El pueblo 'hippie' de Malaui
Nkhata Bay es uno de los destinos preferidos de mochileros en este pa¨ªs africano
Nkhata Bay, en el norte de Malaui, es la mejor parada junto al lago del pa¨ªs para j¨®venes y mochileros que buscan diversi¨®n. A 50 kil¨®metros de Mzuzu, la capital septentrional de Malaui, Nkhata Bay combina ma?anas repletas de actividades con noches de marcha que terminan cuando sale el sol. A lo largo de dos bah¨ªas parejas, separadas por una pen¨ªnsula que hace de embarcadero, este pueblo de 15.000 habitantes, dispone de varios hostales ecotur¨ªsticos.
Muy cerca de la improvisada estaci¨®n de minibuses y furgonetas reconvertidas en transporte tur¨ªstico se encuentran alojamientos como Mayoka Village. Este hostal, incrustado en la colina que indica el camino a la playa de Chikale, concentra la mayor proporci¨®n de viajeros. Pero tambi¨¦n est¨¢n bien Butterfly Space Lodge o Aqua ?frica.
El ambiente en los alojamientos est¨¢ impregnado del esp¨ªritu hippie y relajado del municipio. Aptos para todos los bolsillos, con un men¨² variado y una filosof¨ªa respetuosa con el medio ambiente, los hostales son los encargados de poner el entretenimiento ofreciendo distintas actividades: paseos por las aldeas colindantes, kayak, buceo, saltos de altura al lago, dar de comer a las ¨¢guilas acu¨¢ticas¡ Si se desea sumergirse en el lago Malaui, Aqua ?frica dispone de cursos de submarinismo adecuados a todo tipo de personas y experiencia. Las inmersiones en plena noche son toda una experiencia que no hay que dejar de probar si se cuenta con presupuesto.
Las ma?anas en Nkhata Bay comienzan lentas, mecidas por una hamaca. Las actividades se planean tras la comida y es entonces cuando el pueblo cobra vida. Su mercado es una algarab¨ªa en las primeras horas de la tarde. Se venden frutas y verduras, carnes, pescado, ropa, utensilios de cocina, de ba?o¡ un collage comercial para perderse e impregnarse de la idiosincrasia del pueblo.
En los puestos de artesan¨ªa, el esparto cobra protagonismo en los sombreros, cestas y alfombras. En ellos se pueden comprar todo tipo de figuras de madera, pulseras, collares y souvenirs. Los comerciantes reflejan el buen rollo que hay aqu¨ª con los viajeros. Se puede ver a los vendedores? intentar cerrar una venta mientras ense?an a los clientes a jugar al bao, una especie de ajedrez con el que los malau¨ªs pasan las horas.
Tras la visita vespertina al mercado, a pocos metros se puede disfrutar de un partido de f¨²tbol en el coraz¨®n del pueblo. Enfrente de la prisi¨®n, una explanada hace las veces de terreno de juego y lugar de espect¨¢culo para los locales. Desde la terraza del Kaya Papaya se puede ver el partido mientras se comienza con la cerveza antes de que caiga la noche.
Para cenar, la opci¨®n segura es siempre el men¨² variado y sabroso de los hostales. Pero tambi¨¦n es aconsejable acercarse a HotSpot o a H&M, ambos en el centro del pueblo, para dejarse sorprender por la comida malau¨ª. No esperen la carta, le servir¨¢n lo que haya esa noche. De seguro, pollo con nsima, las gachas de ma¨ªz que constituyen el plato t¨ªpico de Malaui, y verduras junto con patatas fritas ser¨¢ la principal opci¨®n.
Con la llegada del atardecer llega la fiesta. La m¨²sica se apodera de los pubs y bares del pueblo, cuyos atronadores altavoces retumban en las colinas que bordean el lago. Lo mejor es dejarse llevar.
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