Disquer¨ªas de vinilos en Buenos Aires
En la avenida Corrientes se encuentra la mayor densidad de tiendas de discos por metro cuadrado
En los ¨²ltimos a?os se ha producido un inesperado renacimiento de los discos de vinilo. En Estados Unidos, la cifra de ventas aument¨® un 35% en 2013, pasando de 4,5 millones de unidades a 6,1. Pocos, si se compara con los 140 millones de CDs vendidos en el mismo periodo en ese pa¨ªs, pero suficientes para que la industria discogr¨¢fica tomara nota de esta resurrecci¨®n y comenzara a editar sus nuevos lanzamientos tambi¨¦n en LP. Junto con el disco de vinilo se produjo otro regreso m¨¢s que bienvenido: el de la tienda de discos, las llamadas disquer¨ªas en Argentina. De hecho, en Buenos Aires, las ¨²nicas nuevas disquer¨ªas que se abrieron en los ¨²ltimos a?os son peque?os locales concentrados en la venta de vinilos.
Para un visitante no tiene sentido comprar discos europeos o norteamericanos nuevos en Argentina. Un poco por los c¨ªclicos problemas cambiarios/inflacionarios y otro por la arraigada necesidad albiceleste de obtener siempre el m¨¢ximo beneficio posible, estos tienen siempre precios muy elevados. No ocurre as¨ª con las ediciones locales de los mismos ¨¢lbumes. Estas suelen ser de muy inferior calidad tanto gr¨¢fica como sonora, pero pueden tener un gran inter¨¦s para un coleccionista: siempre existir¨¢ quien necesite tener una edici¨®n argentina del ?lbum Blanco en su colecci¨®n de Los Beatles. Y para un visitante m¨¢s interesado en descubrir m¨²sica que en el coleccionismo resulta mucho m¨¢s conveniente revisar la producci¨®n local de rock, tango, canci¨®n popular o folklore, discos que no se suelen ver fuera del pa¨ªs y mucho m¨¢s econ¨®micos: entre 5 y 10 euros, cuando no de oferta a 1 euro.
El epicentro porte?o del vinilo es tambi¨¦n uno de los lugares m¨¢s centrales de la ciudad: la avenida Corrientes en la inmediaciones del Obelisco. All¨ª, m¨¢s precisamente en Corrientes 1246, se encuentra la Galer¨ªa del ?ptico, donde solo hay dos tipos de puestos: ¨®pticas y disquer¨ªas. En el primer piso se encuentra la m¨¢s completa y de m¨¢s calidad de la ciudad: Bonus track. Es un local abarrotado en el que cada vez resulta m¨¢s dif¨ªcil moverse entre los expositores. Su selecci¨®n de vinilos es muy heterog¨¦nea: se puede encontrar el ¨²ltimo disco de Arcade Fire, una grabaci¨®n con Teresa Stratas de Lulu de Alban Berg, un recopilatorio de ¨¦xitos de Jacques Brel, Stand de Sly & The Family Stone o Brown Rice de Don Cherry. Si bien las especialidades de la casa son los discos de segunda mano de rock, jazz y m¨²sica popular brasile?a, no debe haber g¨¦nero musical que no est¨¦ representado. Hay un amplio surtido de rock argentino y uno un poco menor de tango y folklore. Es posible que aqu¨ª uno no encuentre el disco que vino a buscar sino otro que a¨²n no sab¨ªa que estaba buscando. Los precios son elevados: una novedad como el disco de Arcade Fire puede costar entre 20 y 35 euros, mientras que un disco usado en buen estado est¨¢ entre 10 y 20. El due?o de la disquer¨ªa, Oscar 'Cacho' Iovanetti, tiene la costumbre de hacer un descuento sin que se lo pidan cuando el cliente lleva m¨¢s de un disco o uno caro.
En esta galer¨ªa hay tres disquer¨ªas m¨¢s. La primera es Meloman¨ªa, dedicada al rock y jazz de los setenta y ochenta, y cuyo stock tiene el aroma de una colecci¨®n privada puesta a la venta. En el mismo piso est¨¢ Hangar 18, que tiene una selecci¨®n menor de los mismos t¨ªtulos y con ¨¢lbumes en peor estado. Y en el subsuelo queda Rockabilly, que como indica su nombre se concentra en la producci¨®n de los cincuenta y sesenta local e internacional, aunque tambi¨¦n se extiende al soul, las bandas sonoras o la canci¨®n italiana. Es un local peque?o, pero que cada tanto sorprende con un as en la manga.
Fuera de esta galer¨ªa, a la vuelta de la esquina, se encuentra Bird (Talcahuano 385), cuyo fuerte es el jazz (local e internacional) y las bandas sonoras (tiene toda un un espacio dedicado a este g¨¦nero). Aunque sol¨ªa reservar algunas sorpresas a muy buen precio, el trabajo incansable de los cazadores-recolectores del vinilo, agregado a un stock que no se renueva demasiado, han menguado su inter¨¦s. A dos calles de all¨ª est¨¢ Cactus (Uruguay 290), la ¨²nica que se ocupa de importar regularmente las nuevas impresiones en 180 gramos de discos nuevos y cl¨¢sicos. Su especialidad son los lanzamientos de rock, pero cuenta con un cat¨¢logo ecl¨¦ctico. Por los problemas enumerados antes, los precios en estos discos tienden al desprop¨®sito (el doble o m¨¢s del precio de venta al p¨²blico en Estados Unidos), aunque cuenta con una amplia secci¨®n de ofertas o discos de segunda mano en edici¨®n local por los que se pide algo mucho m¨¢s moderado. En la Galer¨ªa del Obelisco (Corrientes 1145) se encuentra Oid Mortales, dedicada al rock en su aspecto menos comercial: es seguro que habr¨¢ varias copias en CD del ¨²ltimo disco de Iron & Wine, pero muy improbable que se consiga all¨ª uno de Eric Clapton. Con estas mismas coordenadas, tienen una selecci¨®n de vinilos nuevos y usados quiz¨¢s al precio m¨¢s razonable de la zona.
Un visitante europeo interesado en vinilos latinoamericanos deber¨ªa pasar por El Gallo Cantor (Corrientes 1376), que conserva un cat¨¢logo dedicado especialmente a coleccionistas con un desorden obsesivo-compulsivo fuera de control o compradores extranjeros muy favorecidos por el tipo de cambio, ya que es impensable que alguien m¨¢s quiera pagar los precios que se piden en esta disquer¨ªa. Tiene una amplia selecci¨®n de m¨²sica argentina, folklore latinoamericano, canci¨®n popular uruguaya y discos de spoken voice (los registros de poetas consagrados como Oliverio Girondo o Borges recitando sus obras), algunos en primeras ediciones y por lo general en buen estado, siempre a precios que se salen de cualquier escala. Algunos de estos discos son realmente raros, otros son caros simplemente porque est¨¢n en compa?¨ªa de otros discos caros.
No lejos de all¨ª, en Corrientes y Rodriguez Pe?a, se encuentran Brujas (Rodriguez Pe?a 429) y, enfrente, Free discos (Rodriguez Pe?a 438). Brujas vende DVD, libros y discos de segunda mano y ofrece una buena colecci¨®n de LP de rock y jazz (aunque va menguando y hace tiempo que no recibe una buena inyecci¨®n de reci¨¦n llegados), tambi¨¦n hay expositores ya muy trajinados con bandas sonoras, mel¨®dico, cumbia, cl¨¢sico... Free, en cambio, se especializa en rock en sentido amplio y, en particular, en EP y discos de remixes de los ochenta, con el remanente de la colecci¨®n de uno o varios DJ de la ¨¦poca.
Fuera de este circuito de la calle Corrientes hay muchas otras disquer¨ªas de inter¨¦s que ofrecen vinilos de todo tipo como la hist¨®rica Abraxas (rock, oldies), la nueva The Hacienda (indie, post punk, krautrock), la oculta Old Records (tango, folklore) o la renovada Eureka (rock, pop, jazz), pero estas est¨¢n dispersas por diferentes puntos de la ciudad. Es en la avenida Corrientes donde hay una mayor densidad de discos por metro cuadrado.
Sin embargo, una menci¨®n especial merece Opus discos (Bolivia 47). Enclavada en el lejano barrio de Flores, es la que tiene la mayor colecci¨®n de vinilos de la ciudad y tambi¨¦n la m¨¢s at¨ªpica. Sus due?os dicen que tiene cerca de 90.000 discos (pero no todos est¨¢n en exhibici¨®n: el buscador entrometido notar¨¢ que hay una gran cantidad en un dep¨®sito al fondo del local, tras una puerta entreabierta). Opus ofrece g¨¦neros tan diversos como rock, jazz y tango, desde luego, pero tambi¨¦n otros mucho menos frecuentados como canci¨®n rom¨¢ntica, el humor, los efectos de sonido, la cumbia, la canci¨®n infantil, la m¨²sica coral y una gran colecci¨®n de ¨®pera y m¨²sica orquestal, cl¨¢sica y popular. El estado de los discos no siempre es irreprochable, pero es la disquer¨ªa con mejores precios de la ciudad: van de 0,50 a 15 euros.
Finalmente, solo los domingos hasta pasado el mediod¨ªa, los buscadores de vinilos deber¨ªan asomarse al parque Centenario (Avenida D¨ªaz Velez al 4800), uno de los m¨¢s grandes de la ciudad. En una de las calles interiores del parque, justo sobre el final de la l¨ªnea de puestos de libros de segunda mano, se encuentra la feria de discos: no es abrumadora, pero tiene una decena de puestos con una amplia oferta de rock y una menos variada en muchos otros g¨¦neros como mel¨®dico, tango, cumbia o bandas sonoras. Salvo los dos o tres puesteros que traen discos nuevos (a precios que compiten y a veces superan a los locales del Corrientes), el resto mantiene su viejo stock a la intemperie donde el sol, el viento y la humedad hacen su trabajo. Estos discos est¨¢n a un precio acorde con su estado. A veces una larga b¨²squeda entre ellos termina con un premio y otra apenas con un dolor en las rodillas... Si el abnegado buscador de vinilos necesita un lugar para recuperar energ¨ªas y evaluar sus adquisiciones en el parque, puede caminar apenas una calle hasta Ambrosetti 901 donde se encuentra la boulangerie del bret¨®n Franck Daffouis. All¨ª disfrutar¨¢ del mejor pain aux raisins o del ¨²nico kouign-amann de la ciudad. Eso y un buen disco pueden cambiar el ¨¢nimo de todo el fin de semana.
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