El barrio grancanario de San Lorenzo
La visita a esta zona agr¨ªcola de Las Palmas debe hacerse en domingo para coincidir con su mercado
El '?blam!' que el ni?o o¨ªa en el aula del colegio proven¨ªa de m¨¢s all¨¢ de las fincas de plataneras, justo del otro lado del valle, de la cantera de San Lorenzo, ¨²ltimo exponente ¨Cen declive¨C de las minas que durante siglos han horadado a golpe de barreno las monta?as de esta zona de Gran Canaria. San Lorenzo es otro mundo. Nada que ver con la ciudad de Las Palmas de Gran Canaria a la que pertenece.?
Una visita al barrio debe hacerse en domingo para coincidir con su mercado, el ¨²nico agr¨ªcola de la capital. En coche los doce kil¨®metros de distancia no superan los diez minutos. Lo recomendable es tomar la circunvalaci¨®n (GC-3) en direcci¨®n a Teror y desviarse por la GC-308. La sinuosa carretera que nos lleva al barrio pasa junto a un peculiar conjunto de 28 estanques construidos desde el siglo XVII para almacenar agua de riego. Son las charcas de San Lorenzo, una de las principales construcciones hidr¨¢ulicas hist¨®ricas de la isla. Un entorno de m¨¢ximo inter¨¦s ornitol¨®gico por la variedad de aves que transitan por ellas. Si la opci¨®n es transporte p¨²blico hay que coger la guagua 335 de la compa?¨ªa Global desde la estaci¨®n del parque San Telmo. Sale cada hora a las y cinco, tambi¨¦n los domingos. En 30 minutos llegaremos.
El mercado de San Lorenzo abre de 8 a 14 horas todos los domingos. Hay que llegar temprano. Suele copar su aforo de 7.000 visitantes en 1.500 metros cuadrados. En su treintena de puestos se pueden encontrar frutas y verduras de temporada de esta y otras zonas de la isla, queso, miel, semillas y planta arom¨¢ticas o todo tipo de panes. Por ejemplo, papas 'del ojo dorado', calabaza boba, ciruelas del pa¨ªs, berenjena blanca, tunos indios y batatas de huevo.
Tras la compra nos acercamos a la plaza. Son dos minutos a pie. Pasamos junto al bazar Murillo, donde si hay hambre podremos pedirnos un bocadillo con el t¨ªpico pan 'grande'. Lo podremos degustar muy cerca, frente a la terraza que hay delante de la iglesia, construida en el siglo XVII. Enfrente, la misma casa de dos plantas que hoy es vivienda particular fue el antiguo ayuntamiento. ¡°Te matar¨¦ / con una sobredosis de ternura¡± canta un limpiacoches con un vozarr¨®n que traspasa las manzanas del casco viejo del pueblo. Nosotros recorremos las callejuelas buscando el edificio de los antiguos juzgados. Es domingo y muchas casas de las terreras tienen las puertas abiertas de par en par.
Venimos con hambre de campo. Queremos m¨¢s. As¨ª que decidimos escalar las cumbres de la capital. En coche nos desviamos por la calle La Paz, que es el punto de partida de la carretera vecinal de La Milagrosa (C-381). La cuesta es pronunciada. Ascendemos 400 metros en solo cinco kil¨®metros de trayecto y seis minutos entre los barrancos de El Acebuchal y El Pintor. Pasamos de largo por La Milagrosa, adonde volveremos para almorzar. Antes exploraremos los l¨ªmites m¨¢s altos del municipio de Las Palmas de Gran Canaria, a 610 metros en lo alto de la caldera volc¨¢nica de Pino Santo, paisaje protegido. Vale la pena bajarse del coche para admirar las vistas de la urbe, muy a lo lejos. El d¨ªa est¨¢ claro. Mirando al este, la isla de Fuerteventura parece un lagarto gigante tumbado al sol sobre el horizonte.
De vuelta, el bar La Milagrosa, 20 a?os de vida y cuatro en manos de sus actuales due?os, ofrece una relaci¨®n calidad precio insuperable. Mejor llegar antes de la una. Se llena. Por diez euros por persona conoceremos su exquisita tortilla de papas, de las mejores de la isla. O su cl¨¢sico papas, queso y mojo, es decir, papas hervidas con queso tierno y supremo mojo rojo casero. O sus deliciosas alb¨®ndigas caseras, su inapelable cochino frito. O su acompa?amiento, que son caballas de lata servidas con ensalada. O todo a la vez. Estaremos fant¨¢sticamente atendidos. Para finalizar esta incursi¨®n en las cumbres de la capital nos queda tomar, ahora s¨ª, la decisi¨®n m¨¢s dif¨ªcil. ?Demoledor polvito canario o fin¨ªsima tarta de pi?a? Si vivimos en el centro de la capital, la vuelta a casa en coche no nos llevar¨¢ m¨¢s de quince minutos.
Pocos en Gran Canaria conocen que a San Lorenzo pertenecieron siglos atr¨¢s dos de los parajes m¨¢s codiciados de la isla, la playa de Las Canteras y la Isleta. La mayor¨ªa tampoco sabe que algunas personas de aqu¨ª buscan todav¨ªa los cad¨¢veres de sus familiares asesinados en la Guerra Civil. Fue en 1937 tras el golpe de estado de Franco. Tras un tiempo en la c¨¢rcel, el acalde comunista y cuatro concejales fueron ejecutados. Son los fusilados de San Lorenzo. Y tambi¨¦n fue entonces cuando este n¨²cleo de poblaci¨®n perdi¨® su condici¨®n de municipio independiente y fue anexionado a Las Palmas de Gran Canaria.
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