La calles del comisario Maigret
Georges Simenon, el padre de la novela negra, hizo de su ciudad un mundo oscuro. En contraste, sus apacibles barrios esconden a gente de discreta amabilidad, como lo fue el compositor C¨¦sar Franck
Estaci¨®n de Guillemins (1). Un hombre con sombrero, pipa y gabardina se apea. Ya no saben qu¨¦ hacer, murmura abarcando con la mirada lo que le parece una enorme y abierta jaula para p¨¢jaros. Su especialidad, perseguir a los p¨¢jaros. Pero el comisario Maigret no se deja impresionar. Dise?ada por Santiago Calatrava, la estaci¨®n de Lieja, de techo inalcanzable formado por costillas de cemento y vidrio, se dir¨ªa el sue?o obsesivo de un equilibrista. Es pronto, un s¨¢bado por la ma?ana. La gran plaza Saint-Lambert (2) parece dormida. Calles desiertas, un aire de resaca, de haberse cometido un crimen del que nadie quiere saber nada. Se dice que la regi¨®n de Lieja (recordemos el caso Dutroux y otros m¨¢s recientes aireados por la prensa internacional) tiene una de las ratios de delitos de sangre mayores de Europa. ?Ser¨¢ porque las novelas de Simenon se han acabado imponiendo al pulso de la ciudad, o es que Lieja la oscura hizo al padre de la novela negra?
9.00 Gofres y caf¨¦ amargo
Lo que vemos es una ciudad apacible, desali?ada, esquiva a las primeras miradas del visitante, sospechosa. Y su olor, Simenon siempre hablaba de su olor: gofres, caf¨¦ amargo, humedad fluvial. Descendiendo la Rue Leopold (3), en cuyo n¨²mero 24 naci¨® Georges Simenon el 13 de febrero de 1903, pasamos la plaza del comisario Maigret, y nos dirigimos al r¨ªo, el Meuse. Cerca del agua hay un caf¨¦, Casa Ponton (4), donde pedimos un chocolate y unos azucarados gofres.
Dan las nueve en la iglesia Sainte-Catherine (5). Los parroquianos de Casa Ponton son tambi¨¦n personajes de Simenon, tienen su rol. Afuera se mueven formas oscuras en grandes Mercedes antiguos, la polic¨ªa ronda y el barrio entero cobra el aspecto de una trampa. Es hora de movernos. Delante tenemos el Pont des Arches, que dio t¨ªtulo a una novela de Simenon, aquel fen¨®meno que fumaba en pipa.
10.00 La ¡®ciudad ardiente¡¯
La cr¨®nica negra es solo un aspecto marginal de la ciudad. Siguiendo la Rue Feronstree (6), que alberga dos museos, vamos a ver en la colegiata de Saint Barth¨¦lmy (7) la pila bautismal rom¨¢nica de origen desconocido. Un bi¨®logo retirado nos cuenta con la discreta amabilidad de Lieja la historia de la colegiata y de la pila bautismal, que a¨²n se utiliza. La ciudad, nos dice, era rebelde (odiaba a sus poderosos obispos) y secund¨® la revoluci¨®n de la Bastilla, cortando por lo sano. La ville ardente.
11.00 Por la larga escalera
Monta?a de Bueren (8). Los casi cuatrocientos escalones dejan sin resuello. Nadie nos sigue. En cada rellano tenemos una vista vertiginosa de Lieja, del r¨ªo y de la gran isla que forma, llamada Outremeuse (9). Y tan interesante como la vista son las casas que jalonan la escalera, de terroso ladrillo rojo. Muchas deshabitadas, con las ventanas y las puertas despintadas, hogar ti?oso de gatos. De algunas salen viudas como la protagonista de El gato, obra maestra de Simenon. Desde el monumento en la cima, Lieja se muestra a contraluz, percibimos sus campanarios y el r¨ªo vaporoso. En la Rue Hors du Chateaux J entramos en los llamados impasses, callejones sin salida.
12.00 Visita al Museo Curtius
Lieja, capital de la regi¨®n valona de B¨¦lgica, fue rica, y todav¨ªa lo es de un modo distinto. Alberga mucho arte en diversos museos. El Grand Curtius (11) re¨²ne las colecciones de los antiguos museos de armas, de arte religioso y del arqueol¨®gico. La ciudad tuvo una importante industria de armas de fuego. En cuanto a las tallas de madera, se pueden ver piezas excepcionales como la virgen de Bers¨¦lius. El Curtius es grande y lo mejor est¨¢ en el segundo piso.
13.00 Alb¨®ndigas con salsa dulce
En el coraz¨®n de la ciudad, la Rue du Palais, hay una brasserie que le hubiera gustado a Maigret. En Le Dix-Huiti¨¨me (12) se puede probar el plato t¨ªpico de la ciudad, las alb¨®ndigas con salsa dulce, o el conejo, aparte de la ensalada liejense. Una cerveza local, la Jupiler, es la mejor opci¨®n en cuanto a bebida. La cocina de Lieja est¨¢ influenciada por la alemana del Rin y por la holandesa, sus vecinos.
15.00 El ni?o del coro
Pasamos el puente de los Arcos y estamos en Outremeuse. A la izquierda topamos con una iglesia algo siniestra, Saint-Pholien (13). ¡°Nadie se dio cuenta de lo que pasaba": as¨ª empieza la novela El ahorcado de Saint-Pholien, en la que Maigret viene a Lieja para resolver el caso de un tal Klein. Georges pas¨® su infancia en estas calles. Todo recuerda al novelista. En la iglesia de San Nicol¨¢s (14), los Simenon ten¨ªan un banco reservado. De ni?o cant¨® en el coro de la capilla de Bavi¨¨re. Y pas¨® el servicio militar en el cuartel del Boulevard de la Constitution. En la Rue Capitaine pag¨® su iniciaci¨®n al sexo (actividad a la que se dedicar¨ªa con tanto tes¨®n como la escritura) con un reloj que le hab¨ªa regalado su padre. En el Quai de Gaulle (15) amarraba su yate, el Ostrogoth. Outremeuse tiene calles sinuosas, de apenas dos metros de ancho, jalonadas por los potale, urnas de v¨ªrgenes colgadas de los muros de ladrillo. Hoteles de paso, peque?os bazares y cabezas que se asoman de las ventanas: un aire inconfundible a tantas novelas del que fue periodista de la Gazette de Li¨¨ge. El barrio es cuna tambi¨¦n de m¨²sicos y comediantes. Gr¨¦ty fue un maestro de la ¨®pera c¨®mica y C¨¦sar Franck triunf¨® en Par¨ªs con sus composiciones cargadas de misticismo.
18.00 El puerto fluvial
Al atardecer, un paseo en barco por el Meuse para apreciar desde el agua la ciudad. Se suceden fachadas de un gris met¨¢lico que evocan la potente industria del acero que floreci¨® aqu¨ª. Su puerto fluvial conecta con Flandes, Francia y los Pa¨ªses Bajos. Es curioso c¨®mo la ciudad cambia desde el r¨ªo, la variedad de sus m¨¢rgenes ocupados ahora por nuevos barrios y empresas de high-tech.
20.00 Comprender y no juzgar
La vida nocturna de Lieja es legendaria. Estudiantes y gentes de los pa¨ªses vecinos se congregan aqu¨ª buscando jarana. La ¨®pera Royal (16) tiene un buen cartel, as¨ª como los teatros y los viejos cines, el Palace (17) y el Churchill (18). Lo mejor es ir a Le Carr¨¦ (19), barrio c¨¦ntrico que no duerme. En las calles de Pont d¡¯Or , Saint Adalbert y adyacentes, la oferta de brasseries, caf¨¦s y pubs es impresionante. En Le Carr¨¦, los personajes de Simenon observan. Hay mucho que observar en 192 novelas y 168 relatos largos. El lema del escritor, un individualista tolerante: ¡°Comprender y no juzgar¡±. Lieja, la santa de las iglesias y las colegiatas, se divierte sin freno mientras que el comisario Maigret se promete una noche tranquila.
? Jos¨¦ Luis de Juan es autor de la novela Sobre ascuas (editorial Destino).
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