Los or¨ªgenes de Elvis
Una pelvis con el nombre del rockero y otros misterios en la visita a Atapuerca
El veh¨ªculo utilizado es un 4¡Á4, pero bien podr¨ªa imaginarse como aquel DeLorean en el que Marty McFly, protagonista de Regreso al futuro, saltaba para moverse entre los confines del espacio y el tiempo. El Museo de la Evoluci¨®n Humana (MEH) de Burgos, inaugurado en 2010, ha comenzado a realizar excursiones guiadas en todoterreno que complementan las habituales visitas a los yacimientos de Atapuerca y su parque arqueol¨®gico, a una veintena de kil¨®metros de la ciudad castellanoleonesa. Con salida en el centro de recepci¨®n del visitante (CRV) de Atapuerca, el salto motorizado al pasado arranca con la estampa de unos restos de d¨®lmenes neol¨ªticos que atestiguan la presencia sedentaria de humanos en estos parajes al menos 3.000 a?os antes de Cristo. Pronto se divisan unos campos de labranza, en su d¨ªa escenario de la cruenta batalla de Atapuerca, ocurrida en el 1054, que enfrent¨® en plena Reconquista a los hermanos Fernando I, rey de Castilla, y Garc¨ªa S¨¢nchez III, de Pamplona, que perdi¨® all¨ª la lucha, la comarca y la vida.
Con el ojo atento, con suerte, pueden otearse desde el coche corzos, jabal¨ªs o zorros, que comparten vecindario con frondosas encinas y robles, as¨ª como abundantes plantas de sotobosque como el tomillo, el romero o el brezo. El itinerario cruza, adem¨¢s, por un camino elevado con vistas a la Gran Dolina, donde en 1994 se hallaron los primeros restos de una especie hasta entonces desconocida, el Homo antecessor, primer europeo conocido y can¨ªbal que pobl¨® estos lares hace 800.000 a?os.
Junto con este yacimiento, tambi¨¦n se pueden visitar la Sima del Elefante y el Complejo de Galer¨ªa,siempre llegando con lanzaderas que salen puntualmente desde el Museo de la Evoluci¨®n Humana de Burgos o los centros de recepci¨®n de visitantes de Atapuerca y de Ibeas de Juarros.
A excepci¨®n de los meses de verano, cuando el inclemente tiempo burgal¨¦s permite el trabajo al aire libre, el resto del a?o las excavaciones aparecen desiertas de arque¨®logos. Es solo gracias a la labor del gu¨ªa, quien lleva consigo un malet¨ªn con material para ilustrar sus explicaciones, por lo que puede comprenderse la importancia de lo que esconden unas zanjas que solo dejan ver una amalgama de piedras y tierra rojiza.
Adem¨¢s de por los muchos andamios que los cubren, los yacimientos llaman la atenci¨®n por unas cintas que se extienden sobre suelos y paredes en una ret¨ªcula que se usa para delimitar el ¨¢rea de b¨²squeda de cada investigador. Aunque el primer hallazgo de restos hom¨ªnidos no lleg¨® hasta los a?os setenta, los filones salieron a la luz a finales del XIX, cuando una compa?¨ªa brit¨¢nica dinamit¨® la zona para abrir una trinchera que diera paso a un ferrocarril minero.
Grupos de seis
La excursi¨®n termina con una cata de vinos, aprovechando que Burgos es en 2013 la capital gastron¨®mica espa?ola. Con asiento para una docena de personas, este viaje en el tiempo de cerca de tres horas puede hacerse tanto en las distintas fechas establecidas como a trav¨¦s de petici¨®n, siempre y cuando la reserven grupos de al menos seis turistas.
Como complemento, el parque arqueol¨®gico de Atapuerca, situado junto a los yacimientos, propone una actividad recomendable para grupos familiares, un revelador tour did¨¢ctico que en algo m¨¢s de media hora repasa los hitos de la vida en ¨¦poca prehist¨®rica. Desde la fabricaci¨®n de herramientas hasta la creaci¨®n de pinturas rupestres o la preparaci¨®n del fuego, el gu¨ªa ejemplifica en primera persona los modos y costumbres de nuestros antepasados.
De ida o de regreso a Burgos, dependiendo del sentido del viaje, en el Museo de la Evoluci¨®n Humana aguarda el plato fuerte: los registros materiales de la presencia ininterrumpida durante un mill¨®n de a?os de especies hom¨ªnidas en Atapuerca, desde el Homo antecessor hasta elheidelbergensis, el neandertal (del que a¨²n no se han hallado restos en la zona, pero s¨ª sus huellas en forma de herramientas u otros vestigios), y el sapiens.
El edificio de Juan Navarro Baldeweg, una enorme caja de luz que alberga, adem¨¢s del museo, el Centro Nacional de Investigaci¨®n sobre la Evoluci¨®n Humana y el Palacio de Exposiciones y Congresos de Burgos, atesora los c¨¦lebres f¨®siles de dos Homos heidelbergensis, el cr¨¢neo completo conocido como Miguel¨®n, y Elvis, la pelvis. Otras reliquias, como el bifaz Excalibur, podr¨ªan suponer la prueba de que, hace ya cientos de miles de a?os, nuestros antepasados, como nosotros, fueron seres con la capacidad y la voluntad de celebrar rituales en torno a la muerte. Esa misma que un d¨ªa, a¨²n no se sabe c¨®mo, arras¨® con todos ellos.
Gu¨ªa
Informaci¨®n
? Museo de la Evoluci¨®n Humana. Paseo de la Sierra de Atapuerca, s/n. Burgos. Tarifa general, 6 euros; reducida, 4; menores de 8 a?os, desempleados, personas con discapacidad y mi¨¦rcoles por la tarde, gratis. Recorridos en 4¡Á4: reservas, en el 902 02 42 46. Visita a los yacimientos de Atapuerca, 6 euros; reducida, 5. Visita al parque arqueol¨®gico, 5 euros; reducida, 4. Visita combinada al museo y a los yacimientos, 12 euros; reducida, 9. Visita combinada al Museo de la Evoluci¨®n Humana, al parque arqueol¨®gico y a los yacimientos, 17 euros; reducida, 13; coste adicional del autob¨²s lanzadera, 1 euro.
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