Un d¨ªa en el sumo

Decir sumo es tanto como decir Jap¨®n. Pocos pa¨ªses pueden presumir de seguir celebrando, hoy en d¨ªa, uno de los deportes m¨¢s antiguos de su historia y, sobre todo, de seguir haci¨¦ndolo con las mismas reglas, el mismo ritual y el mismo fervor. El sumo comenz¨® siendo un arte marcial de defensa practicado por los guerreros samur¨¢i, pero los torneos empezaron en torno al siglo XVI.

El torneo nacional anual tiene lugar en distintas ciudades de Jap¨®n en diferentes momentos del a?o y en septiembre le toca el turno a Tokio. Justo ahora, se celebran 15 d¨ªas de combates diarios en los que los tokiotas reviven el esp¨ªritu de la ¨¦poca Edo, cuando se establecieron las normas vigentes hoy en d¨ªa, con un nivel de pasi¨®n y tradici¨®n que suponen una gran opci¨®n para el viajero que est¨¦ en la ciudad en estos momentos.

El estadio oficial desde 1909 es el Ryogoku Kokugikan, donde conviene estar antes de que abran las taquillas, preferiblemente, un d¨ªa entre semana. Si madrugas podr¨¢s conseguir las entradas m¨¢s baratas (unos 12 euros), pero pasarte el d¨ªa entero en el sumo puede ser un poco aburrido. Los profesionales, los pesos pesados, pelean por la tarde, los de la ma?ana son novatos que est¨¢n empezando. Pero no pasa nada, lo ideal es levantarse pronto para hacerse con una entrada y pasar la ma?ana en el Museo Edo que est¨¢ justo detr¨¢s del estadio. Un edificio con forma de nave espacial cuyo recorrido imbuye al visitante del esp¨ªritu nip¨®n de la ¨¦poca Edo, un paseo por el Tokio antiguo, el devastado por la II Guerra Mundial y el actual, que muestra las costumbres de un pa¨ªs que a¨²n vive de las tradiciones de sus ancestros.

Los luchadores de sumo se caracterizan por su volumen y su tama?o, pero esto no se consigue gratis. Un estricto cuadro de entrenamientos diarios y una cal¨®rica y mon¨®tona dieta contribuyen a su configuraci¨®n f¨ªsica. Los sumotori (luchadores de sumo) no comen nada desde que se levantan, sobre las 5 de la ma?ana, hasta la hora de comer, y pasan este tiempo entrenando. Pero cuando llega la hora consumen, a diario y sin excepci¨®n, chanko nabe, una bomba cal¨®rica que utilizan para coger peso: una especie de cocido con carne de ternera, buey, cerdo y pollo, todo tipo de pescado, algas, tofu, huevos y arroz. Todo ello acompa?ado de cerveza o sake. Y luego, a dormir la siesta para aumentar de volumen lo m¨¢s r¨¢pido posible. Alrededor del estadio hay numerosos restaurantes que sirven una versi¨®n m¨¢s digerible del chanko nabe, as¨ª que no dudes en probarlo antes de entrar a los combates.

A partir de las 3 de la tarde es cuando el espect¨¢culo adquiere sus mayores dimensiones. Un ambiente de emoci¨®n dif¨ªcil de explicar, luchadores profesionales acometiendo rituales sinto¨ªstas que, en ocasiones, duran m¨¢s que el propio combate y el estadio, con capacidad para 13.000 personas, abarrotado. Puede parecer aburrido, pero verlo en directo gana. Es emocionante, sientes que formas parte, aunque sea por una tarde, de una de las tradiciones m¨¢s arraigadas de un pa¨ªs que se enorgullece de sus costumbres y lucha por mantenerlas vivas.

Si viajas a Tokio en enero, mayo o septiembre podr¨¢s disfrutar en directo del torneo de sumo y sentirte japon¨¦s aunque sea por un d¨ªa.

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