajes de los dibujos animados desfilan por Main Street USA y los fuegos artificiales estallan sobre el castillo de la Bella Durmiente en las noches de verano. Si el viajero es un ni?o o tiene esp¨ªritu infantil ?qui¨¦n puede decirle que Disneyland no es el lugar m¨¢s feliz de la tierra?
Si no da tiempo a todo, hay cinco zonas especialmente recomendables: Fantasyland (para revivir los cuentos cl¨¢sicos con la Bella Durmiente o Pinocho..), Mickey¡¯ Doontown (una minimetr¨®polis en la que se pueden recorrer las casas de Mickey y Minnie), Paradise Pier (una combinaci¨®n de todos los parques de atracciones de los muelles costeros de California), Critter Country (con un paseo en canal que recorre la historia del Hermano Conejo y el Hermano Oso) y Cars Land (una zona nueva dise?ada en torno a la pel¨ªcula Cars).
05. El parque nacional m¨¢s bello
Yosemite inspira respeto y casi reverencia: m¨¢s de cuatro millones de visitantes al a?o lo atestiguan. A veces molestan las multitudes pero es imposible no emocionarse ante la silueta de Half Dome, la mole del Capit¨¢n, la elegante ca¨ªda de Yosemite Falls, los lagos de la regi¨®n subalpina y los senderos v¨ªrgenes de Hetch Hetchy.
Yosemite National Park fue descrito por el conservacionista John Muir como ¡°gran templo¡± y ¡°tierra de delicias¡±. Todo parece enorme cuando se pasea entre prados de flores silvestres y valles tallados por glaciares, aludes y terremotos, o entre cascadas; contemplando las c¨²pulas de granito o caminando entre viejos bosques de secuoyas. Las vistas m¨¢s sublimes se disfrutan desde Glacier Point en una noche de luna llena o recorriendo la monta?osa Tioga Road en verano. La joya del parque es el Valle de Yosemite, surcado por el r¨ªo Merced y jalonado por macizos gran¨ªticos como El Capit¨¢n, uno de los monolitos m¨¢s grandes del mundo (supera el kil¨®metro vertical de roca en su punto m¨¢s alto) y muy atractivo para los escaladores. Sus cascadas son impresionantes cuando el caudal de primavera las convierte en estruendosas cataratas, caso de Yosemite Falls. Un sendero sube desde el valle hasta el inicio de este gran salto de agua, la cascada m¨¢s alta de Estados Unidos.
06. El puente dorado de los esp¨ªritus libres
Imposible recorrer California sin parar en San Francisco. Imposible tambi¨¦n no reparar en su mayor icono: el Golden Gate. Hay que cruzar a pie o en bicicleta el m¨ªtico puente (erigido en 1937) viendo los buques de carga pasar entre las torres naranja, y contemplando las vistas de 360 grados de los escarpados cabos de Marin, con los rascacielos de la ciudad al fondo y la isla de Alcatraz.
Ya en la ciudad, se pueden pasar d¨ªas enteros en el parque Golden Gate, descubriendo sus secretos, como el estanque con barquitos o el pabell¨®n de t¨¦ japon¨¦s; permitir¨¢ profundizar en la conciencia ecol¨®gica de la ciudad y sus innovadores museos de arte. Los domingos, el parque es un para¨ªso que concentra todo lo que les gusta a los habitantes de San Francisco: esp¨ªritus libres, m¨²sica gratis, secuoyas, frisbees, manifestaciones, arte, bons¨¢is y b¨²falos. Los amantes del deporte tienen a su disposici¨®n desde carriles bici a senderos ecuestres, un campo de tiro con arco, campos de b¨¦isbol, estanques de pesca con mosca, boleras¡. Por todo el parque y sus alrededores se alquilan bicicletas y patines.
07. Parada gastron¨®mica en Embarcadero?
Otras ciudades poseen guetos gastron¨®micos, pero San Francisco est¨¢ obsesionados con la comida. Su escaparate y centro neur¨¢lgico es el Ferry Building, un antiguo centro de transporte reconvertido en templo gastron¨®mico. Su emblem¨¢tico campanario de 70 metros ha dado la bienvenida a millones de pasajeros desde 1898 pero ahora, con sus amplias galer¨ªas comerciales y las mesas con vistas a la bah¨ªa, es ideal para saborear los productos aut¨®ctonos del norte de California. Quesos artesanales, verduras de cultivo ecol¨®gico, incluso caza¡ todo ello se da cita en el mercado agr¨ªcola que se celebra tres veces por semana.
08. Vida a lo grande en Death Valley
Su nombre evoca un lugar infernal, abrasador y parecido a un destierro b¨ªblico, pero el Death Valley (el valle de la muerte) es un lugar repleto de vida. De cerca, las flores silvestres de primavera florecen en las laderas de color beis y se descubre un paisaje excepcional: dunas de arena cantarinas, ca?ones esculpidos por las aguas, rocas que avanzan por el desierto, cr¨¢teres de volcanes extintos, oasis con palmeras y una abundante flora y fauna end¨¦micas.
Este es un paisaje de superlativos, con r¨¦cords como la temperatura m¨¢s alta de EEUU (57? C), el punto m¨¢s bajo (Badwater se encuentra a 86 metros por debajo del nivel del mar) y el parque nacional m¨¢s extenso?(13.000 km2), exceptuando los de Alaska . Los aventureros pueden adentrarse pro ca?ones angostos repletos de rarezas geol¨®gicas, subir a cr¨¢teres volc¨¢nicos formados por violentas explosiones prehist¨®ricas o explorar ciudades mineras fantasma del Salvaje Oeste, donde se perdieron y hallaron fortunas.
09. Un d¨ªa en el Zoo
Cuando los habitantes de San Diego no est¨¢n en la playa, van al Parque Balboa. Las familias pueden pasar el d¨ªa visitando m¨¢s de una docena de museos o maravill¨¢ndose ante la arquitectura de reminiscencias espa?olas, ver animales ex¨®ticos, montar en el telef¨¦rico Skyfari del famoso Zoo de la ciudad o asistir a un espect¨¢culo en el teatro Old Globe, fiel reconstrucci¨®n del teatro original de Shakespeare.
San Diego es la gran ciudad de la costa del sur de California y probablemente el lugar donde mejor se vive en todo el estado, una ciudad con un urbanismo sostenible donde el comercio ecol¨®gico est¨¢ en alza, las playas son limpias y los cielos impecables. Es el para¨ªso de la buena vida, poblado por turistas, surferos hedonistas, gente que pasea en bici por la playa, acude a carreras de caballos o recorre un circuito por las mejores cervecer¨ªas.
San Diego es tambi¨¦n un destino gourmet por derecho propio. Sin prisa pero sin pausa, chefs, agricultores y cerveceros de la zona han ido a?adiendo sabor a una escena culinaria que siempre ha estado asociada a la simpleza de la comida mexicana. Casi todos los d¨ªas, agricultores dedicados al cultivo ecol¨®gico venden sus productos en los mercados de alimentos frescos de los barrios de San Diego.
10. Santa M¨®nica y Venice
La elegante playa de Santa M¨®nica es la perfecta alternativa a Los ?ngeles, y uno de los lugares m¨¢s felices de la tierra, o eso parece. Aqu¨ª se puede aprender surf, subir a una noria movida por energ¨ªa solar, bailar bajo las estrellas en un antiguo muelle, descubrir las piscinas t¨¢ctiles del acuario o meter los pies en el agua. Las puestas de sol son apabullantes. Ya solo falta unirse al desfile de adeptos a la new age, culturistas, punks, g¨®ticos y percusionistas hippies en la cercana playa de Venice, donde todos sacan su lado m¨¢s friki.
Venice fue creada en 1905 por Aboot Kinney, el exc¨¦ntrico heredero de un imperio tabaquero. Empez¨® siendo un parque de atracciones llamado ¡°Venice of Am¨¦rica¡±, en el que no pod¨ªan faltar los gondoleros italianos paseando a los turistas por los canales. Hoy casi todos se han asfaltado pero los que quedan est¨¢n flanqueados por villas adornadas con flores. El tramo m¨¢s de moda de Westside es el sofisticado Abbot Kinney Boulevard, lleno de restaurantes, centros de yoga, galer¨ªas de arte y tiendas que venden de todo.
11. Un paseo por la fama
Los estudios de cine y televisi¨®n han emigrado a otros lugares, pero Hollywood y su Paseo de la Fama de Estrellas a¨²n atraen a millones de visitantes. Proliferan los hoteles modernos, las salas de cine restauradas y los ostentosos bares y discotecas donde los vips tienen preferencia. Es inevitable hacerse la foto de recuerdo delante del Teatro Chino Grauman o en el interior del Babylon Court del Hollywood & Highland, con el m¨ªtico letrero de Hollywood al fondo.
Aunque no ha recuperado el antiguo glamour de su ¨¦poca dorada (entre las d¨¦cadas de 1920 y 1940), los antiguos templos del cine disfrutan de un esplendor renovado. La secci¨®n m¨¢s interesante est¨¢ entre la Brea Ave y Vine St, por el Paseo de la Fama de Hollywood, una zona por la que abundan los r¨®tulos con curiosas an¨¦cdotas sobre figuras locales, que se pueden ver por libre o sum¨¢ndose a un circuito guiado a pie organizado por Red Line Tours.
Para conocer los entresijos del cine y la televisi¨®n hay que visitar un estudio (imprescindible reservar), como los de la Paramount, los de Sony o la Warner Bross.
12. Las Misiones de California
Si se recorre la carretera de la costa entre San Diego y Sonoma, se puede seguir los pasos de los primeros conquistadores espa?oles y sacerdotes cat¨®licos. Entre ellos destaca Fray Jun¨ªpero Serra, quien a finales del siglo XVIII fund¨® muchas de las 21 misiones hist¨®ricas de California. Algunas han sido fielmente restauradas con jardines, arcadas de piedra, fuentes y capillas decoradas con frescos; otras son s¨®lo ruinas de un pasado lejano, donde los fantasmas a¨²n corren por los claustros.
La Reina de las Misiones es la de Santa B¨¢rbara, que se alza desde 1786 sobre la ciudad, en lo alto de una colina. Hoy es un monasterio franciscano, adem¨¢s de parroquia y museo hist¨®rico. Lo mejor: su claustro y su imponente fachada d¨®rica. Aqu¨ª, en Santa B¨¢rbara, est¨¢ tambi¨¦n el Presidio, un fuerte construido en 1782 entre las misiones de San Diego y Monterrey, que fue el ¨²ltimo basti¨®n espa?ol en la Alta California.
Adem¨¢s, Santa B¨¢rbara es una de las im¨¢genes m¨¢s id¨ªlicas de la costa, con sus palmeras mecidas por el viento, sus playas blancas y sus barcos en el puerto. Por algo la llaman la Riviera americana.
13. Laguna Beach
En el condado de Orange, Huntintong Beach atrae a los aficionados al surf mientras los amantes de la vela disfrutan en Newport Beach. M¨¢s al sur est¨¢ Laguna Beach, con su sofisticada mezcla de dinero, cultura y belleza natural, donde a principios del siglo XX se instal¨® una colonia de artistas. Su pasado bohemio a¨²n asoma en las galer¨ªas de arte del centro, los antiguos bungal¨®s ocultos entre mansiones de multimillonarios y los anuales Festival of Arts y Pageant of the Masters.
Laguna Beach es tal vez la ciudad con m¨¢s sensibilidad art¨ªstica de California y la mayor¨ªa de sus residentes son ricos amantes de la buena vida. En 1910 al pintor Norman St. Clair se instal¨® aqu¨ª, atra¨ªdo por su belleza natural. ?l a su vez atrajo a otros artistas influenciados por el impresionismo franc¨¦s, que fueron conocidos como la escuela plein air. Arquitect¨®nicamente tambi¨¦n es diferente al resto de los pueblos cercanos por sus chal¨¦s cl¨¢sicos estilo Arts and Craft, sus residencias modernas, y por su centro urbano (Village) lleno de galer¨ªas de arte y restaurantes.
14. Observando ballenas en Monterrey
En los pueblos pesqueros al norte de Monterrey podremos evocar la crudeza de las novelas realistas de John Steinbeck, salir a observar las ballenas de la reserva marina de la bah¨ªa de Monterrey o visitar el acuario ecol¨®gico de Cannery Row. Pero tambi¨¦n es posible respirar el genuino ambiente mar¨ªtimo en el faro m¨¢s antiguo de la costa este en Pacific Grove o pasear por el centro urbano, entre jardines y edificios con muros de adobe, vestigios del pasado mexicano de la regi¨®n.
Monterrey es una poblaci¨®n obrera volcada al mar que atrae a muchos turistas con su gran acuario, sus vistas al Monterey Bay National Marine y una espl¨¦ndida fauna marina entre la que se cuentan focas y leones marinos, delfines y ballenas. La ciudad conserva los mejores restos hist¨®ricos de los per¨ªodos espa?ol y mexicano de California.
15. A lo loco en Coronado
Para comprobar que retroceder en el tiempo es posible basta con cruzar a toda velocidad los tres kil¨®metros del puente de la bah¨ªa de San Diego o subir al ferry que conduce a la coste?a isla de Coronado, una ciudad tur¨ªstica anclada en una ¨¦poca m¨¢s refinada en la que es f¨¢cil imaginar el ambiente de la alta sociedad de finales del s. XIX en el suntuoso ¡°Hotel Deli¡±, donde se han alojado reyes y presidentes. Luego se pueden bordear las playas blancas en bicicleta hasta la Silver Strand de la pen¨ªnsula y parar a tomar un helado o un algod¨®n de az¨²car.
En 1885 Coronado Island no era mucho m¨¢s que un trozo de tierra sin encanto frente a la costa; hoy es el centro urbano de San Diego. El Hotel del Coronado fue el comienzo de todo. Surgi¨® a finales del siglo XIX de la visi¨®n de dos cazadores de liebres que adquirieron la isla y pensaron en construir un hotel de lujo para animar a la gente a comprar parcelas en la isla. La venta fue todo un ¨¦xito y el hotel se convirti¨® en una instituci¨®n y en un modelo de innovaci¨®n (fue el primero en instalar luz el¨¦ctrica en todo el pa¨ªs). Como resultado, la isla se convirti¨® en uno de los lugares m¨¢s populares de vacaciones en la costa oeste. Su aparici¨®n en la famosa pel¨ªcula Con faldas y a lo loco lo asociar¨ªa para siempre con Marilyn Monroe.
16. Los secretos del Big Sur
En la Costa Central est¨¢ Big Sur, un lugar enigm¨¢tico rodeado por los bosques de secuoyas. En Big Sur no hay sem¨¢foros ni zonas comerciales; es una zona de belleza agreste, encajonada entre la Sierra de Santa Luc¨ªa y el oc¨¦ano Pac¨ªfico, que en los a?os sesenta se convirti¨® en un refugio para artistas y escritores como Henry Miller o visionarios de la generaci¨®n beat como Lawrence Ferlinghetti. Hoy es un lugar que atrae a aspirantes a artistas, m¨ªsticos new age, hippies y urbanitas que desean desconectar. Adem¨¢s, la costa de Big Sur es uno de los mejores lugares del pa¨ªs para contemplar el c¨®ndor de California, una especie amenazada.
Para explorar el Big Sur lo mejor es ir en coche, admirando los paisajes que van apareciendo a cada curva. La mejor ¨¦poca para visitar la zona es mayo, sobre todo para ver las cascadas, o tras las vacaciones de verano, cuando las multitudes se han marchado pero el tiempo a¨²n es soleado.
17. El tesoro del Gold Country
"Go west, young man!" (¡°Al Oeste, joven¡±) pudo haber sido el grito de guerra de decenas de miles de inmigrantes que invadieron esta regi¨®n durante la fiebre del oro, hacia 1848. En estas estribaciones de la Sierra Nevada se desarroll¨® parte de la apasionante historia del estado dorado repleta de bandidos, burdeles y sed de sangre. La Hwy 49 serpentea por pueblos adormilados y minas abandonadas, y permite ba?arse en pozas o practicar rafting en aguas bravas, descender en bicicleta de monta?a y catar vinos a?ejos.
18. Costeando en el Amtrak
El Estado de California es perfecto para deambular en coche, pero si no hay posibilidad, o no nos apetece conducir, podemos subirnos al tren. Amtrak gestiona los recorridos entre las principales ciudades de California y algunas poblaciones menores.
Las rutas son de lo m¨¢s sugestivo, como la California Zephyr que nos llevar¨¢ desde San Francisco hasta el Lago Tahoe y a Reno, en Nevada. El Capitol Corridor une el este de la bah¨ªa de San Francisco y San Jos¨¦ con Davis y Sacramento varias veces al d¨ªa. La Coast Starlight recorre casi todo el estado de norte a sur, con paradas diarias en Los ?ngeles, Santa B¨¢rbara, San Luis Obispo, Paso Robles, Salinas, San Jos¨¦, Sacramento, Reding y Dunsmuir. El Pacific Surfliner cubre la ruta San Diego-Los ?ngeles, con trenes que contin¨²an al norte, a Santa B¨¢rbara, o hasta San Luis Obispo. Es uno de los mejores trayectos que se pueden realizar en el estado.
19. Vacaciones a orillas del Lago Tahoe
El Lago Tahoe luce sus reflejos verdes y azules y presume de ser el segundo lago m¨¢s profundo de Estados Unidos, y tambi¨¦n uno de los m¨¢s altos del pa¨ªs. La orilla norte es tranquila y selecta; la orilla oeste, abrupta y de aire antiguo; la orilla este permanece sin urbanizar, mientras la orilla sur es populosa y algo hortera, con moteles y casinos ostentosos. Una carretera panor¨¢mica de 115 kil¨®metros permiten circundar el lago al volante.
Las monta?as de la Sierra Nevada rodean este lago que en verano invita a darse un chapuz¨®n, navegar en piragua o bucear. Los aficionados a la bicicleta de monta?a pueden descender por caminos de una sola v¨ªa y los excursionistas recorrer sendas a trav¨¦s de espesos bosques, o descansar en una casita frente al lago. En invierno las estupendas estaciones invernales son perfectas para los fan¨¢ticos del esqu¨ª n¨®rdico, los descansos o el snowboard. Una propuesta muy recomendable: recorrer a pie Rubicon Trail, desde Vikingsholm Castle hasta el Dt. Bliss State Park.
20. Esp¨ªritu bohemio en Mendocino
Para terminar, Mendocino, la joya de la costa norte, un lugar encantador de Bed and Breakfast rodeados de rosaledas, cercas blancas de madera y torres de agua estilo Nueva Inglaterra. La poblaci¨®n se ha ido llenando de galer¨ªas de arte, tiendas bonitas y precios no demasiado baratos.
En sus or¨ªgenes, desde este puerto construido en 1850 por los habitantes de Nueva Inglaterra part¨ªan los barcos madereros rumbo a San Francisco. En la d¨¦cada de 1930 los aserraderos cerraron y la localidad qued¨® casi abandonada hasta que en 1950 los artistas la redescubrieron; hoy pertenece a los bohemios amantes del arte y de la naturaleza.
Toda la informaci¨®n para conocer California en la ¨²ltima gu¨ªa Lonely Planet publicada recientemente en castellano.
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