Anochecer en el muelle de Yokohama
El curioso no-edificio de la terminal mar¨ªtima ofrece una de las mejores vistas de la ciudad
Han pasado casi 20 a?os desde que el estudio FOA, compuesto en su d¨ªa por el espa?ol Alejandro Zaera y la iran¨ª Farshid Moussavi, ganara, con un extraordinario proyecto, el concurso para la remodelaci¨®n de la terminal mar¨ªtima de Yokohama, construida en 1894. El muelle de pasajeros necesitaba un lavado de cara, acorde a la modernizaci¨®n que estaba acometiendo el pa¨ªs, desde que la ciudad japonesa fuera reconstruida por los asentamientos norteamericanos tras los bombardeos de la Segunda Guerra Mundial.
La propuesta presentada por el joven estudio supuso una revoluci¨®n en el panorama arquitect¨®nico de la ¨¦poca: la creaci¨®n de un 'no-edificio', sin fachada evidente, donde la topograf¨ªa se convierta en la protagonista del proyecto. El exterior y el interior quedan superpuestos en una serie de capas que se van plegando, para transformar el firme por el que caminan los pasajeros en la c¨¢scara que protege el programa contenido. La terminal se convierte de esta manera en una prolongaci¨®n del espacio urbano hacia el oc¨¦ano, descomponiendo la idea de l¨ªmite geogr¨¢fico y pol¨ªtico que tienen este tipo de edificaciones.
Contrastando fuertemente con las construcciones circundantes, la terminal se transforma en una cubierta de madera como si de un transatl¨¢ntico varado se tratara. La materialidad de la propuesta juega de esta manera con los usuarios, poniendo en duda su situaci¨®n dentro de la ciudad y la relaci¨®n de la misma con la naturaleza l¨ªquida que abraza el proyecto.
Casi 20 a?os despu¨¦s de la adjudicaci¨®n del concurso, no se puede negar el ¨¦xito funcional del proyecto. Los ciudadanos hacen suyo el emplazamiento como si de una plaza p¨²blica se tratara. Pasear por la terminal durante las ¨²ltimas horas de la tarde sigue siendo un placer espacial al alcance de cualquiera. Los horizontales rayos de sol que dejan pasar los rascacielos de Minato Mirai 21 y acarician los tablones de madera van dejando paso a una de las mejores vistas de la bah¨ªa de Yokohama. Poco a poco, su skyline se va iluminando escalonadamente y nos deja contemplar, pr¨¢cticamente desde el mar, el espect¨¢culo artificial que ha ido levantando el hombre con el paso de los a?os en la segunda ciudad m¨¢s grande de Jap¨®n.
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