Melenas de titanio

?Qui¨¦n no ha o¨ªdo hablar alguna vez del hotel de Gehry? Porque se dir¨¢ lo que se quiera acerca de una de las bodegas quiz¨¢ m¨¢s antiguas de la Rioja Alavesa, de sus m¨ªticos tintos y de la catedral en que se guardan desde 1858. Pero la verdad es que, antes que conocerse por su denominaci¨®n cl¨¢sica del Marqu¨¦s de Riscal, el nombre que primero salta es el del arquitecto de origen canadiense Frank Gehry, el de las cubiertas de titanio que parecen un sombrero de ondulaciones malvas y doradas sobre una colina con vistas a Elciego. La culpa la tiene la Ciudad del Vino. El proyecto justific¨® incluso la dosis de arquitectura espect¨¢culo necesaria para lograr el efecto llamada sobre la clientela internacional, que paga una de las tarifas actualmente m¨¢s elevadas de la hoteler¨ªa en Espa?a.

Se cuenta que el arquitecto acept¨® el encargo gracias a que fue descorchada en su presencia una botella de 1929, a?o de su nacimiento. Y all¨¢ que se puso con sus titanios, como a?os atr¨¢s hab¨ªa hecho en el Guggenheim de Bilbao. Porque el edificio hotelero en s¨ª no tiene mayor relevancia que esa, la de su estrafalaria cubierta. Las 43 habitaciones no pasan un examen sobre la espacialidad del lujo. No digamos aquellas situadas enfrente, afectadas por las humedades y los olores a cloro del spa, construido en el piso inferior. O el exiguo rinc¨®n del restaurante, pese a sus excelentes vistas. O la cocina que lo atiende, escondida al p¨²blico, ya que el servicio debe caminar de puntillas entre los fogones para no tropezarse con los platos.

Por arte de birlibirloque, el grupo internacional Starwood, a trav¨¦s de su reputada marca The Luxury Collection, consigue una gesti¨®n impecable del complejo. Porque no es f¨¢cil moverse en ¨¦l, ni detectar con facilidad el movimiento de los hu¨¦spedes para estar al tanto de sus necesidades y deseos. Incluso administra con generosidad el calendario de visitas internas a la bodega, que constituye el colof¨®n de la estancia. Nadie sale de aqu¨ª sin una caja de vino a buen precio. Y el recuerdo de una deliciosa cena dise?ada por el dos estrellas Michelin Francis Paniego, consejero gastron¨®mico de esta ciudad vitivin¨ªcola a la que ha sabido imprimir su car¨¢cter riojano aprendido en el Echaurren, de Ezcaray, junto a su madre, Marisa S¨¢nchez, y su hermano, Chefe Paniego.

Atraiga o no la arquitectura de Gehry, los herederos del Marqu¨¦s de Riscal exportan hoy m¨¢s vino que ayer, y su hotel es, sin duda, el m¨¢s conocido de Espa?a en la escena tur¨ªstica internacional.

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