Un antiguo calendario solar canario
Ruta al puente de piedra de El Coronadero en la isla de Gran Canaria
Desde el cielo, Barranco Hondo es un tajo fino pero profundo en la piel del sur de Gran Canaria. Nativos y turistas pasan de largo al lado suyo mil veces, porque est¨¢ en el margen derecho de la autopista que lleva a Maspalomas. Son pocos los que se aventuran all¨ª. Y eso que tiene como premio el Coronadero, el mayor puente de piedra de Gran Canaria y para muchos el m¨¢s logrado calendario solar de los antiguos canarios. La excursi¨®n la organiza el Gran Canaria Walking Festival y son 11 kil¨®metros con un nivel de dificultad medio-alto.
Nos desviamos de la GC-1 que lleva al sur de la isla a la altura de Juan Grande y enlazamos con la GC-500. Seguimos direcci¨®n sur y aparcamos a la altura de la machacadora de ¨¢ridos. Estamos en la lengua final del barranco. Cruzamos a pie por debajo de la autopista y encaminamos los pasos hacia su garganta. Durante el primer kil¨®metro, las bolsas de pl¨¢stico atrapadas en matorrales y las gaviotas en el cielo advierten de la cercan¨ªa del vertedero del sur. No hay que alarmarse por el olor, es se?al de que vamos por el buen camino.
El secarral que hoy pisamos fue ayer vergel de tomateras. Ascendemos la loma enfrente nuestra y seguimos el curso de la vieja acequia, en la actualidad, seca. Veremos m¨¢s vestigios de infraestructuras hidr¨¢ulicas abandonadas. Por ejemplo, el t¨²nel que pasamos de largo comunica con el barranco de La Monta. Lo atravesaremos a la vuelta. La zona sobre nuestras cabezas fue un bosque de pinares y sabinas talado despu¨¦s de la Conquista. De aqu¨ª part¨ªa el 'camino de la madera'. Primero hasta la costa y, de ah¨ª, en barco, a la capital en el norte.
Una potente valla para contener escombros recuerda a las que conten¨ªan dinosaurios en el filme 'Parque Jur¨¢sico'. A medida que la cuenca se estrecha, las paredes se hacen tan verticales que parece que caer¨¢n sobre nosotros. Las zonas m¨¢s oscuras indican que nunca han recibido la luz del sol. Piedras y cantos rodados se adue?an del suelo. El agua corri¨® siglos atr¨¢s. Estamos en el coraz¨®n del paisaje protegido de Amurga. Trepamos enormes rocas que datan del Mioceno, de 9 a 14 millones de a?os atr¨¢s. El entorno est¨¢ formado por inexpugnables cardonales, delicados balos, alt¨ªsimas tabaibas, aulagas, verodes, espinos de mar, tasaigos y vinagreras. Si oy¨¦ramos un ruido no ser¨¢ un velocirraptor. M¨¢s bien un conejo, un lagarto o alguna cabra suelta. Huele a lavanda. Cern¨ªcalos y aguilillas nos vigilan desde lo alto.
Un sendero en la pared sur del barranco permite ascender 300 metros hasta el Morro del Coronadero. La pendiente final son cortantes fonolitas. El Arco del Coronadero es el gran puente de roca con que nos topamos. Debajo, otro arco peque?o hace las veces de punto de mira. Miramos entre ambos y descubrimos el Alto del Coronadero, un roque vertical de 200 metros de alto en medio de Barranco Hondo que presenta alineadas en lo alto 36 columnas de piedras como los remates de una cresta punki. ?Qu¨¦ son esas enigm¨¢ticas torretas de hasta dos metros de altura que solo escaladores aguerridos han podido colocar? Las teor¨ªas hablan de un calendario solar. El moj¨®n mayor se?ala a Fuerteventura y los que le quedan a cada lado al sol naciente, acerc¨¢ndose y alej¨¢ndose de la isla vecina seg¨²n la ¨¦poca del a?o. Indicar¨ªan a los antiguos canarios las estaciones para cosechas y pastoreo.
Descendemos por el barranco de La Monta y atravesamos la galer¨ªa que antes pasamos de largo para volver a Barranco Hondo. Son 200 metros que hay que cruzar con linterna y mucho tiento para evitar pisar charcos en el suelo y los cabezazos en el techo. A la salida del angosto t¨²nel, con la vista en la machacadora que nos guiar¨¢ a nuestro lugar de origen, nos sentiremos como enanitos de Blancanieves silbando tras cumplir una jornada de trabajo en un tiempo remoto.
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