Oslo, tras los pasos de Edvard Munch

Oslo celebra en 2013 el 150? aniversario del nacimiento de su pintor m¨¢s reconocido internacionalmente, Edvard Munch. Entre los eventos que recordar¨¢n su figura destaca la exposici¨®n Munch 150, la muestra m¨¢s completa sobre el artista realizada hasta la fecha. Pero la capital noruega nos ofrece tambi¨¦n la oportunidad de seguir los pasos del pintor m¨¢s all¨¢ de las conmemoraciones y actos oficiales previstos, visitando escenarios que le inspiraron, lugares en los que vivi¨® o viendo su obra mientras recorremos la ciudad.

Una primera parada nos lleva al lugar que inspir¨® al artista para crear su cuadro ma?s conocido, 'El Grito', en noruego 'Skrik'. La visi¨®n?de una tormenta avanzando hacia la ciudad de Oslo, cuando paseaba con unos amigos por una colina del barrio de Ekeberg, produjo en Munch la sensaci¨®n de un grito que atravesaba la naturaleza.

La figura humana que protagoniza el famoso cuadro, del que existen cuatro copias, en lo que parece un momento de angustia extrema, tiene precisamente como fondo el paisaje de la ciudad que veremos desde esta colina. Se puede llegar a ella tomando el tranvi?a nu?mero 19 hasta Sjomannsskolen y desandando luego el camino de vuelta al centro de Oslo, hasta encontrar un mirador a nuestra izquierda. Si el visitante tiene suerte, podr¨¢ disfrutar de sol y cielo despejado, no como le ocurri¨® al pintor noruego en el paseo que le inspir¨®.

La obra de Munch puede igualmente contemplarse fuera de las salas de los museos, en un escenario tan poco habitual como el comedor de empleados de la f¨¢brica de chocolate Freia. La marca es una aut¨¦ntica instituci¨®n en el pa¨ªs, y el propio explorador noruego Roald Amundsen agradeci¨® su contribuci¨®n a ayudarle a sobrevivir durante su expedici¨®n de 1911 al Polo sur. Hoy sus tabletas individuales siguen formando parte de la dieta de los noruegos, para reponer fuerzas tras las jornadas de esqu¨ª a las que son tan aficionados.

Munch pint¨®, por encargo de la direcci¨®n de la f¨¢brica, una serie de 12 murales para decorar uno de los comedores. Sorprende, adem¨¢s del escenario en el que se encuentran, lo alegre y colorido de las escenas, protagonizadas por ni?os y ambientadas en las playas del sur de Oslo en las que el artista pasaba el verano.

La visita a Freia, que precisa de reserva previa (freialand@kraftfoods.com), nos permitir¨¢ conocer, de paso, el barrio de Grunerlokka, en el que vivi¨® con su familia entre 1875 y 1889. Una de las zonas que marca tendencia en Oslo, llena de restaurantes alternativos y tiendas de segunda mano.

El recorrido termina visitando otra de sus obras, pintada cuando era un joven y poco conocido artista, y que decora un espacio abierto al p¨²blico. Se trata de la imagen de una de las avenidas principales de Oslo, Karl Johans gate, y que se puede ver en el primer piso de un peque?o centro comercial llamado Paleet, situado en el n¨²mero 37 de esta misma v¨ªa.

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