Bienvenidos a Yang¨®n
Cinco lugares imprescindibles para tomarle el pulso a la antigua capital de Myanmar
Poco a poco, el pulso de la mayor ciudad de Myanmar, la antigua Birmania, se va acelerando. Capital del pa¨ªs cuando se llamaba Rangoon y rebautizada como Yang¨®n, en muchos aspectos contin¨²a anclada en el tiempo. Algo que la pone a salvo de las hordas de turistas visibles en otros destinos asi¨¢ticos, que permite disfrutar del museo nacional para uno mismo, realizar compras ex¨®ticas en el principal mercado de la ciudad sin agobios ni precios exhorbitantes (solo para turistas) o, al salir a cenar por la m¨¢s popular calle de terrazas de Yang¨®n, codearse exclusivamente con locales.
Museo Nacional
Es la mejor introducci¨®n a una ciudad y un pa¨ªs que ofrece maravillas pero que todav¨ªa se encuentra medio en penumbra. Quiz¨¢ por ello las salas est¨¢n pesimamente iluminadas, aunque exponen verdaderos tesoros -a veces sin etiquetas identificativas- del antiguo reino Birmania o sus tiempos de pr¨®spera colonia inglesa: lleg¨® a ser el mayor exportador de arroz del mundo y Rangoon compet¨ªa con Nueva York en acogida de inmigrantes.
Lago Kandawgyi
La rom¨¢ntica pasarela de madera que atraviesa este c¨¦ntrico lago suele acoger el coqueteo de las parejas de enamorados. En otros rincones del parque tambi¨¦n se los ve con el habitual paraguas, protecci¨®n contra el sol, la lluvia y las miradas indiscretas; aqu¨ª el afecto en p¨²blico no est¨¢ bien visto. Llama la atenci¨®n tambi¨¦n el mastod¨®ntico Karaweik, una r¨¦plica en cemento de un buque de guerra.
Un cabello de Buda
Templo budista de referencia en todo el sudeste asi¨¢tico y lugar de encuentro social, en la pagoda?Shwedagon se guarda un cabello de Buda como reliquia. Est¨¢ abierta 24 horas al d¨ªa y 365 d¨ªas al a?o. Aqu¨ª los monjes se asoman al final de la tarde para meditar y practicar ingl¨¦s con los visitantes. En d¨ªas soleados, la luz del ocaso convierte el escenario en un lugar m¨¢gico. La gente reza, quema incienso, realiza ofrendas, juega, se pasea y observa. Si llueve, algo muy com¨²n, el ambiente es el mismo; la lluvia no altera un ¨¢pice las rutinas de los yangoneses. Shwedagon es uno de los mejores escaparates para contemplar y relacionarse con la amigable poblaci¨®n local.
Orwell pas¨® por aqu¨ª
¡°Grandes pomelos como lunas verdes colgados de cuerdas, bananas rojas, cestos de gambas del color del heliotropo y el taman?o de langostas, pescado seco y quebradizo atado como legajos, chiles carmesi?, patos abiertos y curados como jamones, cocos verdes, larvas de escarabajo gigante, trozos de can?a de azu?car, dahs, sandalias, longyis de seda a cuadros, afrodisi?acos con forma de pastilla de jabo?n (...)¡±. As¨ª enumeraba George Orwell las mercadur¨ªas que en los a?os 30 se pod¨ªan encontrar en los mercados birmanos. La descripci¨®n parece hecha tras un paseo por el mercado Bogyoke Aung San, en Yang¨®n. Y adem¨¢s de lo que cita Orwell, tambi¨¦n se pueden cambiar divisas, comprar joyas y piedras preciosas, monedas antiguas y hasta hacerse un retrato.
La calle 19
Era uno de los lados del rect¨¢ngulo urban¨ªstico que los ingleses planificaron para la ciudad, pero ahora es la calle 19 con m¨¢s personalidad del barrio chino. Aqu¨ª el pulso de Yang¨®n se acelera, pues se concentran restaurantes populares en cuyas terrazas los locales celebran algo cada noche. La especialidad es la parrilla, alimentada con ex¨®ticos vegetales o pescados frescos. Otras delicias t¨ªpicas son las alb¨®ndigas de pescado birmanas. Y para bajar la comida una cerveza Myanmar bien fr¨ªa.
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