Bogot¨¢ con sombrero gardeliano

Una foto de los a?os cincuenta adorna la vitrina principal; en ella se ve un vag¨®n del tranv¨ªa que entonces circulaba por Bogot¨¢ y todos los hombres, sin excepci¨®n, llevan sombrero. El bogotano de principios del siglo pasado no sal¨ªa a la calle sin su vestido de pa?o, encorbatado, paraguas o bast¨®n en mano, gabardina y cachaco, un sombrero de copa y fieltro del que me habla do?a Rosita Berm¨²dez, due?a de la Sombrerer¨ªa San Miguel, una de las m¨¢s antiguas de la capital, en la calle 11 # 8-88, a una cuadra y media de la Plaza Bol¨ªvar. ¡°Eran ¨¦pocas de elegancia, mucho fr¨ªo y verdaderos caballeros¡±, dice. ¡°Bogot¨¢ era un pueblo grande y en esos a?os en una buena jornada hasta despach¨¢bamos quince sombreros; hoy hay d¨ªas en los que nos tenemos que conformar con vender tan s¨®lo uno¡±.

Do?a Rosita es menuda, elegante, de finos modales, blusa roja, manicura impecable, maquillaje coqueto, cabello blanco y ojos verdes; de lunes a s¨¢bado llega a su negocio a eso de las 10.30, se queda hasta las seis y despu¨¦s de tantas horas de trabajo sus 90 a?os ni le pesan: ¡°Qu¨¦ m¨¢s le puedo pedir a la vida, si es que no me duele nada, adem¨¢s si me quedara en casa me convertir¨ªa en una vieja cansona prendida del televisor¡±, dice sonriendo, entre los montones de sombreros que la rodean. Nunca le gust¨® estudiar y siempre le encant¨® el comercio. A los 25 a?os se cas¨® con Ernesto Arzaya Ospina y juntos fundaron este negocio. ?l le ense?¨® todo lo que ahora sabe: "Le conoc¨ª en sombreros y le desped¨ª en sombreros; yo no sab¨ªa nada de esto y todo lo aprend¨ª a su lado; despu¨¦s de 59 a?os juntos, le echo mucho de menos¡±.

En la Sombrerer¨ªa San Miguel se venden borsalinos, bombines y gardelianos, otros tipo Marlboro, Indiana, rodeo o rancherito; sombreros de paja, mariachis, boinas, aguade?os. ?Y el m¨¢s caro? ¡°Uno de marca Barbisio, aclara Berm¨²dez, ¡°Made en Colombia, de pelo de guama, que puede llegar a costar 645.000 pesos¡± (260 euros). Por aqu¨ª pasaron Rafael Escalona y hasta el mism¨ªsimo Armando Manzanero; ahora los mejores clientes son caballistas, ganaderos y esmeralderos y tambi¨¦n ¡°gente de la far¨¢ndula, del cine, la televisi¨®n y el teatro¡±, cuenta la encantadora mujer de este comercio del centro bogotano que se mantiene impasible al paso de las modas y el tiempo.

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