Hay vida m¨¢s all¨¢ de la tarta de Santiago

En Santiago de Compostela hay una gran variedad de lugares apartados de los itinerarios tur¨ªsticos que revelan la afici¨®n de los compostelanos por los contenidos culturales: exposiciones, micro teatro, performance o espect¨¢culos de magia se presentan en varios de ellos. Puede que no se encuentren f¨¢cilmente pero solo hay que escarbar un poco. He aqu¨ª algunos ejemplos.

Thor, as¨ª lo llaman todos, sirve crema de orujo en un vaso corto sin hielo mientras afirma que "por la ma?ana vienen los de un partido, y por la tarde los del otro". Banquetas de madera, sillones de mimbre, butacas de escay, y un sinf¨ªn de muebles reciclados de tiendas de segunda mano y mudanzas pasadas mantienen el gusto est¨¦tico entre las cuatro paredes de piedras con mucha historia. En la capital compostelana hay lugares que escapan a las miradas furtivas de turistas ¨¢vidos de tarta de almendras y marisco de la r¨ªa. En la peque?a terraza de O Boneco Bar, en la avenida de Raxoi 19, justo antes de las escaleras que dan acceso a la plaza del Obradoiro desde el suroeste, se dan cita tanto estudiantes universitarios como cargos de la primera l¨ªnea pol¨ªtica gallega, pero pocos caminantes y visitantes de un turismo convencional.

Fundado hace nueve meses por un trabajador social y pulpeiro de Carballino y un periodista venezolano, busca mantener la esencia de esos lugares en los que puedes escapar de la vor¨¢gine diaria. Al momento, una pareja de caminantes, adultos, botas altas, mochila y bast¨®n, preguntan a Thor por un sitio en la ciudad compostelana. "Entran preguntando por otros lugares m¨¢s conocidos".

En las paredes cuelgan cuadros con formas y dibujos extravagantes. Forma parte de la pol¨ªtica activa de muchos lugares compostelanos de fomentar movimientos culturales y promover a artistas emergentes. Tocan los palos fundamentales, como las exposiciones o la m¨²sica, aunque tambi¨¦n ofrecen espect¨¢culos de magia para el desayuno.

Entre la iglesia de San Fiz de Solovio y el restaurado mercado de Abastos compostelano, existe otro de esos tesoros escondidos. En la r¨²a Tras San Fiz de Solovio 2, hay un bar con una peque?a terraza escondida a la sombra de ¨¢rboles de los que caen camelias, desde donde se puede oler el pescado fresco y las flores reci¨¦n cortadas de los puestos que est¨¢n a escasos metros: El Embora. Decorado con retazos de cultura pop y abarrotado de carteles de bolos pasados, forma parte de la cara m¨¢s cuidada de los movimientos culturales que permanecen a duras penas en la ciudad compostelana. No es el ¨²nico habitual del concierto o la exposici¨®n de emergentes y consolidados, pero se diferencia por un detalle. Sin movernos de la terraza, un portal tendr¨¢ su puerta entreabierta gran parte del d¨ªa. Dentro est¨¢ nuestra tercera recomendaci¨®n.

A Regadeira de Adela es otra apuesta por otros formatos de creaci¨®n art¨ªstica y difusi¨®n que se escapan de la norma y los gu¨ªas de viaje. Lo que fue en otra vida una vivienda peque?a, justo encima del Embora, acoge obras de no m¨¢s de 15 minutos de duraci¨®n, autoconclusivas, preparadas para espacios cerrados, como lo puede ser un ba?o o un sal¨®n. Es la microcasa de artes, tal como se define. Teatro, danza, performance, improvisaci¨®n, magia y circo son s¨®lo algunas propuestas generales que se adaptan al formato corto y peque?o, llevado de la mano de artistas de la cantera como Ant¨®n Coucheiro, Olalla Tesouro y Alfonso Medina, que aportan su granito de arena a una experiencia que ya se ha realizado en otras ciudades espa?olas. Alfombras persas de un rojo gastado, paredes con estampados llenas de fotos, butacas de escay y cortinas aterciopeladas envuelven al p¨²blico que asiste, en un microcosmos, a una obra por un precio micro: 3 euros.

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