El peque?o Pompidou
Cerca de Mil¨¢n, visita al edificio en el que Renzo Piano y Richard Rogers ensayaron su museo parisiense
Renzo Piano y Richard Rogers se hicieron famosos de la noche a la ma?ana. En 1977 inauguraron un edificio-m¨¢quina, un buque irreverente, tecnol¨®gico y pop a partes iguales, atracado junto a los antiguos puestos del mercado de Les Halles. En el coraz¨®n de Par¨ªs brot¨® as¨ª un organismo cultural vivo. Puede que el Pompidou fuera el primer icono instant¨¢neo. Acercarse a ¨¦l supon¨ªa contagiarse de la vitalidad que comunicaban los tubos de sus fachadas, por los que circulaba la gente. En el interior no hab¨ªa jerarqu¨ªa, los espacios eran abiertos y su aire ef¨ªmero restaba protocolo a la cultura. Los colores eran primarios y decoraban sin miedo el invento.
Hoy es f¨¢cil aplaudir una osad¨ªa de edificio que ha recibido a m¨¢s de 150 millones de visitantes. Pero entonces, el diario Le Figaro sentenci¨®: ¡°Igual que el lago Ness, Par¨ªs ya tiene su monstruo¡±. El nuevo centro dio la vuelta al mundo trastocando con su popularidad la idea de lo que pod¨ªa llegar a ser un museo a finales del siglo XX. El propio Piano lo ha reconocido: la broma de dos arquitectos j¨®venes y hippies termin¨® convertida en un s¨ªmbolo, un manifiesto. Todo eso sucedi¨® en un d¨ªa. Pero tard¨® en gestarse casi una d¨¦cada. El triunfo del Pompidou se apoyaba en la idea de Andr¨¦ Malraux de acercar la cultura al ciudadano y en la selecci¨®n de un jurado sin precedentes (con Oscar Niemeyer y Jean Prouv¨¦) para la primera vez que Francia permit¨ªa participar en sus concursos a arquitectos extranjeros.
Sin embargo, poco antes de ese tiempo tan fecundo, cuando Renzo Piano todav¨ªa no hab¨ªa ganado el concurso, Piero Ambrogio Busnelli, un intr¨¦pido empresario italiano, le telefone¨® para que le proyectara una f¨¢brica. El arquitecto genov¨¦s ten¨ªa entonces 35 a?os. Trabajaba investigando viviendas de emergencia para la Unesco y quer¨ªa ¡°cambiar el mundo¡±, seg¨²n sus propias palabras. Ya se hab¨ªa asociado con Richard Rogers, y juntos representaban la rama m¨¢s social de la entonces incipiente arquitectura high-tech. Fieles al idealismo de los a?os sesenta, les preocupaba que sus edificios fueran como m¨¢quinas para poder, con ellas, transformar la sociedad. Las investigaciones de Piano para construir viviendas desmontables o la idea defendida por Rogers de reconquistar las calles nacen de esa ideolog¨ªa, una visi¨®n de progreso que compart¨ªa Busnelli, un pionero en la producci¨®n masiva de mobiliario italiano moderno, fallecido el pasado mes de enero, poco despu¨¦s de celebrar el 40? aniversario de su emblem¨¢tico edificio.
Hubo intuici¨®n en la decisi¨®n de llamar a Piano, que ¡°era ya un arquitecto prometedor, alguien que investigaba¡±, explicaba Busnelli quit¨¢ndose m¨¦ritos. En Novedrate, donde la f¨¢brica que levant¨® Piano se mantiene en uso, pulcra, y ya al margen del tiempo destaca la capacidad de Busnelli para ver m¨¢s all¨¢ de lo evidente. Tambi¨¦n su afici¨®n a tomar decisiones importantes en poco m¨¢s de un minuto. Algo as¨ª sucedi¨® en 1966. El propio Busnelli recordaba que ¨¦l solo ten¨ªa diez a?os m¨¢s que Piano y que su reconocida marca de mobiliario era por entonces, como el propio arquitecto, otra promesa.
Gu¨ªa
Informaci¨®n
- Novedrate, la localidad italiana donde se sit¨²a la f¨¢brica de (www.bebitalia.com/es) proyectada por Piano y Rogers, se sit¨²a a 32 kil¨®metros al norte de Mil¨¢n y a 18 kil¨®metros al sur de Como.
Otra forma de vida
Las oficinas deb¨ªan transmitir una idea flexible, indefinida, del espacio, del trabajo y del dise?o. El edificio deb¨ªa mostrar otra forma de vida. Y Renzo Piano lo ide¨® ensayando lo que pocos a?os despu¨¦s desarrollar¨ªa en Par¨ªs en una obra que alter¨® la ciudad y revolucion¨® la arquitectura. En Novedrate, 25 kil¨®metros al norte de Mil¨¢n, y muy cerca de Como, las escaleras de acceso a la f¨¢brica de B+B Italia est¨¢n en las esquinas. Hay tubos en las fachadas para animar con su movimiento esas grandes superficies y mucha luz natural. Los interiores est¨¢n despejados, algunas escaleras recuerdan a un barco, un jard¨ªn frondoso se cuela como ¨²nica decoraci¨®n por los inmensos pa?os de vidrio que sirven de ventanales. Toda esa construcci¨®n parece desmontable.
Aunque tiene un cierto aspecto de laboratorio, el edificio alberga las oficinas de una empresa que en 1966 sab¨ªa que el futuro pintado como futurista corre el riesgo de quedarse anticuado.
M¨¢s all¨¢ de este proyecto, en Novedrate existe un micromundo arquitect¨®nico. Al inmueble de Piano y a una f¨¢brica de Afra y Tobia Scarpa, de 1968, se sum¨® hace una d¨¦cada un centro de investigaci¨®n firmado por Antonio Citterio. Pero adem¨¢s otros han llegado hasta all¨ª. Lo m¨¢s destacado del dise?o italiano se da cita entre los vecinos. Las factor¨ªas de Molteni & C., Cassina, Poliform, Minotti o Flexform est¨¢n tambi¨¦n junto a un pueblo en el que la mayor¨ªa de los trabajadores viven del dise?o.
?Cu¨¢nto del futuro Pompidou anuncia este edificio italiano? El cr¨ªtico Stefano Casciani lo considera ¡°un prototipo a escala completa de la t¨¦cnica constructiva del Pompidou¡±. La experimentaci¨®n, la investigaci¨®n, el dise?o, la tecnolog¨ªa y tambi¨¦n cierta aventura forman parte del ADN de este edificio, que comparte con Piano la capacidad de, como dijo Hans Hollein, ¡°sentir el futuro¡±. Esta oficina-manifiesto ¡ªque se inaugur¨® en 1973¡ª convertida en s¨ªmbolo de una cultura empresarial volcada hacia los materiales innovadores que, sin embargo, opt¨® por investigar para conseguir larga vida a los productos. Y un edificio que muestra que la mejor arquitectura de un momento preciso puede no tener fecha de caducidad.
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