Londres al aire libre
Cinco planes esenciales para exprimir un soleado d¨ªa en la capital brit¨¢nica
Da gusto deambular por Londres en un d¨ªa soleado. Las ardillas corretean por las calles, el c¨¦sped espera mullidito y los londinenses, tan dados al estr¨¦s y las prisas, emergen con cualquier pretexto para apurar al m¨¢ximo cualquier rayo de sol. Se dir¨ªa que con el buen tiempo est¨¢n hasta m¨¢s expresivos aunque, por supuesto, las pintas de cerveza que se consumen con deleite en las terrazas esos d¨ªas tambi¨¦n ayudan.
Londres, en realidad, es una ciudad perfecta para disfrutar al aire libre. Sus jardines buc¨®licos, sus mercadillos, los festivales que se organizan en los parques; todo est¨¢ preparado para aprovechar cualquier oportunidad en la que el cielo no amenace lluvia. Hay cientos de lugares para visitar pero aqu¨ª os dejamos cinco imprescindibles.
Chapuz¨®n en 'The Heath'
Una de las zonas con m¨¢s encanto de Londres, los antiguos embalses de Hamsptead Heath, llevan recibiendo ba?istas desde el siglo XIX. De ah¨ª que dos de ellos perpet¨²en, con resultados imprevistos, la separaci¨®n tradicional por sexos. En de hombres, el nudismo es habitual: nadadores, jugadores de ajedrez, musculitos y lun¨¢ticos del bronceado perfecto. El estanque para mujeres goza de un ambiente m¨¢s pastoril con aguas cristalinas y una frondosidad tupida que garantiza todav¨ªa el recato de las damas. Aunque el m¨¢s popular es el estanque mixto, a unos pasos de la estaci¨®n. Rodeado de una vegetaci¨®n exuberante y con la compa?¨ªa de alg¨²n pato ocasional, uno no puede dejar de asombrarse de que este lugar se encuentre en pleno Londres.
Paseo en bicicleta
No hace falta ser un gran atleta para moverse en bicicleta por Londres. Escasean las cuestas, abundan las calles residenciales sin tr¨¢fico y existe un sistema de alquiler por horas que permite subirse y bajarse de la bici desde el centro a Canary Wharf. Tan solo se necesita una tarjeta bancaria (son 2,5 euros al d¨ªa) y parar cada media hora en alguna de las estaciones p¨²blicas (tras este tiempo aumenta el coste). Los mapas gratuitos de los Travel Information Centres resultan muy ¨²tiles pero para los que quieran evitar del todo los coches queda el canal Regent. Dos rutas imprescindibles: desde Angel hasta el r¨ªo T¨¢mesis y desde Camden hasta las cercan¨ªas de la peque?a Venecia.
Roof Gardens
Como buen sue?o de millonario caprichoso, esta azotea del barrio de Kensington mezcla lo disparatado con lo previsible: un riachuelo donde viven patos ex¨®ticos y flamencos, una mini r¨¦plica de los jardines de la Alhambra y un peque?o paseo recreando la campi?a inglesa. Los Roof Gardens se crearon a finales de los a?os 30 y desde entonces han servido para fiestas exclusivas y un club de jardiner¨ªa. Su restaurante y bar de c¨®cteles Babylon divisa un impresionante sur oeste de Londres. La comida est¨¢ reservada para pudientes pero los jardines son gratuitos y uno puede tomar una cerveza y disfrutar de las vistas por unos 6,5 euros.
La ribera de Richmond
A pesar de las palabras de Virginia Woolf en boca de Nicole Kidman, ¡°si hay que elegir entre la muerte o Richmond, prefiero la muerte¡±, se trata de una especie de para¨ªso para los londinenses. Con un parque tres veces del tama?o de Central Park, en Nueva York, una reserva de ciervos que alternan con los paseantes y una ribera id¨ªlica surtida de numerosos restaurantes y pubs, Richmond es el lugar perfecto para relajarse y sacar el lado silvestre. Quiz¨¢ la escritora, siempre seg¨²n la pel¨ªcula Las horas, prefer¨ªa el bullicio del centro a la tranquilidad del barrio perif¨¦rico, pero nunca traicion¨® su gusto exquisito. Hoy es muy f¨¢cil llegar con la District Line de metro y el Overground.
Traves¨ªa por el T¨¢mesis
Hay muchas rutas en este r¨ªo navegable pero la de Westminster a Greenwich es imprescindible. Recorre todos los lugares pintorescos -el Parlamento, la Torre de Londres, la City, Canary Wharf- y nos traslada nada menos que al origen del tiempo universal. Patrimonio mundial, el centro hist¨®rico de Greenwich es un coqueto conjunto de edificios hist¨®ricos y reliquias navales con pubs y restaurantes y un mercado de antig¨¹edades donde todav¨ªa se puede encontrar alguna ganga vintage. Con su curiosa colecci¨®n de relojes y aparatos de medici¨®n, el Real Observatorio en la colina de Greenwich Park evoca un pasado de sabios taciturnos.
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