Marisquito de la lonja
Diez bares de costa para disfrutar, tambi¨¦n en invierno, del mar y sus sabores
Los bares de costa ejercen de iconos tur¨ªsticos de la uni¨®n entre urbes y mares, cultura y naturaleza. Para muchos constituyen reclamos parangonables a museos y catedrales; y aunque no lo sean, ayudan a complacerse en estas ma?anas de sol suave y tardes ligeramente melanc¨®licas.
01 Sardina asadas
EL TRONKY (Pedre?a, Marina de Cudeyo, Cantabria)
M¨¢s que un asador de pescado, El Tronky es una religi¨®n. El acercamiento, como a Venecia, conviene realizarlo navegando, m¨¢s concretamente en las pedre?eras que enlazan Santander y Somo cada hora (entre 9.30 y 20.30), con parada en la localidad golf¨ªstica de Pedre?a.
El matrimonio formado por Pedro Guevara e Isabel Pe?a lleva 21 a?os sirviendo una sardinas asadas espectaculares. La mejor ¨¦poca para degustarlas es el verano, sin duda, pero ahora tenemos en saz¨®n las almejas, las rabas; lubinas y besugos asados en parrilla de carb¨®n vegetal. El Tronky disfruta de una irrepetible escenograf¨ªa sobre la bah¨ªa santanderina; desde la playa de El Puntal al pico nevado de Curavacas. Otra ventaja invernal es el hecho de no tener que guardar cola para ocupar una de sus 40 mesas: ni en agosto se tramitan reservas.
Continuar luego la singladura hasta Somo para disfrutar con el paseo por el complejo dunar y surfero sin perder de vista el palacio de la Magdalena.
02 Al modo andaluz
BODEGA RAM?REZ (Huelva capital)
Tasca con solera, vecina al paseo Santa Fe (Velarde, 7), que atrapa al que crey¨® estar solo de paso por Huelva capital. Abri¨® en 1975, si bien Antonio Cruz tom¨® las riendas del negocio el a?o pasado. Hiedra, verja andaluza, media docena de mesas dan el tono al exterior; la Virgen del Roc¨ªo y diversa toneler¨ªa (los vinos son a granel) rodean la barra.
En su empe?o, Antonio sugiere hacer boca con un vinito oloroso, cuando no un verm¨² de Bollullos del Condado (Bodegas Juncales), acompa?ado de aceitunas variedad manzanilla. El marisquito se convierte en un petit plaisir, toda vez que viene a diario de la lonja onubense; incluso las patatas de la papas ali?¨¢s con melva o prueba de matanza (otra especialidad), nunca superan las ocho horas en el expositor. Finalizada su veda, las cigalas pueden catarse -siempre hembras- por unidades o raciones. Ram¨ªrez es tambi¨¦n un elogio a la gamba blanca de Huelva y a los langostinos. Cierra domingos tarde y lunes.
Hay a mano un solar-aparcamiento en la calle Dao¨ªz gestionado por la Asociaci¨®n de Parados Onubenses. La excursi¨®n gastron¨®mica deber¨ªa rematarse en el restaurante Acanthum de Xanty El¨ªas.
03 Pintores de ayer y hoy
CASINO SOCIETAT L'AMISTAT (Cadaqu¨¦s, Girona)
En esta edificaci¨®n neocl¨¢sica (1870) no hace falta gran imaginaci¨®n retrospectiva para rememorar los d¨ªas en que la visitaban Josep Pla y Dal¨ª. Qu¨¦ de historias guarda dentro de s¨ª el Casino Societat L¡¯Amistat (972 25 81 37). Qu¨¦ de artistas e intelectuales han desfilado por este enjalbegado edificio cuya sombra acaricia las barcas.
El interior de generosos ventanales atrae por los lienzos, la mayor¨ªa cedidos por pintores que expusieron en la sala del primer piso, muchos afincados en este puerto ampurdan¨¦s. Algunos, como el japon¨¦s Koyama, desayunan a diario en el primer punto de encuentro cadaquense. Se aprecia obra del marinista Eliseo Meifr¨¨n, as¨ª como de Ram¨®n Barcel¨® y Danilo Fern¨¢ndez.
El casino es asimismo lugar para el tiempo lento del placer. Tanto el billar como la butifarra ¨Cpopular juego de cartas catal¨¢n- son el contrapunto melanc¨®lico a la sala de Internet (con monedas). Al responsable del caf¨¦, Agust¨ªn Mart¨ªn, no le importa madrugar para regalarse con el despuntar del sol frente a esta ensenada de plasticidad insuperable. A las 9.00, la pescadera Nuri se instala cerca de la puerta.
Los bocadillos de tortilla francesa con queso, at¨²n, jam¨®n¡ se erigen en elementos esenciales en la excursi¨®n al Paratge Tudela, pr¨ªstino tras la demolici¨®n del Club Med. Aparcar 150 metros antes de llegar a la verja y entrar a pie.
04 Calma total
HOSTAL LA ISLETA DEL MORO (N¨ªjar, Almer¨ªa)
Este local nos hace comprender por qu¨¦ queremos regresar una y otra vez al Levante almeriense. En el hostal La Isleta del Moro (950 38 97 13) se mantiene un equilibrio arrebatador entre el parque natural del cabo de Gata y la apacibilidad de un poblado de blanca arquitectura y sabor marinero. Durante la subida al mirador corresponde hablar con el vecindario. Y es que el car¨¢cter remoto de este antiguo refugio de piratas berberiscos genera un fresco de inter¨¦s casi antropol¨®gico.
Por estas fechas, el hostal recrea el efecto de un balneario, con las mesas de la terraza como si un barco se tratase: los clientes fotografiando el oleaje que medio les salpica con viento de levante, a pesar del muelle defensivo construido por el padre del propietario, Antonio Hern¨¢ndez. No por casualidad Pilar Mir¨® eligi¨® este escenario para rodar El p¨¢jaro de la felicidad (1993).
Para el tapeo se imponen los vinos almerienses, blanco o tinto de Bodegas Ojancos, por ejemplo. Con ellos regaremos las capturas obtenidas por la flota artesanal -el 80% de los isle?os se dedican a ello-, como demuestran salmoneticos, jivias, calamares o pijotas. Para el men¨² de fin de semana (14 euros) optamos por la cuajadera, un guiso de pescado de roca con patatas y marisco. Abre todos los d¨ªas del a?o. Habitaci¨®n doble, a 50 euros, desayuno incluido.
05 En el astillero
NORAI (barrio del Raval, Barcelona)
Inyectar vida al barrio del Raval es el proyecto que el Museo Mar¨ªtimo de Barcelona, junto con varias asociaciones, est¨¢ impulsando en el bar restaurante Norai, basado en la recuperaci¨®n de la gastronom¨ªa mar¨ªtima con productos de proximidad. El pescado viene del mercado de la Boquer¨ªa (los jueves, de la cofrad¨ªa de pescadores de la Barceloneta); las sillas, de un carpintero local; la lavander¨ªa es ravalense, as¨ª como los m¨²sicos de los eventos y parte del servicio, salvado de la exclusi¨®n social.
El Norai aprovecha, acristaladas, las deslumbrantes naves de las Atarazanas Reales, cicl¨®peo espacio de estilo g¨®tico que sirvi¨® de astillero a la Corona de Arag¨®n, y que actualmente da cobijo al museo mar¨ªtimo. A la espera de que finalice el nuevo proyecto museogr¨¢fico cuenta con exposiciones temporales.
El Norai constituye un oasis en el centro de Barcelona. Muy indicado, s¨ª, para familias: los ni?os juegan en el jard¨ªn del Rei al tiempo que se distraen con los peces y tortugas del estanque. No hay carta, sino men¨² de mediod¨ªa con favorable relaci¨®n calidad-precio: 10,50 euros; 16 euros, s¨¢bados y domingos. Atenci¨®n al arroz de los jueves. Cierra cuatro festivos al a?o y aceptan reservas en el 666 91 99 98.
06 Quisquillas y gambas
LA SARDINA (La Sardina, La Herradura, Almu?¨¦car, Granada)
Donde la sierra de la Almijara se hunde en el Mediterr¨¢neo, La Sardina (958 64 01 11) es referente junto a una de las playas andaluzas de mayor raigambre buce¨ªstico. En medio justo de La Herradura este chiringuito luce cubierta de ca?izo invernal a fin de que la luz impregne a los comensales. Todos disfrutan viendo romper la ola entre la punta de la Mona y el cerro Gordo (otorgando al entorno la forma de U). Luego llega el declinar el sol por el mar con diversidad de colores y probable aterrizaje de parapentistas sobre el lecho de guijarros.
Tanta monta?a justifica el maridaje entre migas y pimientos marineros, extensivo a la quisquillas y gambas blancas de Motril, los boquerones del pa¨ªs, las puntillas de calamar, sin olvidar los postres de chirimoya que integran la carta desde hace 37 a?os. No estar¨¢ mal echarse al coleto un blanco de bodegas Calvente. Antes de pedir, consultar la lista de precios.
07 Del mercado al plato
LA GAMBITA (Benidorm, Alicante)
El binomio bar-pescader¨ªa/pescader¨ªa-bar (de sim¨¦tricas maneras se publicita en los toldos) responde a un concepto de negocio diferente que se agradece en estos tiempos de penuria. La Gambita (610 80 86 26) se halla en la calle Tom¨¢s Ortu?o (n¨²mero 88), a 10 minutos del paseo de la Carretera, y abre con la imagen impoluta del negocio inaugurado hace unos meses.
El boca a boca de los benidormenses de El Cruce, zona sin hoteles y poco frecuentada por turistas accidentales, le est¨¢ granjeando una publicidad impagable. Las materias primas pasan, rebosantes de mar, desde la lonja de Villajoyosa a los fogones visibles por los clientes; en este momento se escucha c¨®mo un grupo vasco felicita al cocinero por la sepia a la plancha.
Una vez comprado el g¨¦nero a precio de pescader¨ªa, abonamos 2 euros en concepto de servicio de cocina -al vapor, frito o a la plancha- y aguardamos sentados la llamada por megafon¨ªa. Es aconsejable englobar todas las comandas para as¨ª no volver a pagar tal suplemento. Tampoco es preciso acelerarse: el horario de pescader¨ªa se extiende hasta las 22.30. Las bebidas se abonan aparte: hay cubos de 5 cervezas por 4 euros. Cerrado domingo tarde y lunes.
08 Olor a mejill¨®n
VILA DOS (Lorb¨¦, Oleiros, A Coru?a)
Los verdes taludes de Lorb¨¦, puerto oleirense desconocido para la mayor¨ªa, dotan al golfo ?rtabro de una imagen cuasi tropicalista. Su pronunciada cuesta desemboca en una r¨ªa de Ares pr¨®diga en bateas ¨Cmedio centenar a la vista- que preludian la flota de barcos bateeiros, anchos, de casi 20 metros de eslora, dotados de una peculiar cesta para elevar los cabos a los que se aferran los moluscos.
El Vila Dos, con nombre de barco pesquero y aspecto de mes¨®n, abri¨® hace 25 a?os en la ladera para, de esta guisa, dominar el largo espig¨®n desde sus cristaleras. Si de algo se puede disfrutar en el bar de Manuel Cuns es de los bivalvos al vapor, la forma m¨¢s ortodoxa de apreciar los m¨¢s suculentos mejillones de las R¨ªas Altas, que en diciembre lucen especialmente carnosos. Tambi¨¦n se preparan en salsa (chorizo, tomate, vino y agua de cebolla), escabechados con aceite oliva, al horno; y, desde el pasado verano, rellenos con salsa de queso y gratinados. El marchamo marisque?o contin¨²a con las cigalas y las n¨¦coras. Abre todos los d¨ªas y conviene reservar mesa. Men¨², entre semana: 9 euros.
09 Bullendo de actividad?
GOLFO NORTE (Barrika, Bizkaia)
Son dos d¨¦cadas las que llevan los habitantes del Gran Bilbao d¨¢ndose cita en este altozano a 300 metros del Cant¨¢brico. Apenas calienta el sol del mediod¨ªa abre una de las terrazas m¨¢s animadas del litoral de Bizkaia, con vistas lejanas a Castro Urdiales y el cabo de Ajo. El Golfo Norte (944 04 62 08) tiene aspecto de caba?a de madera con grandes ventanales, bandera pirata (se repone tras los huracanes) y sombrillas encarnadas. Bar de los de rabas los domingos por la ma?ana y cuadrillas de amigos el resto, sin contar los surfistas del cercano surfcamp. Clientela urbanita en un entorno litoral bien cuidado, apacible, aconsejable tambi¨¦n durante el crep¨²sculo.
Mejor acudir con buen tiempo a la terraza exterior, puesto que el interior se presenta a menudo abarrotado. Aparte de s¨¢ndwiches y ensaladas, ofertan arroz hind¨² y nachos. Tambi¨¦n se organizan conciertos algunos fines de semana (viernes y s¨¢bados cierra a las 4.00).
10 Aire atl¨¢ntico
LOCANDA EL ROQUE (Moya, Gran Canaria)
Su personalidad est¨¢ determinada por la orograf¨ªa del promontorio sobre el que el Atl¨¢ntico rompe en olas sonoras y espumosas. La necesidad de dejar libres los campos f¨¦rtiles explica este enjambre de casas arracimadas en el pe?¨®n bas¨¢ltico, hu¨¦rfanas de pintoresquismo. El callejeo finaliza sorpresivamente en el Locanda El Roque, donde tanto se desayuna como se degusta cocina italiana internacional o pescado fresco. Ninguna connotaci¨®n guarda este local con el bochinche (bar r¨²stico) que le antecedi¨®; hay mesas al aire libre y un interior reducido pero bien aprovechado, de dise?o, y aseos como de hotel.
En d¨ªas con fuerte marejada, la terraza transmite una sensaci¨®n de truculencia atl¨¢ntica como pocas. Y como si sali¨¦ramos a navegar por el norte grancanario, viene bien llevar una prenda ligera. Cierra los lunes y domingos por la noche. En la autov¨ªa GC-2, tomar la salida El Pagador y luego seguir hacia El Roque.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.