Todo muy campechano
Tranquila y colorida, como sus 1.600 casas coloniales. De las ruinas mayas de Edzn¨¢ a la Sihoplaya, una ruta por Campeche, la ciudad m¨¢s antigua de la Pen¨ªnsula de Yucat¨¢n. Un secreto mexicano entre murallas
En Campeche la gente es campechana. Valga la broma f¨¢cil para se?alar que les viene muy bien serlo, ya que tienen que robarvisitantes a sus vecinos de Canc¨²n y Riviera Maya, que est¨¢n al ladito. Tienen de sobra con qu¨¦ lograrlo: ruinas mayas, playas inmensas, selva virgen, cenotes misteriosos, pueblos m¨¢gicos... Y una capital que, adem¨¢s de patrimonio mundial, es una de las urbes coloniales m¨¢s bonitas de Am¨¦rica. La m¨¢s antigua del Yucat¨¢n mexicano: fue levantada en 1517 como Salamanca de Campeche, nombre que cambi¨® 20 a?os despu¨¦s por el actual (y oficial) de San Francisco de Campeche. Conserva sus murallas, algo muy raro en M¨¦xico. Dentro, un casco colonial con 1.600 casas bellamente restauradas, colores vivos, ambiente tranquilo, campechano, sin agobios tur¨ªsticos, y un r¨¦cord nacional de seguridad hacen de Campeche un secreto dif¨ªcil ya de guardar (una web ¨²til: www.campeche.travel).
9.00 ?Chaya?
Visitar el mercado (1) a primera hora nos va a convencer de que estamos en otro mundo. Pocos sabr¨¢n reconocer las frutas o verduras de ex¨®ticos nombres y aspecto, como la chaya (que igual sirve para sopa que para un popular refresco), o pescados nunca vistos. Pero, sobre todo, el mercado es un friso de rostros y personajes singulares, como el Chino (que es coreano), plasmado en un mural, a la entrada, por un grafitero norteamericano. Paisanos calmos que husmean en El Expreso y el Hoy los chismes del d¨ªa. El mercado est¨¢ al lado del hex¨¢gono amurallado del Viejo Campeche: un recinto acabado en 1704 con dos puertas y siete baluartes. Los continuos ataques de corsarios (holandeses, portugueses, ingleses y franceses) hicieron necesaria la construcci¨®n ulterior de dos fuertes en sendas colinas pr¨®ximas.
10.00 Las m¨¢scaras de Calakmul
Por ah¨ª se puede empezar, pues ambos albergan un museo. El fuerte de San Jos¨¦ (2), m¨¢s pr¨®ximo al mercado, con foso y puente levadizo, guarda piezas de artiller¨ªa, armas y modelos de nav¨ªos. El de San Miguel (3), a poniente, aloja estelas y piezas de la ¨¦poca maya; entre otras, las m¨¢scaras de jade del sitio de Calakmul. Volviendo a la ciudad y al mercado, tambi¨¦n los baluartes (proas o pent¨¢gonos que refuerzan los tres kil¨®metros de muralla) albergan peque?os museos. El de San Pedro, junto con la iglesia de San Juan de Dios, es un cabal compendio de arquitectura religiosa, militar y civil de la colonia. M¨¢s all¨¢, los baluartes de San Francisco y de San Juan defienden la Puerta de Tierra. Siguiendo el per¨ªmetro, el baluarte de Santa Rosa aloja una muestra de pintores locales. El de San Carlos es un peque?o museo de la ciudad colonial. Sigue el tramo de muralla que rompe la Puerta de Mar, y el baluarte de la Soledad custodia estelas y fragmentos mayas. Cierra el circuito el baluarte de Santiago, que esconde un peque?o jard¨ªn bot¨¢nico.
12.00 Bajo las ceibas gigantes
Nos hemos acercado as¨ª al coraz¨®n del Viejo Campeche, el parque Principal (4) o de la Independencia. El sal¨®n donde todo pasa, en torno al quiosco central de m¨²sica y caf¨¦, ¨¢rboles y ceibas gigantescos, palomas acosadas por los ni?os, vendedores ambulantes de sombreros jipijapa, bancos codiciados por ociosos o enamorados... En un frente de la plaza-parque, la catedral, m¨¢s vistosa por fuera que por dentro, con su peque?o museo. En otro flanco, el antiguo palacio municipal, hoy biblioteca (desde cuyos balcones, con potentes altavoces, alguien lee poemas cada tarde). En otro lado espera el tranv¨ªa tur¨ªstico de madera, que sale varias veces al d¨ªa a recorrer la cuadr¨ªcula colonial: un damero de cinco por nueve manzanas, con casas bajas de brillantes colores, portadas, balcones, rejas y edificios tan notables como la Casa N? 6 (5) (caf¨¦-librer¨ªa y centro cultural), San Francisquito (6) (con claustro y altares barrocos en su capilla) o la exiglesia de San Jos¨¦, cubierta de azulejos de Talavera y aupando en su torre un faro elegante.
14.00 Panuchos, mojarras y huaraches
Si la hora de comer nos sorprende en la Calle 59, la que une la Puerta de Tierra con la de Mar, peatonal, all¨ª encontraremos algunas de las mesas m¨¢s recomendables. Como Anchor¡¯s 59 (7), especializada en mariscos. En la v¨ªa paralela, la 57, El Basti¨®n (8) tal vez merezca, por su ambiente sofisticado, reservarlo para la cena. Doblando la esquina al cabo de la calle, frente a la Puerta de Mar, Marganzo (9) es el sitio ideal para descubrir los platos t¨ªpicos de la regi¨®n: panuchos, mojarras, huaraches, cochinita pibil, quesadillas de jaiba... Tambi¨¦n se puede probar cocina tradicional en Casa Vieja (10). Un sitio muy popular para cenar son los soportales que escoltan la iglesia de San Francisco (11).
16.00 Acapulquito
La tarde se puede aprovechar para disfrutar del mar. No hay playa urbana, las m¨¢s pr¨®ximas (playa Bonita, San Lorenzo) no tienen aguas muy seductoras. M¨¢s l¨ªmpidas son las de Seybaplaya (12) (que la llamen los paisanos Acapulquito lo dice todo). Y mejor a¨²n las de Sihoplaya (13), a escasa media hora del centro: una antigua hacienda de henequ¨¦n, del siglo XIX, es ahora el confortable hotel Tuc¨¢n Siho-Playa (tambi¨¦n se come de miedo). Desde ese punto, en media hora, se puede llegar a Edzn¨¢ (14), tal vez el sitio maya m¨¢s vistoso del Estado. Alcanz¨® su esplendor entre los a?os 600 y 1200, y se han detectado unas 200 estructuras (solo 20 destapadas). En su Gran Acr¨®polis se levanta el templo de los Cinco Pisos, emparentado con la arquitectura de la vecina Tikal. Por las noches se hace un espect¨¢culo de luz y sonido.
20.00 Noche de cine
Tambi¨¦n en la Puerta de Tierra de Campeche se hace otro espect¨¢culo parecido, con actores muy entregados que reviven la historia de la ciudad. Son bastante jaraneros los campechanos. En algunos bares y locales del centro hist¨®rico se improvisa m¨²sica con guitarras, arpas o percusi¨®n. Eso s¨ª, el descanso es sagrado. Junto a la Puerta de Tierra, un grupo de casas del XVII conforman la Hacienda Puerta Campeche (15), ahora gestionada por la cadena Starwood, cuyos patios y albercas se llenan de velitas y silencio. En plena Calle 59, la Casa Don Gustavo (16), en un edificio del XVIII, se amuebla con piezas hist¨®ricas; entre otras, una cama utilizada por el emperador Maximiliano y su c¨®nyuge, Carlota. A un paso de la catedral, el Plaza Colonial (17) (Calle 10, 5) es otro hotel boutique, hermano del m¨¢s grande y funcional Hotel Plaza (18) (Calle 10, 126). Si se quiere un reposo total, a cuatro leguas (carretera Uayamon-China-Edzn¨¢) se extiende la Hacienda Uayamon (19), un lugar de cine que recuerda a las pelis de esclavos, solo que las celdas de los antiguos forzados son suites de lujo, rodeadas por ceibas y vegetaci¨®n tropical, albercas y ruinas nobles convertidas en spa.
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