Ruta silenciosa por Leiden
Casas antiguas donde hallar la paz, vagones sin ruido o una biblioteca en la que solo se permite usar la palabra escrita
En silencio y sin prisa. Solo as¨ª se pueden admirar las casas de beneficencia repartidas por la ciudad holandesa de Leiden. Construidas entre el siglo XV y XVI por familias acaudaladas como una forma de ganarse el cielo, estas peque?as viviendas t¨ªpicamente holandesas se ced¨ªan a personas sin recursos, en su mayor¨ªa mujeres. Se dispon¨ªan alrededor de un jard¨ªn como si de un claustro monacal se tratase, cerrado al exterior por una majestuosa entrada. Hoy siguen estando habitadas y son aut¨¦nticos remansos de paz, tan ocultos del mundanal ruido que solo se encuentran con paciencia y un buen mapa. La excusa perfecta para recogerse, pasear en silencio y reencontrarse a uno mismo por un d¨ªa.
Leiden cuenta con 35 grupos de estas casas de asilo, por lo que conviene hacerse con uno de los mapas que ofrece la Oficina de Turismo de Leiden (Stationsweg, 41, +31 (0)71 516 70 00) y que incluye dos rutas, una larga y otra corta, por las m¨¢s significativas. Entre ellas destacan las casas de Santa Ana (Middelstegracht, 2-4), fundadas a finales del siglo XV solo para mujeres. Es el ¨²nico grupo que cuenta con capilla propia, de la misma ¨¦poca y que todav¨ªa hoy conserva las vidrieras originales, siendo una de las pocas en sobrevivir a la Reforma protestante de los a?os posteriores. Tan coqueta y bien conservada como las casas que la circundan, la iglesia era de uso exclusivo para las trece mujeres que all¨ª viv¨ªan, con el fin de redimirlas de los pecados de una vida anterior m¨¢s ajetreada. Hoy en d¨ªa todos podemos visitarla cada s¨¢bado y transportarnos al Leiden de las t¨ªpicas pinturas flamencas. Otros patios que destacan por sus bellos jardines son los de Coninckshofje, Jean Pesijn o Pieter Gerritsz.
Con casi la totalidad de sus calles cerradas al tr¨¢fico de coches, no se puede decir que el centro de Leiden sea ruidoso. Aun as¨ª, para los amantes de la calma y de las visitas pausadas existe una forma de hacer de esta excursi¨®n una experiencia contemplativa y de reflexi¨®n. Tambi¨¦n en el casco antiguo, dentro de la biblioteca p¨²blica, se encuentra el ¨²nico caf¨¦ de Leiden donde solo se permite la palabra escrita (Coffee Star, Nieuwstraat, 4, +31 (0)71 516 16 27). Si bien la carta de s¨¢ndwiches es muy limitada, un buen libro hace el resto. El ambiente es relajante y tranquilo: la pausa perfecta para cultivar el esp¨ªritu sin llenar mucho el est¨®mago. Y a la hora de regresar es mejor hacerlo al anochecer cuando las ¨²ltimas luces del d¨ªa muestran el Leiden de postal, la estampa holandesa m¨¢s caracter¨ªstica de canales, callejuelas y timbres de bici. Es tambi¨¦n la hora punta, cuando la estaci¨®n de tren bulle con estudiantes y trabajadores que vuelven a casa. Pero no importa. Todav¨ªa se puede disfrutar de unos ¨²ltimos instantes de tranquilidad subi¨¦ndose a los llamados vagones 'silenciosos', introducidos en los trenes Intercity en 2003 y en los que no est¨¢ permitido hablar alto ni hacer ruido.
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