En Cuzco, la locura del Baratillo
La delirante colecci¨®n de art¨ªculos a la venta en el mercado de pulgas peruano
Unas botas, una mu?eca de pl¨¢stico, un tocadiscos, una guitarra, una impresora y un chaleco de alba?il. Este conjunto de objetos, aparentemente sin relaci¨®n entre s¨ª, adquiere sentido entre los puestos del Baratillo, el mercadillo de pulgas m¨¢s grande y pintoresco de Cuzco. Ubicado en el distrito de Santiago, a pocas manzanas del popular mercado San Pedro, el Baratillo se instala temprano todos los s¨¢bados con los tenderetes de los vendedores ambulantes cusque?os. Desde las cinco de la ma?ana, el barrio se convierte en un congestionado espacio comercial que re¨²ne miles de transe¨²ntes en torno a los m¨¢s ins¨®litos art¨ªculos vendidos a precios muy baratos. Si buscas algo espec¨ªfico, lo encontrar¨¢s; si no, hallar¨¢s una improvisada necesidad.
Mientras se circula a empujones entre las estrechas calles del mercadillo y los in¨¦ditos objetos expuestos en el suelo, cuesta creer que haya suficiente palabras en el diccionario para nombrar todo lo que aqu¨ª se puede mercar: camisas, pantalones, botas, brassieres (de primer, segundo y tal vez tercer uso), utensilios de cocina, balones de gas, neum¨¢ticos, tableros, radios, botellas vac¨ªas, viejos vinilos, equipos de sonido, tel¨¦fonos m¨®viles, cargadores, juguetes, mu?ecas, antig¨¹edades, alfombras tejidas a mano, billeteras, ponchos, instrumentos musicales, art¨ªculos de camping¡ Y, rizando el rizo de lo disparatado, circuitos electr¨®nicos, cables quemados, patines, helados de fruta, bicicletas, camas, televisores y perros. Luego sigue un etc¨¦tera de elementos innombrables, in¨²tiles a los ojos de muchos, pero perfectamente ¨²tiles para otros cuantos. Hay de todo para todos.
El Baratillo es una espl¨¦ndida alternativa para salir de compras y al mismo tiempo para gozar el circuito de la calle cusque?a contempor¨¢nea. Alguien con alma de antrop¨®logo o soci¨®logo, o un simple curioso del devenir humano vivir¨ªa una experiencia rica recorriendo las calles de este mercadillo ambulante. Podr¨¢ ver a un grupo de cusque?os tomando sopa de cabeza de res bajo un toldo mientras, justo al lado, se concreta la r¨¢pida venta de un bote de pintura. Los visitantes de est¨®mago aventurero podr¨¢n probar los huevos de codorniz, los churros rellenos de manjar, chicha de jora y frutillada ¨Cbebidas tradicionales de la sierra¨C, chicharrones de chancho, alg¨²n postre de dudosa preparaci¨®n y ceviches asentados en bol de vidrio.
Un par de consejos
Hay que caminar alerta por el Baratillo, pues no faltan personas que gustan de hurgar en bolsillos ajenos, sobre todo cuando su condici¨®n de extranjero es evidente. Conviene llevar poco dinero, sin tarjetas ni documentaci¨®n, y activar el sexto sentido. Tambi¨¦n ponerse un gorro para protegerse del sol. Despu¨¦s de este par de aclaraciones ya est¨¢ listo para mimetizarse dentro del fluido sabatino de Santiago.
Se puede regatear en todos los puestos sin complejos, es la din¨¢mica natural de este lugar y muchos otros mercadillos en Per¨². Uno de los rasgos del Baratillo es que los precios pueden ser muy bajos, pero generalmente despu¨¦s de una negociaci¨®n amable con el comerciante. Otra recomendaci¨®n importante es ir temprano porque habr¨¢ menos gente y se encuentran las mejores ofertas.
La locura del Baratillo arranca cada s¨¢bado desde muy temprano y termina cuando el sol cae. No suele aparece en la gu¨ªas, pero, posiblemente, ser¨¢ una experiencia tan recordada como el mismo Machu Picchu o el Camino Inca. La riqueza de Cuzco no se encuentra solo en lo que muestran las portadas del National Geographic, sino tambi¨¦n ¨Cy especialmente¨C en lo que sucede en sus calles cada d¨ªa.
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