La ciudad del 'Orlando Furioso'
En Ferrara compuso Ariosto su famoso poema. Historias de decapitaciones y calabozos, con un preso encerrado durante 53 a?os, pero tambi¨¦n de bicis y sabrosos panes de cuatro puntas
Ferrara, en la Emilia-Roma?a, tiene 131.000 habitantes y una importante densidad de bicicletas. Rica por su agricultura, la artesan¨ªa de lujo, la gastronom¨ªa y el arte, fue uno de los ducados m¨¢s poderosos de Italia. En su universidad estudiaron Cop¨¦rnico, Paracelso y el temible monje puritano Savonarola ¡ªque acab¨® en la hoguera¡ª. Sus duques se casaron con hermanas de emperadores, hijas de Papas y princesas de Francia, y les cupo el honor de ser los mecenas ¡ªaunque gastando poco o nada¡ª de Ariosto, el autor del extenso, grandioso y fantasioso poema del siglo XVI Orlando Furioso.
9.00 Tres tristes historias
¡°Damas, armas, amor y empresas canto¡±, comenzaba su libro, y nosotros empezamos por el Castello Estense (1), que, como su nombre indica, fue la residencia de los Este, due?os de la ciudad entre los siglos XIII y XVI. Muestra de su riqueza es que tuvieran un foso con agua que, en contra de lo que suele creerse, era un lujo ins¨®lito. Los Este la canalizaron desde el r¨ªo Po para defenderse mejor de las otras familias se?oriales y de los habitantes de la ciudad, a los que cargaban todos los impuestos posibles. En 1385, los tributos fueron tantos que los ferrareses se levantaron contra el consejero de Niccol¨° II, Tommaso da Tortona, y asediaron el castillo. Niccol¨° II, viendo que pasaba el d¨ªa y los ¨¢nimos no se apaciguaban, al hacerse de noche mand¨® confesar y dar la comuni¨®n a Tommaso antes de entregarlo a la masa, cuyo fin pueden imaginarse.
Pero los enemigos tambi¨¦n estaban dentro, donde, adem¨¢s del jard¨ªn colgante, el sal¨®n de los juegos, despachos, capilla, cocinas y el patio de armas, se pueden visitar tres tristes calabozos. En los dos del s¨®tano pasaron su ¨²ltima noche los desdichados amantes Parisina y Ugo, la esposa y el hijo (habido de otra mujer) de Niccol¨° III. Nada m¨¢s descubrirlos, orden¨® que los encerraran y los decapitasen al d¨ªa siguiente. Corr¨ªa 1425. Ella ten¨ªa 20 a?os; ¨¦l, 19. El tercer calabozo, cerrado por tres portones de hierro sucesivos, fue la prisi¨®n de Giulio d¡¯Este. Junto a su medio hermano Ferrante, organiz¨® un complot contra el duque y tambi¨¦n hermano Alfonso I, casado con Lucrecia Borgia, pero fueron descubiertos y condenados a muerte. Al final, el duque les conmut¨® la pena capital por la de cadena perpetua, y tras 53 a?os de c¨¢rcel, con Ferrante y Alfonso I ya muertos, Giulio fue liberado. En las calles de Ferrara la gente se giraba al verlo pasar con sus 81 a?os, erguido, apuesto y vestido a la moda de hac¨ªa 50.
11.00 Por la ciudad vieja
Muy cerca del Castello se encuentra la Piazza della Cattedrale (2), con su delicada fachada rom¨¢nica de m¨¢rmol y un grandioso interior del XVIII. Enfrente, dos columnas flanquean el portal de entrada al Ayuntamiento (3). A la derecha, sobre una fina columna y un arco, la figura ecuestre de Niccol¨° III, el parricida de Parisina y Ugo.
Perderse por las calles y callejones de la ciudad vieja de Ferrara ¡ª?cuidado con las bicicletas, no se oyen!¡ª tiene lo suyo de andadura por un d¨¦dalo de ladrillos, cantos y tejas, iglesias peque?as y palacios algo mayores. Lo que no hay que perderse es la graciosa Via delle Volte (4), cruzada cada tanto por soportales, y tampoco est¨¢ de m¨¢s caminar por la elegante Via Carlo Mayr (5) y la bulliciosa San Romano (6), el eje de un barrio que ha llegado hasta nosotros casi intacto.
13.00 El palacio quitapesares
Sin salir del mismo, conviene acercarse a ver los gentiles frescos del Palazzo Schifanoia (7) ¡ªquitapesares, en espa?ol¡ª, pintados en torno a 1470 por Francesco del Cossa. Aqu¨ª se encuentra el Sal¨®n de los Meses, con la famosa imagen del carro triunfal de Venus tirado por dos cisnes, una fantas¨ªa wagneriana convertida en c¨®mic renacentista. En el mismo sal¨®n reconocer¨¢n la inconfundible papada del duque Borso, que tambi¨¦n mand¨® representar aqu¨ª algunas escenas de su vida. No se pint¨® en el momento que con proverbial taca?er¨ªa ¡ªestaba muy satisfecho del trabajo¡ª se neg¨® a pagar al pintor lo que le ped¨ªa, oblig¨¢ndole a marcharse a Bolonia. De los jardines hoy nos queda el prado, ¨¢rboles y un merendero con pasteles salados y dulces, perfecto para almorzar y refrescarse a la sombra.
15.00 Modelo de urbanismo
Si cruzamos el Corso Giovecca (8), nos adentraremos en la llamada Addizione Erculea, la primera ampliaci¨®n de una ciudad que se realiz¨® sirvi¨¦ndose de un proyecto, con calles anchas, edificaciones suntuosas y ¨¢reas reservadas para los jardines. En 1492, Ercole I se la encarg¨® a Biagio Rossetti, el cual, adem¨¢s de dise?ar las nuevas murallas de Ferrara (9), traz¨® la ret¨ªcula. Apenas recorridos cien metros del Corso Ercole I d¡¯Este (10), a la derecha encontramos un primer ejemplo de lo que supuso el ensanche renacentista: la tapia de un jard¨ªn rematada con dos estatuas de H¨¦rcules. Un poco m¨¢s adelante, a la izquierda, deslumbra el Palazzo dei Diamanti (11), con sus 8.500 sillares de m¨¢rmol blanco en forma de punta de diamante. Hoy alberga la Pinacoteca Nazionale.
18.00 La casa de Ariosto
Adem¨¢s del paseo entre jardines, palacios y parques, dentro de la ampliaci¨®n merece la pena visitar la Certosa (12), la antigua Cartuja que hoy es cementerio, y para los letraheridos, la casa de Ludovico Ariosto (1474-1533). El escritor fue un protegido del cardenal Ippolito y de Alfonso I d¡¯Este, aunque le pagaron siempre tarde y mal, como deb¨ªan tener por costumbre. Esta casa de dos pisos, con patio, establo ¡ª¡°para dos caballos¡±, nos aseguran¡ª y una huerta, perteneci¨® al antiguo embajador del duque Alfonso en Par¨ªs. El diplom¨¢tico se hab¨ªa marchado dejando muchas deudas en Ferrara, pero, como le correspond¨ªa correr con los gastos de la embajada, pens¨® que, al volver, el duque se las perdonar¨ªa. Gran error. Por eso, al construirse esta casa sencilla, hizo grabar en la fachada la inscripci¨®n que comienza: ¡°Parva, sed apta mihi¡¡±:¡°Peque?a, pero suficiente para m¨ª, libre de deudas a nadie, limpia y pagada con mi dinero¡±. Cuando se puso en venta, Ariosto vio la leyenda, se acord¨® de la ro?oser¨ªa de sus protectores y dijo: ¡°A m¨ª tambi¨¦n me cuadra¡±, y la compr¨®.
20.00 Calabaza, mantequilla y salvia
De vuelta en la ciudad vieja, en el n¨²mero 26 de la angosta Via della Vittoria est¨¢ la Osteria del Ghetto (13) (entre 25 y 60 euros; cierra los lunes), famosa por sus cappellacci di zucca, pasta rellena de calabaza, mantequilla y salvia, y servida en salsa de rag¨´ (bolo?esa). Para empujarlos, el pan ferrar¨¦s con sus cuatro cuernos, de ecos medievales y con denominaci¨®n de origen; y para acompa?arlos, un Lambrusco seco emiliano. El mejor sabor de boca que puede dejar Ferrara.
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