¡®Cowboys¡¯ tropicales
Ritmos de m¨²sica sertaneja y asados animan estos d¨ªas en Barretos el gran rodeo de Brasil
El aullido de un cuerno soplado a pleno pulm¨®n avisa a los cowboys de que los generosos cortes de carne de res, dorados sobre la parrilla, est¨¢n en su punto. Los vaqueros ¡ªcalzando botos, tocados con sombreros y con sus pantalones condecorados en la zona genital con hebillas del tama?o de un cenicero¡ª echan mano de sus propios cuchillos colgados al cinto para cortar los filetes. No muy lejos de all¨ª esperan ejemplares de la ¨¦lite bovina bufando en sus compartimentos met¨¢licos, cabeceando contra la valla de protecci¨®n deseosos de saltar a la arena con uno de estos cowboys encaramados a su joroba y lanzarlo por los aires.
En la entrada del rodeo, una gigantesca estatua met¨¢lica de un cowboy de 27 metros de altura y 170 toneladas de peso da la bienvenida al recinto con montura en mano y gesto desafiante. A su alrededor se suceden las tiendas de bridas y l¨¢tigos, puestos de carne asada y comercios ofreciendo lo ¨²ltimo en zajones, botos y espuelas. Complementos imprescindibles para un p¨²blico devoto, ataviado de pies a cabeza, incluyendo mujeres y ni?os, con el t¨ªpico atuendo vaquero. Todo aqu¨ª tiene el sello del profundo Oeste de Estados Unidos y la sensaci¨®n de haberte convertido de repente en un extra de una pel¨ªcula de western.Sin embargo, nos encontramos a m¨¢s de 8.000 kil¨®metros de Tejas, en el interior de Brasil, a dos horas de S?o Paulo, en la Festa do Pe?o de Barretos (este a?o, del 15 al 25 de agosto), considerada el segundo rodeo m¨¢s grande del mundo. Y es que el pa¨ªs de las playas majestuosas y la samba es tambi¨¦n la tierra de los pastos infinitos y la sertaneja. Con el mayor n¨²mero de cabezas de ganado del planeta rumiando en sus praderas, no es extra?o que el rudo estilo de vida cowboy sea en realidad tan t¨ªpicamente brasile?o como los aterciopelados acordes de la bossa nova.
Gu¨ªa
Informaci¨®n
- El aeropuerto m¨¢s cercano a Barretos es el de Ribeir?o Preto, al que se llega con un breve vuelo interno tanto desde S?o Paulo o desde R¨ªo de Janeiro.
- Dentro del per¨ªmetro del rodeo hay un c¨¢mping. Tambi¨¦n es posible el alojamiento en estancias de los alrededores del recinto.
- Festa do Pe?o de Barretos (www.independentes.com.br). Del 15 al 25 de agosto de 2013.
?La sonrisa del yacar¨¦
Camino por una de las avenidas de este recinto de 300 hect¨¢reas cuando de una tienda sale un cowboy con una cabeza de ciervo disecada debajo del brazo con la naturalidad de quien acarrea una hogaza de pan. En la puerta de la tienda, un yacar¨¦ erguido pareciera darte la bienvenida con una afilada sonrisa. Chalecos de piel de anaconda, botos hechos con escamas de pez del Amazonas o cinturones de cocodrilo para aquellos con gustos m¨¢s tradicionales. De pronto, una oveja se cuela a toda velocidad en la tienda seguida de dos adultos y varios ni?os. Mi temor de que se trate de la materia prima de la pr¨®xima montura es infundado, pues resulta ser tan solo una fugitiva del recinto de Pe?o chico, un minialbero donde ni?os de seis y siete a?os cabalgan sobre ovejas para ir aprendiendo el oficio.
La megafon¨ªa anuncia el principio del rodeo y los asientos del impresionante estadio con capacidad para 50.000 personas, proyectado por Oscar Niemeyer, se van llenando entre los anuncios del maestro de ceremonias y las pegadizas cortinas musicales que resuenan por los altavoces.
Tras las presentaciones de los abanderados a caballo comienzan las competiciones de derribo de novillos, la monta de caballos salvajes, la competici¨®n de lazo doble (donde una pareja de jinetes inmoviliza a un novillo con sendos lazos) y la carrera de barriles en las que las vaqueras (la ¨²nica prueba exclusiva de mujeres) compiten a caballo en velocidad y destreza en un circuito triangular cronometrado delimitado por tres barriles. En la medida en que el calor sofocante remite, se caldea el ambiente en el estadio con el inminente comienzo del plato fuerte del rodeo: la monta de toros salvajes.
Spiderman, un vaquero de pel¨ªcula con el cuerpo bru?ido a base de coces y revolcones, se ajusta el guante de cuero cubierto de resina con el que intentar¨¢ mantenerse encima de un torbellino enfurecido durante los ocho segundos que dicta el reglamento. ¡°El secreto es tener valor y no pensar demasiado. Si piensas que te juegas la vida cada vez que se abre la puerta, mejor te dedicas a otra cosa¡±, asegura. El riesgo tiene sus recompensas, y el sue?o de los vaqueros brasile?os es competir en las grandes ligas de Estados Unidos, donde ser cowboy profesional tiene estatus de estrella y sueldos estratosf¨¦ricos.
Suena la bocina, se abre la puerta y el toro retinto se eleva en el aire como si estuviera impulsado por muelles. Lanzando coces a diestro y siniestro, arqueando su columna y girando vertiginosamente como una peonza a una velocidad que desaf¨ªa su corpulencia, el toro acaba por despedir violentamente a Spiderman, que cae de bruces en la arena. Los payasos burladores salen al quite y retiran al maltrecho cowboy. Esta vez, la proverbial adherencia del hombre ara?a no basta para mantenerse sobre el morlaco ocho segundos. Ma?ana tendr¨¢ otra oportunidad de alcanzar la gloria o llevarse otra paliza.
Una vez terminada la competici¨®n, una marea humana desciende de los grader¨ªos sobre la arena, se apelotona frente al escenario y el recinto se transforma de pronto en un multitudinario concierto al aire libre. Cantantes de sertaneja (g¨¦nero musical puesto de moda con Michel Tel¨® y el Nossa, nossa de su canci¨®n Ai se eu te pego, favorita de las celebraciones de los jugadores de f¨²tbol) avivan la noche y se convierten en l¨ªderes de contagiosas coreograf¨ªas repetidas al un¨ªsono en todo el estadio como solo los brasile?os saben hacerlo. Fuegos artificiales iluminan el estadio y aumentan los decibelios mientras que la cerveza y la cachaca suben la temperatura de una fiesta que se prolonga hasta la madrugada. Puede que la cultura del interior de Brasil sea muy diferente de la de la costa, pero cuando empieza la m¨²sica, el esp¨ªritu de carnaval en este territorio country es el mismo que enciende a los cariocas.
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