El jard¨ªn so?ado de los jardineros
Rom¨¢ntico, id¨ªlico, sugerente. A 60 kil¨®metros al sur de Roma, Ninfa es un recinto verde con m¨¢s de 700 a?os de historia, el parque favorito de grandes divulgadores como Monty Don
El jard¨ªn ingl¨¦s se caracteriza por la naturalidad. Frente a la disciplina del jard¨ªn franc¨¦s, los ingleses proclaman la libertad. La naturaleza en movimiento, las especies vegetales desarroll¨¢ndose sin ataduras. Despu¨¦s, como por azar, se inserta una ruina entre los accidentes del terreno y se corona la colina o el estanque con un templete de m¨¢rmol. Ahora imag¨ªnense el proceso inverso. Imag¨ªnense disponer de unas ruinas tan potentes que hayan motivado el sobrenombre de Pompeya del Medievo; un antiguo orbe romano amurallado, sobre un lado de la Via Appia, con cardo y decumanus, castillo medieval, puentes de piedra sobre los riachuelos y restos de cuatro o cinco iglesias, en una de las cuales hasta haya sido investido un papa. Luego sit¨²en estas ruinas en un microclima perfecto, sin heladas, con una temperatura media de 16??C, casi sobre la orilla del Mediterr¨¢neo, y a?¨¢danle un lago diminuto y una peque?a cordillera como tel¨®n de fondo, para que las nubes se detengan y se asegure el riego del espacio. Despu¨¦s, adjud¨ªquenle un propietario noble, estable, que se ocupe de mantener virgen el lugar durante, digamos, los ¨²ltimos setecientos a?os, de modo que cuando llegue la moda del jard¨ªn rom¨¢ntico ingl¨¦s pueda hacer florecer todas las especies de ¨¢rboles y plantas que se le ocurra, incluidos los ejemplares m¨¢s ex¨®ticos de ?frica, India o Extremo Oriente. Un propietario tan exquisito que, una vez consolidado el jard¨ªn, tenga la gentileza de donarlo a una fundaci¨®n para garantizar su viabilidad evitando tambi¨¦n la invasi¨®n por las hordas tur¨ªsticas. Y finalmente, a?¨¢danle un nombre sonoro y con un ligero tinte melanc¨®lico, por ejemplo, Ninfa.
Parece incre¨ªble, pero est¨¢ ah¨ª, apenas 60 kil¨®metros al sur de Roma, componiendo uno de esos lugares estupendos de Italia donde convergen la naturaleza, la historia y el arte. Su arm¨®nico nombre, Ninfa, evoca las diosas del agua protectoras del templo romano que ocupaba el solar del castillo actual; el papa entronizado en la villa fue Alejandro III, quien concedi¨® la bula m¨¢s antigua conservada de la religi¨®n cat¨®lica, la Regis aeterni (1179), la que otorg¨® el privilegio del a?o jubilar a Santiago de Compostela. La familia propietaria son los Caetani, pr¨ªncipes de Teano y duques de Sermoneta, quienes adquirieron el territorio en 1297 y lo llevaron a su esplendor hasta que la villa fue pasada a ferro e fuoco(hierro y fuego) en 1386, inici¨¢ndose una decadencia que remat¨® una epidemia de malaria en el siglo XVI.
Hacia 1910 Gelasio Caetani y Marguerite Chapin recuperaron las ruinas de la maleza y plantaron una gran variedad de ¨¢rboles, arbustos y plantas, europeos, americanos y orientales, tarea que conform¨® la vida de su sobrina Lelia Caetani. Con su fallecimiento sin descendencia, en 1977, desaparec¨ªa la familia que hab¨ªa custodiado el jard¨ªn, pero no su obra; ella misma se encarg¨® de promover la Fundaci¨®n Roffredo Caetani para proteger este patrimonio y promover su apertura al p¨²blico. En 1976, el Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF) declar¨® "zona protegida de vida salvaje" 1.800 hect¨¢reas alrededor de Ninfa, conformando una tutela que la Liga Italiana de Protecci¨®n de Aves (LIPU) ha extendido a m¨¢s de 152 especies.
Parada en Cori
Antes de llegar a Ninfa, viniendo desde Roma, est¨¢ Cori, circundada por muros cicl¨®peos del siglo IV antes de Cristo, una serpenteante calle porticada, una iglesia con frescos miguelangelescos y una acr¨®polis coronada por las columnas d¨®ricas del templo de H¨¦rcules recort¨¢ndose sobre el horizonte. Luego, conviene asomarse al balc¨®n natural de Norma, en la cima de la monta?a que sobrevuela Ninfa, para apreciar el dise?o hexagonal de las ocho hect¨¢reas del jard¨ªn sobre un territorio originalmente cubierto por pantanos.
El parque de Ninfa solo abre al p¨²blico algunos s¨¢bados y domingos entre primavera y oto?o. La visita es guiada y se hace en grupo. No obstante, uno puede elegir extraviarse. Si lo hace perder¨¢ datos valiosos sobre la vieja aldea romana urbanizada desde el siglo VIII, cuando fue donada por el emperador de Constantinopla al papa Zacar¨ªas; el millar largo de plantas, especies y flores; el castillo del siglo XIII, con su gr¨¢cil torre reflej¨¢ndose sobre el lago; el palacio del Ayuntamiento; y los restos ¡ªen muchos casos, apenas lienzos de ladrillos¡ª, de las iglesias de San Blas, San Juan, el Salvador y Santa Mar¨ªa la Mayor. A cambio vivir¨¢ la experiencia de caminar en soledad por un vergel que tiene algo de oasis, atravesar por su cuenta los rincones del r¨ªo Ninfa y perfumarse con esencias florales provenientes de todos los rincones de la Tierra. Ya que no se puede entrar al amanecer, les sugiero permanecer en el jard¨ªn hasta el cierre, cuando los ¨²ltimos destellos cobrizos del sol de la tarde acaricien las copas de los ¨¢rboles. Si adem¨¢s tienen suerte, una peque?a llovizna interrumpir¨¢ su visita unos minutos. Cuando se acomoden bajo un ¨¢rbol, det¨¦nganse en el brillo de bronce que se apodera de la atm¨®sfera, ilumina las lavandas y ti?e de tonos ambarinos las hierbecillas naturales. Ser¨¢ un momento ¨²nico, irrepetible; no en vano Ninfa es el jard¨ªn favorito de los m¨¢s grandes paisajistas; la debilidad, ¨¦l mismo lo confesaba, de Monty Don, cuya serie de la BBC, Los jardines de Italia, concluye con esta visita.
Gu¨ªa
Informaci¨®n
? Fondazione Roffredo Caetani (www.fondazionecaetani.org). Jard¨ªn de Ninfa abre este a?o al p¨²blico en las siguientes fechas: 5 y 6 de julio; 2, 3 y 15 de agosto; 6 y 7 de octubre, y 2 de noviembre. Se recomienda reservar con antelaci¨®n.
Precio entrada adulto, 10 euros; ni?os hasta 11 a?os, gratis.
{ "active": true, "code": "2136960", "elementType": "offerExtension", "id": 12, "name": "CISTERNA DI LATINA", "service": "tripadvisor" }
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.