Viaje al pasado minero de Bilbao
Siglos de miner¨ªa han dejado una impronta muy peculiar en el paisaje y el callejero de la ciudad
Aunque poco quede ya de esa historia dedicada a la extracci¨®n de hierro, siglos de miner¨ªa en Bilbao y sus alrededores han dejado una impronta muy peculiar en el paisaje, el callejero bilba¨ªno y tambi¨¦n en algunos de sus locales m¨¢s modernos. Proponemos un viaje en el tiempo que a¨²na naturaleza, ocio y gastronom¨ªa.
Comenzamos la jornada a las afueras de Bilbao, en el Valle de Tr¨¢paga, donde cogeremos el funicular de Larreineta, que, a trav¨¦s de dos kil¨®metros y con un desnivel del 35%, asciende hasta los antiguos yacimientos mineros. Inaugurado en 1926, serv¨ªa entonces para el transporte de mercanc¨ªas, aunque su uso actual sea sobre todo tur¨ªstico. Desde all¨ª podemos obtener unas sensacionales vistas de Bilbao y la desembocadura del Abra, viejas minas abandonadas y caser¨ªos dispersos. Recorriendo un extra?o paisaje retorcido por el hombre, salpicado de lagunas verdes que inundan las antiguas excavaciones y modernas esculturas de hierro y piedra, llegaremos hasta el barrio de La Arboleda, antiguo poblado minero que conserva el tipismo de sus construcciones y donde hasta el supermercado lleva el nombre de 'La Mina'.
Son muchas las ofertas de ocio en La Arboleda, con sus mesas al aire libre para picnics, sus rutas de senderismo, alquiler de caballos, el moderno campo de golf de Meaztegi o el Museo de la miner¨ªa del Pa¨ªs Vasco (siguiendo la carretera hacia Gallarta). Pero seamos sinceros: los bilba¨ªnos, cuando van a La Arboleda, lo hacen para disfrutar de una alubiada. Y alubias rojas con sacramentos (chorizo, morcilla, tocino, costilla¡) es de hecho el men¨² m¨¢s propio de tiempos de duro trabajo que seguimos encontrando hoy, por un precio que oscila entre los 13 y 13,50 euros, en todos sus muchos restaurantes. El m¨¢s cl¨¢sico, Casa Sabina (calle Mamerto Allende, 9), pero hay m¨¢s: Maite, Zamarripa¡ Necesitaremos luego de un buen paseo para hacer la digesti¨®n, y el paraje se presta a ello mejor que en ning¨²n otro sitio.
De regreso al centro de Bilbao, donde el moderno trazado parece haber sepultado las huellas de ese pasado y hay que buscar con m¨¢s cuidado, ser¨¢ parada obligatoria el muelle Marzana, atracadero donde las gabarras cargaban el mineral que bajaba del monte Miribilla y en el que hoy se asienta el barrio m¨¢s nuevo de la ciudad. Nadie dir¨ªa que en su n¨²mero dos, tras una anodina puerta met¨¢lica, se esconde una galer¨ªa de la mina San Luis que atraviesa las tripas de Bilbao. El Ayuntamiento plane¨® hace unos a?os abrirla al p¨²blico, pero el peligro de desprendimientos le hicieron desistir; aun as¨ª, el lugar, con su eco de vagonetas, ha servido de localizaci¨®n para m¨¢s de una pel¨ªcula. Junto a ¨¦l, en las faldas del popular barrio de La Palanca (antiguo barrio chino bilba¨ªno cuyo mismo nombre evoca el hacer de aquellos barreneros), la puerta contigua recoge toda esta tradici¨®n en el moderno restaurante La Mina (Muelle Marzana, 4), condecorado con una estrella Michelin y en el que ?lvaro Garrido ofrece una de las propuestas gastron¨®micas m¨¢s originales y celebradas de la regi¨®n (men¨² degustaci¨®n por 55 euros).
Pone la guinda a esta jornada el Pub La Carboner¨ªa (Mar¨ªa D¨ªaz de Haro, 23), cuyo nombre responde a un olvidado yacimiento de esta zona de Indautxu. Con una decoraci¨®n tem¨¢tica y acogedora, La Carboner¨ªa es el lugar id¨®neo para degustar los mejores combinados, gracias a su cuidada selecci¨®n de rones y whiskies de importaci¨®n: al calor de su estufa nos sentiremos como en el interior de una vieja mina, aunque sin duda m¨¢s c¨®modos.
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