Paseo por Corleone
La actriz Ana Wagener relata su viaje a la isla de Sicilia
En una cena con ocho amigos surgi¨® la idea de hacer un viaje a Sicilia. Ana Wagener no dud¨® en apuntarse. La actriz, que tiene en cartel La Anarquista,en el Teatro Espa?ol (hasta el 16 de junio), recorri¨®, en furgoneta, la isla italiana.
?Cu¨¢l era el plan?
El grupo que ¨ªbamos, entre los que se encontraban Blanca Portillo, Gonzalo Castro y Javier C¨¢mara, confiamos en las recomendaciones que me hizo un buen amigo de la ¨¦poca en la que viv¨ª en Italia. El objetivo era recorrer casas de hu¨¦spedes con encanto.
Qu¨¦ id¨ªlico.
Tras el vuelo, aterrizamos en Palermo muertos de hambre. Alquilamos una furgoneta y comimos en un sitio tradicional; la gastronom¨ªa iba a marcar el viaje. Daniela, la cocinera del local, nos indic¨® c¨®mo recorrer Palermo. Y tras visitarlo, fuimos a nuestra primera casa.
Lo dice con misterio.
Era una villa siciliana con un jard¨ªn precioso, una ermita y unos vi?edos de pel¨ªcula. Para recibirnos, nos hab¨ªan preparado una cena italiana al completo con antipasti, plato principal, segundo, postre y vinos. No pod¨ªamos decir que no.
?Por qu¨¦ se querr¨ªan negar?
Antes de llegar, pensando que no habr¨ªa nada de comer, hab¨ªamos parado en El Pescatore, un restaurante de carretera donde nos pusimos hasta arriba a base de una deliciosa pasta con sardinas. No hab¨ªa pasado ni una hora y ten¨ªamos otro fest¨ªn delante. Con un acento siciliano dif¨ªcil de entender, el se?or de la casa nos cont¨® que ese lugar era especial porque all¨ª Giuseppe Tomasi de Lampedusa escribi¨® p¨¢ginas de El Gatopardo, la novela en la que se basa la pel¨ªcula. Mientras nos contaba todo esto, nosotros ?nos est¨¢bamos empachando!
?Fueron el resto de lugares tan especiales?
En Catania nos recibi¨® Caetano, un se?or muy pintoresco que nos llev¨® al mercado de la ciudad y cocin¨® con nosotros. Despu¨¦s pasamos por Corleone. Nos hab¨ªan hablado del Museo de la Mafia, pero no lo encontr¨¢bamos. Preguntamos a la gente y nos empezaron a poner caras muy raras. Cuando dimos con ¨¦l, constatamos que la calle y la gente eran mucho m¨¢s interesantes que lo expuesto. Fue un viaje muy hedonista: re¨ªmos, comimos, disfrutamos y volvimos todos con la ropa estrecha.
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