Mercado japon¨¦s en Leiden

Como cada fin de semana, los puestos de productos frescos se instalan a orillas del canal en la ciudad holandesa de Leiden. Pero el pr¨®ximo domingo 25 de mayo, tras el mercado semanal, el c¨¦ntrico canal del Rapenburg acoge una alternativa a los quesos, flores y arenques holandeses: los toldos rojos y blancos del mercado japon¨¦s toman ambas orillas, ofreciendo sushi de diversos tipos, cer¨¢mica japonesa, kimonos y hasta clases de ikebana, el arte floral japon¨¦s.

El d¨ªa arranca a ritmo de tambores. Un grupo de taiko o percusi¨®n japonesa inaugurar¨¢ la s¨¦ptima edici¨®n de este mercado en Leiden. Durante todo el d¨ªa se podr¨¢ disfrutar de una experiencia con aut¨¦ntico sabor oriental, degustando atrevidas propuestas culinarias de fusi¨®n japo-holandesa junto a puestos de venta de bons¨¢is, artesan¨ªa o libros de arte nip¨®n. Y como siempre se celebra en primavera, suele acompa?ar el buen tiempo. Es, sin duda, una buena ocasi¨®n para conocer el esp¨ªritu oriental que esconde Leiden, desconocido por muchos y a tan s¨®lo media hora en tren de La Haya o ?msterdam.

La ciudad celebra de esta manera una tradici¨®n japonesa que se remonta al siglo XIX, cuando un cirujano alem¨¢n se instal¨® en una mansi¨®n del Rapenburg con su familia y trajo consigo una de las colecciones de objetos japoneses m¨¢s importantes de la ¨¦poca. Philipp Franz Balthasar von Siebold parti¨® hacia Jap¨®n en 1823 con la compa?¨ªa neerlandesa de las Indias Orientales, fundada para establecer lazos comerciales con el lejano oriente. Tras seis a?os de estancia, Siebold contaba con una gran colecci¨®n de todo tipo de objetos ¨Cdesde utensilios dom¨¦sticos a muestras de la flora japonesa¨C que inclu¨ªa mapas de gran valor por los que fue expulsado del pa¨ªs tras ser acusado de esp¨ªa. Una vez en Europa, se instal¨® en una de las mansiones m¨¢s bonitas de Leiden y abri¨® las puertas de su casa museo en 1837. De su aventura se conserva tambi¨¦n un jard¨ªn zen creado a partir de las muestras que ¨¦l trajo y que puede admirarse en el bot¨¢nico, muy cerca de la casa Siebold.

Y como colof¨®n para quienes se hayan decidido por el sushi en lugar de los arenques, y por un bons¨¢i en vez de por los tradicionales tulipanes, conviene pararse frente a uno de los dos haikus o poemas en japon¨¦s impresos en los muros de esta misma calle. Sus escasas l¨ªneas rinden homenaje al mar agitado de las costas de Jap¨®n, el mismo que cada d¨ªa reta al litoral holand¨¦s hermanando as¨ª a estas dos culturas de estoicos marineros, pero capaces tambi¨¦n de crear los jardines m¨¢s bellos del mundo.

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