El jard¨ªn bot¨¢nico de ?msterdam cumple 375 a?os

En ?msterdam hay numerosos parques y zonas verdes, como Vondelpark, Westerpark u Oosterpark, pero mi favorito para desconectar del mundanal ruido es el jard¨ªn bot¨¢nico, que ahora cumple 375 a?os .?

El?Hortus Botanicus Amsterdam, de 1,2 hect¨¢reas de extensi¨®n, se encuentra en el barrio de Plantage, en el borde del agitado centro de ?msterdam, muy cerca del Museo Hermitage, del zool¨®gico y de la ?pera. Fundado en 1638, este es uno de los jardines bot¨¢nicos m¨¢s antiguos del mundo. En ¨¦l crecen, en siete climas diferentes, alrededor de 4.000 variedades de plantas procedentes de todos los continentes (que seg¨²n explican aqu¨ª es aproximadamente el 2% de todas las especies de plantas que crecen en la Tierra). Aunque originalmente era un jard¨ªn de hierbas medicinales en el que se formaban m¨¦dicos y farmac¨¦uticos, su colecci¨®n creci¨® en los siglos XVII y XVIII cuando los barcos de la Compa?¨ªa Neerlandesa de las Indias Orientales (VOC) tra¨ªan plantas ornamentales y especias al Hortus. Hoy en d¨ªa, adem¨¢s de ser un lugar de recreo para los aficionados a las plantas y buscadores de tranquilidad, esta instituci¨®n gestiona su colecci¨®n de plantas con un enfoque cient¨ªfico, intercambiando semillas con otros jardines bot¨¢nicos.

El acceso al Hortus cuesta 8,5 euros para los adultos. Quiz¨¢ la competencia con las m¨²ltiples atracciones culturales de esta ciudad, y de este barrio en particular, hacen que no sea el lugar m¨¢s transitado, pero justo por eso resulta tan especial.

Una vez cruzada la puerta de acceso, que data de 1715, uno de los componentes m¨¢s antiguos del Hortus, cualquier recorrido es bueno. Se puede empezar por el caf¨¦ del jard¨ªn bot¨¢nico, la Oranjerie. Su nombre proviene de la funci¨®n original del edificio donde est¨¢ ubicado, el almacenamiento de los c¨ªtricos durante el invierno. No solo vale la pena entrar para probar los diferentes platos biol¨®gicos o las tartas, especialmente la de zanahoria, sino tambi¨¦n para ver los paneles de lana con flores que cubren las paredes. Estas obras de fieltro fueron creadas por la artista holandesa Claudy Jongstra, que tambi¨¦n ha decorado la sala de conferencias del Lloyd Hotel o el muro de entrada de la Biblioteca P¨²blica, ambos en ?msterdam, u otros edificios de ciudades emblem¨¢ticas, como el Lincoln Center for the Performing Arts de Nueva York.?

El hecho de que no se puedan efectuar llamadas desde dentro y que el m¨®vil tenga que estar en silencio resulta ya toda una experiencia.

Con la tripa llena lo mejor es dar un paseo por los invernaderos. El situado justo al lado de la Oranjerie es el edificio m¨¢s reciente y alberga tres climas distintos: el subtropical, con plantas de Sud¨¢frica, de Australia y de Nueva Zelanda; el des¨¦rtico y el tropical, que parece una aut¨¦ntica selva, con palmeras, epifitas y orqu¨ªdeas. Hay que preparase para acceder en la zona tropical ya que al entrar parece que te den un bofet¨®n cargado de humedad.

Mi edificio favorito es el Palmhouse, el invernadero de palmeras, que celebr¨® su centenario el pasado a?o. Hoy en d¨ªa es monumento nacional. En invierno, el edificio de ambiente victoriano de la Palmhouse est¨¢ lleno de palmeras y plantas cultivadas en impresionantes recipientes de madera que en el verano se colocan en la terraza o en el jard¨ªn.

De camino a la salida cabe observar el dise?o del jard¨ªn al aire libre que data de 1863 y que es caracter¨ªstico del movimiento rom¨¢ntico. Sus caminos de curvas y formas redondeadas consiguen que el visitante olvide el entorno. Y para olvidarlo por completo lo mejor es entrar en el invernadero de las mariposas, en el que cientos de lepid¨®pteros tropicales parecen divertirse volando alrededor de plantas utilizadas en productos de uso cotidiano, tales como el caf¨¦, el t¨¦ o el chocolate (especialmente recomendado para visitas con ni?os).

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