Territorio John Wayne
2.500 arcos de roca arenisca en el imponente parque nacional de Arches, en Estados Unidos
Llegar a un lugar con el que uno so?¨® treinta a?os atr¨¢s tiene mucho de irreal. Plantado bajo un cielo azul el¨¦ctrico, en el aparcamiento de Devils Garden del parque nacional de Arches, en Utah (EE?UU), no cabe duda de que esta aventura naci¨® gracias a John Wayne.?No muy lejos de aqu¨ª, John Ford film¨® en 1955 Centauros del desierto, la epopeya de odio de Ethan (Wayne) a trav¨¦s de un relato donde poes¨ªa, complejidad, amargura y perfecci¨®n t¨¦cnica ponen al espectador patas arriba. El filme tiene el color rojo de la arena del desierto, igual que la que pisamos ahora estremecidos por el fr¨ªo matutino. Avanzamos por un sendero que debe llevarnos a conocer la mayor concentraci¨®n de arcos naturales de roca del mundo. Salimos preparados para regalarnos la vista por un recorrido circular que no supera los 15 kil¨®metros, pero cuya dificultad conviene no menospreciar en verano, donde las temperaturas aqu¨ª rozan los 45 grados. Los ¨²ltimos paneles indicativos del aparcamiento recomiendan encarecidamente llevar calzado adecuado, ropa de abrigo, tres litros de agua por cabeza¡ Pero estamos en la ¨²ltima semana de octubre y sabemos que el oto?o y la primavera son las estaciones id¨®neas para este tipo de excursiones.
?En el parque nacional de Arches est¨¢n censados algo m¨¢s de 2.500 arcos de roca, aunque este no es un recuento est¨¢tico: las estructuras m¨¢s fr¨¢giles se derrumban en el tiempo, mientras que el efecto combinado del agua y del hielo, las temperaturas extremas y el movimiento subterr¨¢neo de sal trabaja fabricando nuevos y sorprendentes arcos. En 1991, una secci¨®n de 19 metros se desprendi¨® del Landscape Arch, el arco de mayor dimensi¨®n del parque (93?metros), adelgaz¨¢ndolo notablemente, pero sin quebrar su estructura. Un paisaje en perpetua construcci¨®n.
El sendero recorre un laberinto flanqueado por torres de piedra arenisca cuyo color rojizo cambia en funci¨®n de su exposici¨®n al sol. A ratos, el laberinto alcanza lo alto de una colina desde la que se aprecia una inmensidad des¨¦rtica delimitada por cadenas nevadas de monta?a. Estamos en uno de los paisajes m¨¢s severos y despoblados de Norteam¨¦rica.
Con todo, el horizonte no es solo rojo. Destaca la constante presencia de pinos pi?oneros y jun¨ªperos nudosos, que parecen torturados por el viento, el calor diurno y el fr¨ªo nocturno. Estructuras obstinadas y empe?adas, pese a todo, en regalar su matiz verde. Sorprende la discreta y escasa se?alizaci¨®n que baliza la ruta circular. Peque?os hitos de piedra jalonan la ruta, y, de tanto en tanto, una modesta se?al de madera se?ala un detalle del camino, un arco singular o una vista interesante. No hay papeleras, ni puestos de comida, ni vendedores ambulantes, ni suciedad. Tampoco se ha humanizado el recorrido con escaleras, pasamanos, pelda?os met¨¢licos y dem¨¢s rebajas t¨ªpicas de los escenarios monta?osos m¨¢s solicitados.
Conforme el trayecto se acerca al Double O Arch, desde donde se inicia el regreso al aparcamiento, uno toma conciencia de la inmensa desnudez del lugar. Perderse aqu¨ª debe figurar entre las peores pesadillas de los visitantes. Siglos antes de que los europeos desembarcasen en el Nuevo Mundo, las tribus ute y fremonte se instalaron aqu¨ª buscando plantas, animales y rocas para confeccionar sus armas y herramientas. De su paso quedan algunos petroglifos (s¨ªmbolos o dibujos tallados en la roca). Apenas a una hora de coche, en la entrada de la reserva de Indian Creek, existe un rinc¨®n bautizado como Newspaper Rock, que no es otra cosa que una peque?a aglomeraci¨®n de petroglifos dibujados hace 2.000 a?os. Se aprecian figuras reconocibles, pero los expertos desconocen el significado real de estos dibujos.
Delicate Arch
Al tratarse de un recorrido circular, caminamos por paisajes nuevos hacia el coche, sin arcos a la vista, pero descubriendo rincones y horizontes sorprendentes. Hemos iniciado la visita desde su extremo norte del parque: nos falta por visitar a¨²n el Delicate Arch, el reclamo principal del lugar, un acicate suficiente como para olvidar las cuatro horas de caminata que acabamos de completar. Comemos brevemente, apoyados en una roca con vistas al valle Salado, y proseguimos carretera abajo, impacientes por completar los 2,5 kil¨®metros de cuesta que conducen hasta el Arco Delicado, una estructura singular que parece crecer de la nada (no forma parte de ninguna pared) y asemeja unas piernas cansadas a las que el paso del tiempo ha robado las otras partes de lo que una vez pudo ser un cuerpo.
Al atardecer, cuando el sol empieza a despedirse, el Delicate Arch parece a punto de entrar en combusti¨®n. Entonces, las c¨¢maras de los turistas en sus tr¨ªpodes parecen enloquecer. Y uno entiende que este paisaje afila las emociones, las magnifica. Como le ocurri¨® a Ethan.
Gu¨ªa
C¨®mo ir
Dormir
La visita al parque
? Volar a Denver, Salt Lake City o Las Vegas, y desde all¨ª alquilar un veh¨ªculo para desplazarse hasta la peque?a ciudad de Moab (Utah).
? En Moab hay hoteles, moteles, dos c¨¢mpings y un hostel muy barato (desde 9,50 euros la noche por persona), el Lazy Lizard (www.lazylizardhostel.com), que ofrece habitaciones (la doble, 24 euros) o bungal¨®s (desde 26 euros para dos personas).
? La entrada al parque nacional de Arches (www.nps.gov/arch) tiene un precio de 10 euros por veh¨ªculo. En el centro del visitante de Moab se puede recabar toda la informaci¨®n pr¨¢ctica. En el parking de Devil's Garden est¨¢ permitido acampar (hay ba?os y agua potable), pero no recoger le?a, prohibici¨®n extensible a todo el parque. Para acampar fuera de esta zona es necesario pedir un permiso y queda prohibido hacer fuego. En el parque no hay bares ni tiendas. Se puede transitar en bicicleta por la carretera que recorre el parque, pero no por sus senderos.
{ "active": true, "code": "60724", "elementType": "offerExtension", "id": 13, "name": "MOAB", "service": "tripadvisor" }
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.