Granja de arte en Atlanta
The Goat Farm alquila residencias a m¨¢s de 400 creativos y dedica las ganancias a financiar proyectos culturales
Un d¨ªa cualquiera en este rinc¨®n de Atlanta puede haber un grupo de bailarinas ensayando una coreograf¨ªa por los pasillos o un rodaje que incluye zombies sangrientos o una sesi¨®n experimental de fotos o un m¨²sico de folk que toma un caf¨¦ mientras planea su pr¨®ximo show multimedia. Por las noches, hay eventos abiertos al p¨²blico: conciertos, exposiciones, espect¨¢culos de danza contempor¨¢nea o ecl¨¦cticas performances. Las experiencias m¨¢s famosas han incluido actuaciones de Foals, la banda brit¨¢nica de rock indie, de Thurston Moore, l¨ªder de Sonic Youth, o el evento principal de Living Walls, el festival de arte callejero que congrega a muralistas de varias partes del mundo. ¡°Escogemos eventos art¨ªsticos que se desv¨ªan de la norma, que son exc¨¦ntricos, innovadores y experimentales¡±, dice Anthony Harper, director de The Goat Farm (La granja de las cabras).
Esta comunidad de artistas y creativos se define como un proyecto h¨ªbrido y comercial que combina arte, performance, ciencia y tecnolog¨ªa en residencias que funcionan como venas de la escena alternativa de Atlanta. El espacio est¨¢ compuesto por casi 5 hect¨¢reas con 12 estructuras o edificios, en el ¨¢rea oeste de la ciudad, donde funcion¨® una antigua f¨¢brica de algod¨®n y que en los setenta comenz¨® a alquilar estudios a artistas. Entonces se cre¨® una peque?a comunidad creativa rodeada por un ambiente buc¨®lico y un gran jard¨ªn con cabras y otros animales.
En 2008, Anthony Harper y Chris Melhouse, constructores y empresarios inmobiliarios, compraron la propiedad. Harper fue bater¨ªa de m¨¢s de una decena de desconocidas bandas de rock, pero tambi¨¦n estudi¨® en la escuela de negocios y trabaj¨® ocho a?os en Nueva York en la banca de inversi¨®n y en publicidad. Melhouse, que hab¨ªa sido guitarrista, se pas¨® luego a la construcci¨®n. La idea original era convertir el espacio en apartamentos y tiendas, pero los amplios espacios de techos altos y su po¨¦tica atm¨®sfera conectaron con las inquietudes art¨ªsticas de los due?os. Adem¨¢s, la crisis econ¨®mica e inmobiliaria de ese periodo en Atlanta les forz¨® a reenfocar su idea inicial. As¨ª naci¨® The Goat Farm, un proyecto inmobiliario nada tradicional que promueve el arte experimental de la ciudad y que ha sido un ¨¦xito.
Funciona as¨ª: The Goat Farm alquila estudios/residencias a m¨¢s de 400 creadores (artistas, performers, especialistas en tecnolog¨ªas experimentales), y con el dinero de los alquileres financia una variada gama de proyectos. ¡°Estos creadores se mudan a nuestra seudo-ciudad y aqu¨ª desarrollan sus carreras, interact¨²an y trabajan juntos", dice Harper. ¡°Ellos son el motor de nuestra actividad econ¨®mica. A diferencia de otras compa?¨ªas privadas de inmuebles, nosotros no invertimos en marketing ni publicidad. Ese presupuesto va a la programaci¨®n art¨ªstica. Recibimos cientos de propuestas al mes. Tenemos un peque?o comit¨¦ que selecciona los proyectos que financiamos. Todas las ganancias de los espect¨¢culos o eventos son para los artistas. Ello genera una buena cantidad de cobertura medi¨¢tica, que funciona como la mejor publicad de The Goat Farm y adem¨¢s ha creado nuestra marca. As¨ª, invertir en arte es la mejor campa?a de marketing. Esto se convierte en un modelo de negocio efectivo de intercambio de ideas e innovaci¨®n¡±.
La idea est¨¢ inspirada en teor¨ªas de densidad e innovaci¨®n interdisciplinaria. Es decir, las ¨¢reas con gran densidad (Nueva York, Par¨ªs, Hong Kong) promueven encuentros entre personas de diferentes culturas, lo que implica un mayor intercambio de ideas y aumenta las posibilidades de innovaci¨®n creativa. ?Qu¨¦ pasa cuando se junta a m¨¢s de 400 creativos en cinco hect¨¢reas y se crean las condiciones para que colaboren y se estimulen? De esto trata este experimento.
¡°The Goat Farm es un espacio para desarrollar cada parte del proceso creativo: incubaci¨®n, experimentaci¨®n, discusi¨®n, s¨ªntesis, colaboraci¨®n y exhibici¨®n¡±, dice Molly Rose Freeman, una artista residente. ¡°Aqu¨ª hay una atm¨®sfera que se percibe simult¨¢neamente antigua y nueva; te pone como bajo un hechizo. Hay un sentimiento de que aqu¨ª pasan cosas que no suceden en otro lugar¡±.
Todas las residencias y estudios en The Goat Farm est¨¢n ocupados y las listas de espera pasan del centenar. Por ello, est¨¢n incorporando un nuevo emplazamiento en el barrio emergente de Castleberry Hill. Su sue?o es que un d¨ªa Atlanta entera se convierta en una ciudad como The Goat Farm dentro de Estados Unidos; es decir, un espacio de experimentaci¨®n y pensamiento progresista que atraiga gente creativa y con ideas experimentales. Una granja de intercambio art¨ªstico donde la norma sea la excentricidad.
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