Berl¨ªn: El negocio del hombrecillo de los sem¨¢foros
A punto de desaparecer en los a?os 90, este s¨ªmbolo genera ocho millones de euros al a?o
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Era el 13 de octubre de 1961. Karl Plagau, psic¨®logo del servicio de transportes de la antigua Rep¨²blica Democr¨¢tica Alemana (RDA), present¨® un par de dibujos al ministerio del ramo. Ocho a?os despu¨¦s, tras lidiar con la burocracia de la Administraci¨®n, su monigote verde andar¨ªn con sombrero y su contrapartida roja con los brazos en cruz estaba en los sem¨¢foros para convertirse con el tiempo en uno de los s¨ªmbolos indiscutibles de Berl¨ªn. Hoy la efigie del Ampelm?nnchen se vende en llaveros, imanes, mecheros, camisetas o bolsos de tela; tiene varias tiendas propias y hasta una agencia de dise?o con su nombre. Por eso resulta tan curioso que a mediados de los 90 este hombrecito del sem¨¢foro, traducci¨®n literal de su nombre, estuviera a punto de desaparecer.
Unos a?os despu¨¦s de la Reunificaci¨®n, el flamante Estado alem¨¢n tom¨® la decisi¨®n de unir tambi¨¦n la est¨¦tica de todos los sem¨¢foros del pa¨ªs. Y, como en el resto de ¨¢mbitos, el victorioso oeste quer¨ªa imponerse sobre su socialista vecino. Poco a poco, el hombrecillo fue sustituy¨¦ndose por su sosa versi¨®n occidental. En medio de esta lucha en las luces de tr¨¢fico, el dise?ador Markus Heckhausen, de la misma quinta que el hombrecito y que viv¨ªa en Berl¨ªn desde principios de esa d¨¦cada, se asust¨® ante la posibilidad de que desapareciera. As¨ª que decidi¨® que ten¨ªa que intentar salvar el s¨ªmbolo.
Tras recoger fragmentos de sem¨¢foros por los antiguos distritos del este de Berl¨ªn, en 1996 hizo con ellos unas 200 l¨¢mparas que se vendieron como churros en medio a?o. Viendo el ¨¦xito, Heckhausen cre¨® la empresa Ampelmann Gmbh y decidi¨® abrir su primera tienda. Aunque el creador Plagau no estaba seguro del ¨¦xito comercial, el joven dise?ador le convenci¨® y le hizo socio y padre espiritual de la empresa. Al poco, impulsado por el movimiento llamado Ostalgie y algunas manifestaciones, el Ampelm?nnchen comenz¨® a volver a los sem¨¢foros e incluso fue adoptado por otras ciudades del oeste.
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M¨¢s de 15 a?os despu¨¦s, ese peque?a firma se ha convertido en un negocio de ocho millones de euros anuales. Adem¨¢s de cuatro tiendas, el imperio del hombrecillo del sem¨¢foro est¨¢ formado por un restaurante, un caf¨¦ y una empresa de dise?o. Por el camino Plagau ha muerto y Heckhausen ha ganado una batalla legal por el copyright de la figura. Esta se ve en todas partes de la ciudad y muchos turistas se vuelven con su raci¨®n de hombrecillo verde en la maleta.
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