Claveles de abril

Lisboa se ha subido tambi¨¦n al tren de los alojamientos peque?os, coquetos, c¨¦ntricos y al mejor precio. Uno de ellos se encuentra en el Largo do Carmo, justo en la l¨ªnea divisoria del Bairro Alto y el Chiado, muy cerca del ascensor que le otorga a la ciudad su imagen t¨ªpica. El edificio que lo acoge forma parte de una fachada residencial nacida en el siglo XIV de las ruinas del convento do Carmo, hoy convertido en Museo Arqueol¨®gico. A diferencia de aquel, estas casas resistieron el terremoto de 1755, lo que ha permitido conformar aqu¨ª un ambiente especialmente rom¨¢ntico en las tardes de primavera y de verano, cuando la plaza se llena de puestecillos artesanos bajo los lil¨¢ceos jacarand¨¢s.

La planta del hotel es esquinera a ella, aunque se entra por una calle confluente. A la plaza dan los ventanales del bistrot en una sucesi¨®n gustosa de toldillos oscuros, elegantes y muy ¨²tiles para amortiguar el resol del mediod¨ªa. De ah¨ª arriba, el estuco celeste se ilumina de noche como un pastel de crema. Los cables enmara?ados del tranv¨ªa, hoy en desuso, acrecientan esa est¨¦tica rom¨¢ntica que el estudio local Promont¨®rio Arquitectos ha querido imprimir en toda la obra de rehabilitaci¨®n, con ayuda del estilista Jos¨¦ Ant¨®nio Tenente. Una sierra de mansardas, a uno y otro lado del edificio, acu?a ese aire dulz¨®n, amplificado por las galas amables del servicio. A poco que la estancia se alargue, todos reconocen al hu¨¦sped por su nombre, su apellido y sus caprichos culinarios en el desayuno.

Desordenadas por la estructura interior del inmueble, las habitaciones se adaptan a sus ¨¢ngulos con moquetas crudas, cabeceros de cuero oscuro, sillones a juego, cortinajes sutiles y edredones blancos. Apenas se filtran por las ventanas los ruidos de la calle. Su insonorizaci¨®n es razonable. Tambi¨¦n, el funcionalismo pulcro ¡ªa veces descuidado¡ª de los cuartos de ba?o, armados con duchas, la mayor¨ªa, y alg¨²n que otro detalle barroco que les sirve de contraste.

Los dormitorios del ¨²ltimo piso son m¨¢s relamidos, quiz¨¢ por el empe?o en empapelarlos o por su caracter¨ªstico abuhardillamiento. Desde estos, especialmente el 503, se obtiene una cotizad¨ªsima vista del Largo do Carmo, su convento g¨®tico y el cuartel general, donde el 25 de abril de 1974 se rindi¨® el dictador Marcelo Caetano a los claveles insertados en fusiles que el pueblo lisboeta jaleaba al paso de los tanques liberadores, mientras Radio Renascen?a emit¨ªa los sones de la canci¨®n Gr?ndola, Vila Morena.

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