Un delicado toque alem¨¢n
Proyectos que hablan de eficacia, sutileza y gusto por el detalle. De Berl¨ªn a M¨²nich, pasando por Hamburgo, restaurantes, hoteles, tiendas y un museo de programaci¨®n estimulante.
Nueve valiosos espacios donde el pasado se transmuta en modernidad. De Berl¨ªn a M¨²nich, las mejores pistas para comer, dormir y pasar el tiempo rodeados de buena arquitectura y dise?o.?
01 El di¨¢logo del arte
MUSEO HAUS DER KUNST, M?NICH
En el extremo sur del jard¨ªn ingl¨¦s de M¨²nich, no lejos del museo Pinakothek der Moderne (que ha cumplido una d¨¦cada en 2012) y del museo colorista Branhorst, se yergue un colosal edificio neocl¨¢sico que parece un s¨®lido templo gris. Una imponente columnata de pilares enmarca un p¨®rtico elevado que, al mirar hacia arriba, revela esv¨¢sticas en los mosaicos del techo. La Haus der Kunst, la casa del arte, se inaugur¨® en 1937 como m¨¢quina de propaganda del arte alem¨¢n y del Tercer Reich, pero ha ido evolucionando a lo largo de las ¨²ltimas d¨¦cadas como uno de los espacios para el arte contempor¨¢neo m¨¢s osados. Ning¨²n otro museo alem¨¢n carga consigo el peso del lado m¨¢s oscuro del pa¨ªs a la vez que mira con tanta audacia al futuro.
?¡°La Haus der Kunst es un edificio que ha sobrevivido a sus a?os de infamia¡±, dice Okwui Enwezor, que lleva dirigiendo el museo desde 2011. El comisario y acad¨¦mico de 49 a?os nacido en Nigeria se encarga de una doble tarea: montar exposiciones estimulantes de primera categor¨ªa, protagonizadas por algunos de los artistas m¨¢s provocadores del momento, y, por otro lado, proporcionar un nuevo acceso a la historia del edificio, as¨ª como una nueva reflexi¨®n en torno a ella. ¡°Se construy¨® para un Reich que iba a durar mil a?os, lo que lo convierte en una especie de dinosaurio posmoderno. Pero, pens¨¢ndolo bien, solo es fascista en su representaci¨®n, no en lo que respecta a la calidad de los espacios¡±, dice Enwezor.
Ya sea caminando por todo el elevado atrio central, viendo instalaciones en la espaciosa sala de exposiciones de la planta baja o visionando videoarte en las peque?as dependencias que alberga el refugio antia¨¦reo del s¨®tano, est¨¢ claro que estos espacios son casi ideales para contemplar obras de arte. La coreograf¨ªa de las galer¨ªas de pintura es impecable: innumerables l¨ªneas de visi¨®n que subrayan la amplia escala del museo. Pero tambi¨¦n se palpa una herencia pesada. La Haus der Kunst fue la primera construcci¨®n monumental de Hitler, edificada para las exposiciones del gran arte alem¨¢n: escaparates anuales de arte germ¨¢nico aceptado por el r¨¦gimen. Las piezas se vend¨ªan, por lo que no existe colecci¨®n.
Muestras en el ala este
Las exposiciones actuales se han convertido en cita obligada dentro del circuito de las grandes instituciones art¨ªsticas, con obras de estrellas de todo el mundo como Ai Weiwei, Paul McCarthy y el enfant terrible sudafricano Kendell Geers. Camuflado entre el follaje durante los ataques a¨¦reos, el edificio se libr¨® de los estragos de la guerra. En mayo de 1945, el ej¨¦rcito estadounidense ya hab¨ªa solicitado partes del edificio para usarlas como trastero y como club de oficiales. El ala oeste se convirti¨® en sala de exposiciones para obras procedentes de la deteriorada Pinakothek. En el ala este se montaron exposiciones destinadas a ¡°volver a traer a los modernos a Alemania¡±, seg¨²n la archivera del museo, Sabine Brantl. Esos modernos inclu¨ªan nombres como Henry Moore, Georges Braque, el grupo Der Blaue Reiter, una retrospectiva de Picasso en 1955, una exposici¨®n de arte degenerado en 1962, Paul Klee, Marc Chagall y una larga lista de otras superestrellas.
Las cosas fueron bien durante mucho tiempo, pero, a finales de los ochenta, el edificio necesitaba una renovaci¨®n y volvi¨® a hablarse de su demolici¨®n. La Haus se mantuvo firme. En 1992, con el apoyo del coleccionista de arte Josef Sch?rghuber y el Estado de Baviera, Haus der Kunst se convirti¨® en una fundaci¨®n p¨²blico-privada, proclamando progresivamente una audaz nueva era con, tal como se?ala Enwezor, ¡°directores que no fuesen alemanes¡±. Christoph Vitali, de Suiza, mostr¨® a los cl¨¢sicos modernos de 1994 a 2003. Pero fue el comisario belga Chris Dercon (hoy, en la Tate Modern londinense) quien realmente se centr¨® en el arte contempor¨¢neo m¨¢s reciente y dio los primeros pasos para abordar el legado de la Haus. ¡°Dercon inici¨® una fase a la que llamamos de reconstrucci¨®n cr¨ªtica¡±, afirma Wilmes. Al trabajar con el asesoramiento de arquitectos como Rem Koolhaas y Jacques de Meuron, Dercon cambi¨® elementos arquitect¨®nicos (hizo quitar el revestimiento blanco que se hab¨ªa a?adido para desnazificar paredes y suelos originales del edificio). En 2005, el archivo se abri¨® al p¨²blico en visitas guiadas y, m¨¢s tarde, una base de datos online que inclu¨ªa todas las obras que se vendieron durante la ¨¦poca nazi. Al mismo tiempo, el arte se fue haciendo cada vez m¨¢s provocador: en 2009, la pieza Remembering, de Ai Weiwei, cubri¨® la fachada del edificio con 9.000 mochilas infantiles de colores, en recuerdo de los terremotos de Sichuan.
Enwezor est¨¢ intensificando el trabajo de Dercon a su manera. Algunas iniciativas recientes son una nueva identidad corporativa a cargo de Basedesign. Enwezor tambi¨¦n ha desvelado m¨¢s elementos de la arquitectura ocultos durante largo tiempo, como una escalera tapiada por un muro durante 50 a?os. En la sala central se eliminaron unos tapices para crear un espacio di¨¢fano intervenido cada a?o por un artista bajo el nombre Der ?ffentlichkeit (para el p¨²blico). Actualmente, lo ocupa una instalaci¨®n de la surcoreana Haegue Yang.
Enwezor aboga por lo interdisciplinario. ¡°Quiero una relaci¨®n m¨¢s estrecha entre las exposiciones, la investigaci¨®n y la educaci¨®n¡±, dice. Hasta mayo coinciden una muestra del artista sudafricano Kendell Geers y otra sobre el apartheid. ¡°Cuando los mundos y las historias se tocan de este modo, la conversaci¨®n puede comenzar. Somos privilegiados por contar con semejante plataforma en la que mantener estas conversaciones. Puede que haya fricciones, pero es como cuando se cuela la arena dentro de una ostra. M¨²nich tiene recursos y un p¨²blico inteligente. Emple¨¦moslos¡±.
02 Burger de Ville
BERL?N
Una zona de obras en el centro de Berl¨ªn se ha convertido en el punto de encuentro de los aficionados a las hamburguesas, las mejor consideradas de la capital. Bajo el mando del chef J¨¹rgen Kl¨¹mpen ¡ªdel grupo hotelero 25hours¡ª se ha apuntado al carro de la comida callejera ¡ªo m¨¢s bien de la cocina m¨®vil¡ª y ha creado el trashumante Burger de Ville. Esta caravana Airstream, dise?ada para ellos, sirve hamburguesas de carne org¨¢nica de buey Black Angus con un panecillo tipo brioche hecho por un panadero local. Las patatas fritas vienen con ajo y perejil, sal marina, romero o espolvoreadas con queso parmesano reci¨¦n rallado.
03 Cer¨ºs Am Meer
ISLA DE R?GEN
Blancos acantilados de piedra caliza, playas de arena fina y aguas turquesas forman parte del tipo de paisaje que uno espera encontrar en el sureste asi¨¢tico o quiz¨¢ en el Caribe, pero desde luego no en Alemania. Pues esto es lo que le rodear¨¢ al despertarse si se aloja en el hotel Cer¨ºs, en la ciudad balnearia de Binz, en la isla de R¨¹gen. Moritz Lau-Engehausen dise?¨® las habitaciones empleando madera de roble ahumada y piedra sin pulir para conseguir un efecto de simplicidad. El hotel ofrece una gama de tratamientos en el Senso Spa, pero con el mar B¨¢ltico solamente a unos metros, ?qui¨¦n necesita un spa??
?04? 87
STUTTGART
En el interior de un edificio de ladrillo rojo del siglo XIX, en la esquina de las calles Koenig Karl y Daimler, se encuentra el restaurante 87. Ocupa un s¨®tano reformado por la pareja formada por Simone y Alexius Bletsas y abri¨® a finales del a?o pasado. Centrado en productos alemanes, el men¨² de 87 cambia cada dos meses (reserve una mesa o se perder¨¢ la oportunidad de probar propuestas tales como el steak de salm¨®n con acelgas y quinoa) y se especializa en platos sin gluten ni lactosa. Es aqu¨ª donde los habitantes de Stuttgart acuden en manada para su desayuno dominical y para pedir platos como la tortilla con pollo, espinacas y queso.
?05 Vend?me
COLONIA
El Grandhotel Schloss Bensberg, que en su d¨ªa fue el retiro privado del pr¨ªncipe Jan Wellem (1690-1716), es hoy sede del secreto mejor guardado de Colonia. Aqu¨ª ¡ªentre las colinas de Bergisches Land con una vista espectacular de la ciudad y de su catedral¡ª se encuentra el restaurante Vend?me, dotado con tres estrellas Michelin. El hotel y el restaurante est¨¢n a 15 minutos en taxi del aeropuerto de Colonia. Dejando a un lado su nombre franc¨¦s, Vend?me lleva cinco a?os en la lista de los 50 mejores restaurantes del mundo de la revista Restaurant.Es una de las referencias de la Neue Deutsche K¨¹che, la nueva cocina alemana. El chef Joachim Wissler lleva 13 a?os en sus fogones y su men¨² es moderno y creativo. Incluye, por ejemplo, un plato tradicional alem¨¢n de venado con agujas de pino y crema de apio, lo cual ilustra perfectamente su afici¨®n por actualizar los platos esenciales de la tradici¨®n alemana.
06 Luv
HAMBURGO
Los dise?adores industriales Steve Cichon y Robert Betz se asociaron con el gur¨² del marketing Wolfram Timmermanns en 2011 para convertir una vieja herrer¨ªa del distrito hamburgu¨¦s de Schanzen en una concept shop (tienda de concepto) llamada Luv. Con su letrero de ne¨®n amarillo sobre Ludwigstrasse, el espacio tiene una fuerte influencia del dise?o escandinavo y vende objetos decorativos funcionales del estilo de Muuto y Tveit & Torn?e. El equipo de Luv tambi¨¦n asesora a empresas y particulares en proyectos de decoraci¨®n. Para familiarizar a la gente con la tienda, el primer jueves de cada mes Luv organiza un aperitivo abierto al p¨²blico donde los entusiastas del dise?o pueden disfrutar de una copa mientras echan un vistazo a los nuevos productos.?
07 Das Stue
BERL?N
El hotel m¨¢s nuevo de Berl¨ªn, Das Stue, se encuentra en la antigua embajada de Dinamarca, un edificio cl¨¢sico en el distrito diplom¨¢tico de Tiergarten, en Mitte, construido en los a?os treinta por el arquitecto de Stuttgart Joahnn Emil Schaudt. Das Stue ¡ªcuarto de estar en dan¨¦s¡ª fue transformado por el estudio Axthelm Architects para alojar 80 habitaciones y su decoraci¨®n estuvo a cargo de la dise?adora espa?ola Patricia Urquiola. El Zoo de Berl¨ªn se encuentra al lado y es una vista excelente con la que despertarse. El restaurante del hotel, a cargo del chef catal¨¢n Paco P¨¦rez, sirve comida mediterr¨¢nea.
08 Deutsch
FR?NCFORT
La terminal 1 del aeropuerto de Fr¨¢ncfort alberga la sede de Deutsch, el segundo restaurante de aeropuerto a cargo de Ronald Kuffler, quien ha creado un men¨² con el que invita a probar la ¡°verdadera comida alemana¡±. El l¨²dico posicionamiento del restaurante es el resultado de la colaboraci¨®n entre la dise?adora Kathrin Bade, instalada en Berl¨ªn, y Sven Hoffmann, con estudio en Hamburgo. Con un espacio para un m¨¢ximo de 140 comensales, cada uno de los platos del men¨² viene escrito en caracteres fon¨¦ticos para ayudar a los viajeros internacionales y a aquellos que no hablan alem¨¢n a la hora de pronunciar los nombres. Pida la tradicional sopa Kr?uterrahms¨¹ppchen o el bistec Pf?lzer Zwiebelrostbraten hasta que sea capaz de pronunciarlos como los alemanes.
09 Tautes Heim
BERL?N
El dise?ador gr¨¢fico Ben Buschfeld y su mujer Katrin Lesser admiraban desde hac¨ªa mucho tiempo el complejo residencial La Herradura, del urbanista Bruno Taut (1880-1939), cuando encontraron una casa a la venta en el recinto. ¡°Estaba en mal estado y necesitaba urgentemente una restauraci¨®n, pero era un verdadero tesoro¡±, dice Ben. Siguiendo estrictas normas de conservaci¨®n, se abri¨® al p¨²blico como casa de hu¨¦spedes para un m¨¢ximo de cuatro personas, decorada con mobiliario de los a?os treinta. ¡°Es un lugar estimulante que ofrece una alternativa a los hoteles impersonales¡±, dice Buschfeld, que recomienda caminar hasta el palacio Britz y comer en uno de los restaurantes cercanos.
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