Tortillitas de camarones en Cortadura
Olas para surferos, rincones nudistas y un templo gastron¨®mico de leyenda. Placer sin fin en los cuatro kil¨®metros de la playa de Cortadura, a la vera de C¨¢diz
Cortadura es ese coqueto enclave que permanece oculto tras las dunas y junto a la muralla del mismo nombre en el margen izquierdo de la v¨ªa del tren que llega a C¨¢diz. Es el primer golpetazo de mar que recibe el viajero ansioso por apearse en el and¨¦n tras certificar desde la ventanilla que ha llegado al para¨ªso. Una lengua de arena fin¨ªsima de apenas cuatro kil¨®metros que une San Fernando con C¨¢diz. Pero sobre todo, Cortadura sigue siendo para muchos ese espejismo que olvidan al llegar a la estaci¨®n para salir pitando al acecho de las dem¨¢s joyas desperdigadas a lo largo de m¨¢s de 250 kil¨®metros de costa ba?ados por el Atl¨¢ntico desde Sanl¨²car hasta Tarifa. Quien supera la tentaci¨®n (justificada), puede llegar a certificar que el ed¨¦n tambi¨¦n est¨¢ a la vuelta de la esquina.
El azote del mar abierto mantiene limpias estas aguas, de fuerte salinidad y propiedades purificadoras cuyo efecto se siente tras un simple chapuz¨®n
El peso del Imperio Romano cae sobre los hombros al pisar las dunas naturales de esta playa virgen que alberga restos de la colosal V¨ªa Augusta, que vertebraba Hispania uniendo C¨¢diz con Roma. Primer contacto, con la arena. El segundo, con el mar dej¨¢ndose llevar sobre una tabla por las olas que rompen, como a c¨¢mara lenta, en los bajos de arena, cuando sopla con fuerza el poniente y sube la marea. Impagable resulta la vista desde el pico antes de dejarse llevar hacia tierra por la espuma contemplando la c¨²pula amarilla de la Catedral de C¨¢diz y su malec¨®n de aire habanero hacia el noroeste.
El azote del mar abierto mantiene limpias estas aguas, de fuerte salinidad y propiedades purificadoras cuyo efecto se siente tras un simple chapuz¨®n. Hasta los aficionados a la comuni¨®n integral con la naturaleza, y al desapego de la ropa, encuentran aqu¨ª su sitio en la zona nudista de La Gallega, pr¨®xima a las instalaciones militares de Torregorda.
Pero no solo de la salvaje reserva natural de arena, con su vegetaci¨®n y fauna espec¨ªficas, viven estos pagos. Reponer fuerzas tras una dura jornada de contemplaci¨®n resulta especialmente cool en el Nahu Beach;?chiringuito a mitad de playa de variada carta y sol¨ªcitos camareros que llevan los platos incluso a los m¨¢s perezosos, esos que casi ni pesta?ean desde las tumbonas en la arena. El sol cae m¨¢s tarde aqu¨ª entre el Dry Martini y el son del dj parapetado bajo una sombrilla. Un poco m¨¢s hacia el oeste, aparece el apacible chiringuito Pez Frito, que ofrece a clientelas m¨¢s tranquilas una variada carta de frituras de pescado a las diferentes harinas. Pero si lo que de verdad se quiere es disfrutar de una experiencia gastron¨®mica notable merece la pena ir en la direcci¨®n contraria, hacia el sureste.
Junto a las dunas que lindan con un arrecife rocoso, mantiene su estampa de cal blanca el emblem¨¢tico Ventorrillo del Chato. Insigne morada gaditana que, seg¨²n cuenta la leyenda, ya estaba de moda en pleno siglo XIX porque contaba entre su clientela con el mism¨ªsimo rey Fernando VII. La venta, a pie de la autov¨ªa CA-33, est¨¢ hoy capitaneada por Jos¨¦ Manuel C¨®rdoba, miembro de la respetada familia de cocineros locales del Grupo El Faro. Degustar una de las celestiales tortillitas de camarones que salen de estos fogones, puede llegar a congraciar con el g¨¦nero humano al mayor de los esc¨¦pticos.
Parece mentira que apenas cuatro kil¨®metros den para tanto. Hasta para convencernos de que los para¨ªsos pueden estar m¨¢s cerca de lo que nos imagin¨¢bamos
Y cual testigo impasible ante tanto empacho de est¨ªmulos siempre queda Cortadura. Como un milagro natural de dunas a la vera de la ciudad de C¨¢diz que ejerce de ind¨®mita barrera entre los dos mundos azules de la bah¨ªa y el oc¨¦ano Atl¨¢ntico. Los rincones de este enclave albergan muchos secretos a voces y leyendas de valerosos marinos, avispados truhanes y corsarios de diverso pelaje. Parece mentira que apenas cuatro kil¨®metros den para tanto. Hasta para convencernos, una vez m¨¢s, de que los para¨ªsos pueden estar m¨¢s cerca de lo que nos imagin¨¢bamos.
Gu¨ªa
Informaci¨®n
- Turismo de C¨¢diz (http://www.cadizturismo.com/)
- C¨®mo llegar. En coche, salir de C¨¢diz en direcci¨®n San Fernando por la autov¨ªa CA-33, donde enseguida nace un carril de servicio en el que hay que hay que encomendarse a la diosa Fortuna para encontrar aparcamiento. Las plazas son m¨¢s que limitadas, lo que mitiga en cierta medida el lleno masivo de la playa.
- A la caza del tubo. Cuando sube la marea y sopla con fuerza el poniente, una ola de izquierda rompe lentamente sobre bajos arenosos desde la zona de la muralla de Cortadura hasta mitad de playa para deleite de los surfistas. La Escuela N¨¢utica Municipal, al comienzo de la playa, ofrece clases para los no iniciados.
- Para dejarse ver. El chiringuito Nahu Beach, a mitad de camino de C¨¢diz y San Fernando por la playa de Cortadura, ofrece almuerzos en sus instalaciones de madera e incluso en las tumbonas a pie de playa. Platos contundentes y copazos al son del chill-out a la ca¨ªda de la tarde.
- Al rico pesca¨ªto. El primer chiringuito que aparece en la parte de la playa de Cortadura m¨¢s cercana a C¨¢diz es el Pez Frito. Frescos gazpachos, arroces y pescados a la fritura de diferentes harinas a elegir.
- Oda a la tortilla de camarones. El Ventorrillo del Chato es una emblem¨¢tica venta gaditana que ofrece junto a las dunas una carta con delicias de la zona cocinadas por la sabia mano de Jos¨¦ Manuel C¨®rdoba.
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