¡®Pomada¡¯ menorquina
La pomada de Menorca son chupitos de ginebra y limonada. La isla balear, un para¨ªso a la vuelta de la esquina
Hasta el m¨¢s apocado de los mortales tiene un resquicio de aventurero y cualquiera que se precie de serlo, o so?arlo, aspira a encontrar su para¨ªso, normalmente lejano y ex¨®tico en el imaginario. Lo parad¨®jico es que, en muchas ocasiones, ¨¦ste se encuentra a la vuelta de la esquina y en ¨¦l no abundan ni palmeras ni cocos, pero s¨ª pinos, que aguantan estoicos la tramontana, higueras, acebuches, jaras y enebros, o amapolas, enredaderas y gladiolos silvestres, cuando estalla la primavera. Menorca, la isla m¨¢s septentrional y oriental del archipi¨¦lago balear, declarada reserva de la biosfera por la Unesco en 1993, ofrece eso y calas de agua azul turquesa, especialmente en las playas del sur. Tambi¨¦n una buena gastronom¨ªa y rincones sorprendentes para los amantes de la naturaleza, el senderismo o la navegaci¨®n.
Para no equivocarse, en Menorca (50 kil¨®metros de largo por 17 de ancho) hay que estar pendiente del viento porque con ¨¦l todo cambia, desde el color del cielo, al mar y la gente. Si sopla tramontana, el destino es, sin duda, el sur. Si Eolo est¨¢ en calma, aproveche y recorra el salvaje norte, se llevara gratas sorpresas en un paisaje m¨¢s monta?oso y agreste que encuentra remanso en las numerosas calas donde a veces la arena se torna rojiza y los ba?os de arcilla reconfortan la piel como si se tratara de un ins¨®lito spa natural. Dar nombres es una osad¨ªa porque los habituales de la isla pueden dar fe de que cada visita depara sorpresas, pero para orientar a los principiantes conviene no perderse las playas de Algaiarens, Pilar, Pregonda, Cavaller¨ªa, Presili, Es Grau o playa Sa Mesquida.
En el sur le esperan las playas de muchos anuncios de televisi¨®n y las que acaparan protagonismo en las postales. Su arena blanca y sus aguas color esmeralda tienen mucho que ver en este ranking de fotogenia. En ellas el buen tiempo se alarga porque siempre hay un rinc¨®n resguardado del aire donde uno se puede reconciliar con el mundo. Son Bou, Trebal¨²ger, Mitjana, Cala Galdana, Santo Tom¨¢s, Macarella, Cala en Turqueta o Son Saura, son buenas opciones para entrar en materia. En algunas de ellas, como ocurre en So Bou y Santo Tom¨¢s, el secreto est¨¢ en dirigir los pasos hacia la derecha seg¨²n se mira al mar y recorrer un trecho andando. Puede que en d¨ªas de sol intenso, piense que ?para qu¨¦ m¨¢s!, pero si tiene paciencia el esfuerzo se ver¨¢ recompensado: en la misma playa uno se puede sentir turista o n¨¢ufrago en el nirvana.
M¨¢s que calas
El paisaje manda en la isla, pero Ma¨® y Ciudatella tienen su encanto. Un paseo por sus centros hist¨®ricos depara sorpresas. Lo mismo ocurre con el bonito puerto de Fornells, sin¨®nimo de casas encaladas y de caldereta de langosta para los gourmets, y con Es Castell, cuyos habitantes tienen el privilegio de ser los primeros de Espa?a en ver la salida del sol, y disfrutar de la magia nocturna de su peque?o puerto iluminado y repleto de buenos restaurantes. Para vistas de marco incomparable no puede dejar de ir a la Cova d¡¯en Xoroi, situada en un acantilado en Cala en Porter, al sur de la isla, tiene terrazas y miradores a diversas alturas. En la actualidad es un bar de d¨ªa y discoteca de noche y los atardeceres desde all¨ª son un espect¨¢culo dif¨ªcil de describir. A¨²n queda una parada, si lo suyo es el dulce. En la pastisseria Cas Sucrer, en Es Mercadal, centro geogr¨¢fico de la isla, le esperan ensaimadas, amargos, casqui?ols y pastisets que no saben igual en ning¨²n otro lugar. Aunque puede que la tramontana o el entorno tenga mucho que ver en ello.
Menorca es tambi¨¦n la isla de los monumentos prehist¨®ricos. A lo largo de su geograf¨ªa se conservan talaiots, navetes, taules y c¨¢maras hip¨®stilas, la mayor¨ªa de enigm¨¢tica utilidad en el pasado.Y si quieren ganarse el respeto de los menorquines no deben perderse su pomada (ginebra con limonada, servida a chupitos) y los jaleos de sus fiestas de San Juan, que tienen su r¨¦plica durante el verano en algunas otras localidades, y que centran el espect¨¢culo en la cabalgata de engalanados caballos que se levantan sobre sus cuartos traseros en mitad del gent¨ªo. Tampoco olvide realizar alg¨²n tramo del Cam¨ª de Cavalls, 185 kil¨®metros de ruta circular que recorre el litoral de la isla. Oficialmente dividido en 20 etapas, es ideal para recorrer a pie aunque conviene saber que hacerlo completo puede llevar 15 d¨ªas.
Gu¨ªa
C¨®mo llegar
Dormir
Informaci¨®n
Se trata de una isla, as¨ª que no queda otra que utilizar el avi¨®n o el barco. Los vuelos van subiendo de precio seg¨²n se acercan las fechas de verano por lo que si tiene claro su destino conviene reservar con suficiente antelaci¨®n para que sean m¨¢s asequibles. Tambi¨¦n se puede utilizar el barco. Salen de Valencia, Barcelona y Mallorca. Es una buena opci¨®n si quiere llevar su propio coche, aunque, en este caso, el viaje se encarece considerablemente.
Los hoteles no son abundantes y en ning¨²n caso se trata de la masificaci¨®n que hay en otras zonas de la costa espa?ola. Tambi¨¦n hay disponibles apartamentos tur¨ªsticos y una extensa red de casas rurales que conviene considerar por sus tranquilos enclaves y el trato que se recibe en ellas. En muchos casos los lugare?os, ponen sus propias viviendas en alquiler de cara al verano para redondear su econom¨ªa; una opci¨®n f¨¢cil de rastrear tras una sencilla b¨²squeda en Internet.
? Coche s¨ª, coche no.?O moto, o bicicleta, si es usted un deportista de pro, pero llegar a Menorca y apalancarse en un ¨²nico lugar es desaprovechar el viaje. En temporada alta encontrar veh¨ªculos de alquiler es casi misi¨®n imposible, por tanto no olviden reservar con tiempo.
??Cuestiones pr¨¢cticas.?El encanto de este destino es que se conserva en gran parte virgen. Eso significa nulos o escasos chiringuitos y restaurantes a pie de playa y aparcamientos de arena en los que se debe dejar el coche para ponerse a andar un tramo, en algunos casos, entre 15 minutos y media hora, para llegar a la orilla del mar. Por tanto conviene informarse y cargar con una mochila isot¨¦rmica con l¨ªquidos y viandas. Le faltar¨¢ una cerveza reci¨¦n tirada, pero el paisaje compensa.
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