Urgencias modernistas
Visita al barcelon¨¦s hospital de Sant Pau, la gran obra del arquitecto Dom¨¨nech i Montaner
Sant Pau es m¨¢s que una ciudad dentro de una ciudad. La ambici¨®n del mecenas Pau Gil, cuyo legado (tres millones de pesetas de la ¨¦poca) permiti¨® el inicio de las obras en el a?o 1902, era construir el coraz¨®n sanitario de una urbe ut¨®pica. Pero ese coraz¨®n era tan gigantesco que, como sucede en las mayores utop¨ªas de la humanidad, el proyecto qued¨® inconcluso. De los 48 pabellones planeados y encargados a Llu¨ªs Dom¨¨nech i Montaner, s¨®lo 27 se construyeron, y de ellos el gran arquitecto pudo ¨²nicamente dise?ar y ejecutar 12, quedando el resto al cuidado de su hijo Pere Dom¨¨nech i Roura, art¨ªfice fiel y voluntarioso, pero desprovisto del chisporroteante genio de su padre.
Tras m¨¢s de cuatro a?os de restauraci¨®n y reacomodo, el hospital de la Santa Creu y Sant Pau ¡ªsu nombre completo¡ª fue abierto a principios de 2014, en concurrid¨ªsimas visitas (temporalmente gratuitas) con mezcla evidente de barceloneses curiosos y extranjeros ¨¢vidos de art nouveau, unos y otros en perfecto estado de salud; el conjunto modernista ya no atiende enfermos, pero al norte de sus instalaciones hay un Sant Pau moderno en pleno funcionamiento sanitario. Ahora las visitas al recinto (de pago) permiten recorrer el vasto espacio lleno de maravillas, admirando la determinaci¨®n del banquero Paul Gil (cuyas iniciales entrelazadas se advierten en los medallones de may¨®lica que adornan alguna de las fachadas) y la imaginaci¨®n de Dom¨¨nech i Montaner.
La palabra maravilla no es en este caso un eufemismo o un superlativo. Quienes conozcan otras obras del arquitecto, y tambi¨¦n activo pol¨ªtico catalanista (fue cuatro a?os diputado a Cortes por la Lliga), saben de su exuberancia formal, de su don ingenioso para combinar colores, de los caprichos ex¨®ticos con los que a veces juega a deslocalizar y a fabular. El Palau de la Musica Catalana, la casa Lamadrid, el Castillo de los Tres Dragones, actual Museo de Zoolog¨ªa, dentro del parque de la Ciudadela, todos en Barcelona, o el Instituto Psiqui¨¢trico Pere Mata de Reus son algunas de esas construcciones singulares que lo atestiguan. El hospital de Sant Pau, con todo, es su cuento fant¨¢stico m¨¢s hechizante. Tambi¨¦n el que le da a la enfermedad un acompa?amiento paliativo que aun hoy, cuando no se ven all¨ª medicinas, camillas ni batas blancas, resulta vigorizante: sin duda en aquel entorno uno, por mal que se sintiera, pod¨ªa vislumbrar la salvaci¨®n.
Aprovech¨¦ el viaje primaveral a Barcelona durante el que pude visitar detenidamente el Sant Pau para hacer un peque?o repaso intensivo de la asignatura del Modernismo, que por mucho que se empolle siempre deja lecciones pendientes. As¨ª que empec¨¦ a subir desde el paseo de Gracia, donde ese blockbuster arquitect¨®nico que sigue siendo La Pedrera rivaliza en taquilla con las visitas a las casas Batll¨®, del propio Gaud¨ª, Amatller, de Puig i Cadafalch, y Lle¨® Morera, un temprano esp¨¦cimen de sabor g¨®tico de nuestro Dom¨¦nech i Montaner, haciendo de paso un breve desv¨ªo con parada para admirar otras dos obras suyas, la Fundaci¨®n T¨¤pies (antigua sede de la editorial Montaner i Sim¨®n) y, por encima de la Diagonal, la grandiosa Casa Fuster, convertida en hotel de lujo. En mi camino recto hacia el norte vi s¨®lo por fuera otra obra maestra de Gaud¨ª, la Casa Vicens, que un banco andorrano ha comprado y tras restaurarla va a abrir muse¨ªsticamente en 2016, pero s¨ª entr¨¦ y disfrut¨¦ del gaudiniano parque G¨¹ell, que no hab¨ªa pisado en muchos a?os y tiene, desde la estaci¨®n de metro de Vallcarca, un acceso c¨®modo por escaleras autom¨¢ticas. Pero volvamos al hospital.
La ciudad sanitaria so?ada por Pau Gil y trazada por su arquitecto era un jard¨ªn de los vivos, y no un refugio donde ir a sufrir sin remedio o a morir (en la concepci¨®n original, cada enfermo dispon¨ªa de un espacio de 145 metros cuadrados). Nada t¨¦trico ni agobiante hay en el colorido vivaz de sus interiores, ni por supuesto en la silueta fe¨¦rica y el volumen cambiante de sus pabellones, que m¨¢s parecen palacetes de ensue?o en los que una cierta profusi¨®n de la voluta y el almoc¨¢rabe entronca con la liviandad del pensil musulm¨¢n. La entrada principal, originalmente la administraci¨®n del hospital, es una de las construcciones m¨¢s ricas de ornamentaci¨®n y m¨¢s sorprendentes en la mezcla de sus elementos. Transformada su naturaleza burocr¨¢tica en lugar ameno polivalente, a¨²n falta por encontrarle funci¨®n a todas sus dependencias, pero lo que ya est¨¢ en uso es bell¨ªsimo: la majestuosa escalera que arranca del vest¨ªbulo y las vidrieras de la c¨²pula, de elegante policrom¨ªa. Lo m¨¢s deslumbrante de este edificio de acceso es, sin embargo, el antiguo sal¨®n de actos, de una invenci¨®n inagotable, a veces algo recargado pero nunca feo. Hay en ¨¦l mosaicos, piezas escult¨®ricas de Gargallo, porcelana en relieve, y la curios¨ªsima baranda de piedra cuyos balaustres son letras g¨®ticas que componen una piadosa plegaria: ¡°Amparad Se?or a los benefactores y a los asilados de esta Santa Casa tanto en la Tierra como en el Cielo, e inspirad sentimientos de caridad hacia ella. Am¨¦n¡±.
Diversas instituciones han ocupado o van a ocupar los amplios locales del Sant Pau. De mi visita guardo el recuerdo fascinado del que con el nombre de Nostra Senyora de la Merc¨¨ alberg¨® en su d¨ªa el Servicio de Ginecolog¨ªa y Obstetricia; hoy dos organismos internacionales tienen el privilegio de que sus empleados trabajen bajo un techo abovedado de cer¨¢mica vidriada que est¨¢ entre lo m¨¢s hermoso del modernismo barcelon¨¦s.
??Vicente Molina Foix es autor, junto con Luis Cremades, de El invitado amargo (Anagrama).
Gu¨ªa
??Hospital Sant Pau (www.santpaubarcelona.org). Sant Antoni Maria Claret, 167. Metro: l¨ªnea 5, Sant Pau. Abierto de 10.00 a 18.30. Domingos y festivos, de 10.00 a 14.30. Entrada libre, 8 euros; guiada, 14. Primer domingo de cada mes, gratis. El hospital est¨¢ incluido en la Ruta del modernismo de Barcelona (www.rutadelmodernisme.com).
{ "active": true, "code": "1969684", "elementType": "offerExtension", "id": 13, "name": "BARCELONA", "service": "tripadvisor" }
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.