Holanda, culto a la bici
Icono, medio de transporte y objeto de deseo. Los Pa¨ªses Bajos, donde hay m¨¢s bicis que personas, celebran en 2014 el a?o de la bicicleta. Proponemos un recorrido a golpe de pedal
Holanda est¨¢ celebrando en 2014 el a?o de la bicicleta. Y aunque all¨ª todas las ma?anas son una fiesta del pedal, la efem¨¦ride es la excusa perfecta para subirse al sill¨ªn y recorrer un pa¨ªs con m¨¢s bicicletas (18 millones) que habitantes (16,7 millones). Con m¨¢s de 100.000 kil¨®metros habilitados, comenz¨® a apostar por las bicis en la d¨¦cada de los setenta. ¡°Actualmente Holanda no se entiende sin ellas¡±, dice Aletta Koster, directora de la Embajada Ciclista de Holanda?(www.dutchcycling.nl), un curioso organismo oficial creado para extender la doctrina del pedal por el mundo.
?msterdam
Aterrizamos en Schiphol, el aeropuerto de la capital holandesa, en cuyas instalaciones nos cruzamos con una elegante bicicleta de madera, la Boughbike, dise?ada por Jan Gunneweg. La usan los trabajadores del aeropuerto dentro del plan de movilidad interno. Inspirados por esta imagen de bienvenida, al llegar al centro nos alquilamos una bici en cualquier esquina y comenzamos la ruta. Lo primero que sorprende es el n¨²mero de ciclistas: unos van a trabajar, otros llevan colgadas las bolsas de la compra, los pap¨¢s transportan a sus hijos camino del colegio sentados en sillitas o remolques para varios, hay muchas se?oras mayores pedaleando (esto ¨²ltimo, indicativo de ciudad amigable para las bicis o?bikefriendly)... Los coches no pitan a los ciclistas y los peatones est¨¢n acostumbrados al ajetreo. Hay sem¨¢foros espec¨ªficos para bicis en la mayor¨ªa de los cruces. Bienvenidos a un modelo con futuro: una ciudad donde el 38% de los habitantes elige la bici a diario (otro 28% el coche, y otro 34% camina o usa el transporte p¨²blico). ?msterdam tiene m¨¢s de 400 kil¨®metros de carriles bicis, una v¨ªa ideal para descubrir los canales, declarados patrimonio mundial por la Unesco; el a?o pasado se celebraron los 400 a?os de la construcci¨®n del denominado canal ring, que circunvala la ciudad. Para profundizar en este alarde de ingenier¨ªa se puede visitar el museo Het Grachtenhuis (http://hetgrachtenhuis.nl), dedicado a estas prodigiosas v¨ªas de comunicaci¨®n acu¨¢tica (hay aparcamientos para bicis en este y en todos los principales museos). Y para no perderse por los canales, la gu¨ªa City Cycling Amsterdam (4 euros), de la editorial Thames & Hudson (www.thamesandhudson.com), incluye los m¨¢s variados itinerarios a pedales.
Siguiendo el curso del agua se llega al famoso Barrio Rojo. Tras aparcar la bici, cruzar alguno de sus angostos callejones y echar un vistazo a los escaparates donde se exhiben mujeres semidesnudas dedicadas a la prostituci¨®n, parada en Begijnhof (www.begijnhofamsterdam.nl), un inesperado y tranquilo patio que sorprende en medio de esta tumultuosa zona. Era el jard¨ªn de un antiguo convento de viudas y solteras que, sin haber hecho votos mon¨¢sticos, se encomendaban a Dios. Est¨¢ muy cerca del Amsterdam Museum (www.amsterdammuseum.nl), donde se cuenta la historia de la ciudad.
¡°No hay una manera m¨¢s antiholandesa de llegar¡±, repicaban los tabloides neerlandeses el pasado marzo. Hablaban de la visita a la capital que realiz¨® Barack Obama. En su primera parada, el presidente bloque¨® con su coche el acceso al carril bici que cruza los bajos del RijksMuseum (www.rijksmuseum.nl/es). Unos metros por debajo de La noche de ronda de Rembrandt, de La Lechera de Vermeer o de los verdes de Veronese, se puede ir en bici al amparo de arcos neog¨®ticos; casi como si se circulase a trav¨¦s de una catedral. ¡°Pedalear por este pasaje te provoca una sensaci¨®n muy especial. Cuando lo cruzo pienso: vivo en Amsterdam y esto es genial¡±, cuenta Gerrit Faber, representante de la Uni¨®n Ciclista Holandesa (Fietserbond; www.fietsersbond.nl). El museo, fundado a principios del siglo XIX y que se instal¨® en su actual sede en 1895, reabri¨® sus puertas el pasado abril tras una d¨¦cada cerrado. Durante este tiempo se realiz¨® una colosal reforma a cargo del estudio de arquitectos sevillanos Cruz y Ortiz, que tuvieron que modificar su proyecto original para mantener el paso ciclista que cruza la instituci¨®n. En los jardines, accesibles de manera gratuita, se puede disfrutar de una exposici¨®n de esculturas de Alexander Calder.
Pero no solo las bicicletas son omnipresentes en ?msterdam: las tiendas dedicadas a ellas tambi¨¦n aparecen en cualquier rinc¨®n. Van Moof (http://vanmoof.com) es una de ellas. Aqu¨ª te tunean la bicicleta instalando la denominada rueda holandesa, un invento neerland¨¦s que convierte una bici normal en el¨¦ctrica. Tambi¨¦n tienen sillines, complementos o luces. ¡°Aqu¨ª estamos acostumbrados a que en cada barrio haya, como m¨ªnimo, una tienda dedicada a las dos ruedas¡±, cuenta Julius Brenninkmeijer, uno de los fundadores de Fietsklik (www.fietsklik.com). En su tienda, en la cuidada zona de Oude Waal, adem¨¢s de distribuir un transport¨ªn de dise?o ideado por ellos, venden gadgets. Es solo una muestra de los artilugios que se pueden encontrar en las tiendas de esta ciudad. No muy lejos ¡ªen bicicleta nada est¨¢ lejos en ?msterdam¡ª aparece Berry (http://berryamsterdam.nl), un coqueto caf¨¦ con todo tipo de leches (soja, avena¡), zumos y smoothies para recuperar fuerzas y donde reciben con esta simp¨¢tica frase: ¡°I love you berry much¡±.
A pesar de que las bicis forman parte de la vida cotidiana de los Pa¨ªses Bajos, la apropiaci¨®n que los modernos han realizado de ellas no pasa desapercibida. FietsKantine (www.defietskantine), literalmente la cantina de las bicicletas, es el ep¨ªtome de lo hipster. Tienda, cafeter¨ªa y barber¨ªa, este espacio concentra los tres elementos m¨¢s identificativos del movimiento. El responsable de este concentrado, Luuk de Leeuw, estaba harto de su trabajo como consultor y tom¨® la iniciativa. ¡°Quer¨ªa dedicarme a un negocio donde pudiera hacer algo con las manos¡±, dice. Y lo primero que le pas¨® por la cabeza fueron las bicis. Normal. ?msterdam es la mejor ciudad del mundo para pedalear. No lo dicen los neerlandeses sino sus vecinos de Copenhague a trav¨¦s del Copenhagenize Index, un ¨ªndice que, anualmente, valora 150 ciudades y decide cu¨¢les son las m¨¢s bikefriendlys (Copenhague es la segunda; Utrecht la tercera, y Sevilla, la mejor posicionada de Espa?a, ocupa la cuarta posici¨®n). Las ¨²nicas valoraciones negativas que obtiene ?msterdam est¨¢n relacionadas con los problemas de saturaci¨®n de veloc¨ªpedos que tiene el centro hist¨®rico, que puede impactar a los que no est¨¦n muy acostumbrados a moverse en un mar de bicicletas. A pesar de ello, la circulaci¨®n es muy relajada. En cualquier caso, si el gent¨ªo abruma, siempre se puede pedalear hasta De Ceuvel?(http://deceuvel.nl), una antigua zona industrial reconvertida, a trav¨¦s de la arquitectura y los proyectos sostenibles, en un vivero para emprendedores. Adem¨¢s de tomar un caf¨¦ en su restaurante, se puede realizar una visita guiada en la que explican el proyecto.
Utrecht
En los Pa¨ªses Bajos todos los caminos llevan a Utrecht. La hermosa ciudad, de origen romano y con un destacable casco medieval, es el kil¨®metro cero de la movilidad; all¨ª confluyen todas las carreteras, las l¨ªneas de trenes y las v¨ªas ciclistas que recorren el pa¨ªs; la red ciclista (LF-network), se?alizada y con mapas descargables (www.fietsplatform.nl), permite viajar por todas las poblaciones holandesas. ¡°Queremos ser la ciudad de las bicis del mundo¡±, declara Viktor Everhardt, teniente alcalde de Utrecht, ciudad que el a?o pasado conmemor¨® los tres siglos de la firma del tratado que puso fin a la Guerra de Sucesi¨®n Espa?ola y tras el cual subi¨® al trono Felipe V, el primero de los Borbones que reinaron en Espa?a. Para ahondar en esa pretensi¨®n de convertirse en una referencia de los pedales, el Ayuntamiento est¨¢ construyendo el parking de bicicletas m¨¢s grande del mundo, con capacidad para 12.500 bicis, junto a la estaci¨®n central. Una construcci¨®n de tres plantas y un jard¨ªn p¨²blico en la azotea que aspira a destacar, junto con la reconocida torre de la catedral, Domtoren, en el perfil arquitect¨®nico de la ciudad. La fascinante propuesta de renovaci¨®n urban¨ªstica, un proyecto de Ector Hoogstad Architects, se inaugurar¨¢ el a?o que viene y estar¨¢ en pleno funcionamiento en 2018.?
Gu¨ªa
C¨®mo llegar
??Iberia tiene ofertas (78 euros ida y vuelta en enero) para volar a ?msterdam desde Madrid o Barcelona.
??Air Europa vuela a la capital holandesa desde 150 euros ida y vuelta.
Mientras tanto, el cicloturista puede visitar la comercial Twijnstraat, repleta de tiendas, cafeter¨ªas y restaurantes. En bicicleta se puede cruzar el centro y, mientras se pedalea, disfrutar del paisaje urbano hasta llegar a la Casa Rietveld-Schr?der (http://centraalmuseum.nl), obra del arquitecto holand¨¦s Gerrit Rietveld, construida en 1924 por encargo de la se?ora Schr?der y un referente de la corriente neoplasticista y abstracta De Stijl (el estilo). Un poco m¨¢s alejado, unos cinco kil¨®metros fuera de la ciudad (menos de 20 minutos en bicicleta siguiendo los carriles bici), aparece el Utrecht Science Park (www.utrechtsciencepark.nl), donde se alzan edificios como el Educatorium, de Rem Koolhaas, o la biblioteca universitaria Uithof, de Wiel Arets. De vuelta, no hay que olvidar dar un paseo por los canales de la ciudad, ya sea pedaleando o en una de las embarcaciones que se pueden alquilar (piragua, bote o barca), y hacer una parada en The Food Shop (www.thefoodshop.nl), una tienda de comercio justo con un rec¨®ndito restaurante en sus bajos donde se puede comer con vistas al canal.
De Delft a Zwolle
Inspiraci¨®n de Vermeer, que pint¨® su maravillosa Vista de Delft en 1660, y escenario de Herzog, que rod¨® los exteriores de Nosferatu en esta villa neerlandesa, Delft es un alto en el camino perfecto en la ruta ciclista que une La Haya con R¨®terdam. Estas v¨ªas, que recorren cada a?o casi un mill¨®n de holandeses, es una de las t¨ªpicas estampas del pa¨ªs. La fot¨®grafa estadounidense Shirley Agudo ha documentado esa pasi¨®n por los pedales en varios libros, el ¨²ltimo titulado The dutch & their bikes, scenes from a nation of cyclists (Los holandeses y sus bicis: escenas de una naci¨®n de ciclistas).
Adem¨¢s, ciudades y pueblos compiten a golpe de infraestructura ciclista. En R¨®terdam acaban de construir un imponente puente futurista para peatones y ciclistas de 190 metros de largo. Se une a las autopistas para bicicletas (anchas calzadas dedicadas a ellas exclusivamente), los carriles bici con paneles solares o la espectacular Hovnering, o rotonda flotante, de Eindhoven (soluci¨®n arquitect¨®nica para evitar que peatones y ciclistas se mezclen con los coches). Algunas de estas intervenciones se han convertido en iconos para los amantes de la arquitectura y los apasionados de las dos ruedas. Por ejemplo el puente de Weerdsprong, en Venlo, que por la noche sorprende con su iluminaci¨®n; Nesciobrug, el puente m¨¢s largo de Holanda, cercano a ?msterdam, o el puente Auke Vleerstraat, en Entschede. Para fomentar esa pugna, la asociaci¨®n de ciclistas holandesa realiza, cada tres a?os, una comparativa entre ciudades con la finalidad de premiar a aquellas que han realizado una mayor promoci¨®n de la bicicleta. Este a?o la ganadora ha sido Zwolle,?gracias a los pasos subterr¨¢neos que ha inaugurado. No importa el tama?o de las urbes, tampoco que llueva o que hiele ¡ª ¡°si te incomoda el clima es que no llevas la ropa apropiada¡±, dicen all¨ª¡ª, en los Pa¨ªses Bajos no hay excusa para no pedalear.
La ciudad 'gacela'
Las encuestas dicen que cuando se pregunta a la gente qu¨¦ piensa de Holanda dominan dos palabras: ?msterdam y bicicletas. Y si se habla de bicis holandesas hay que mencionar Royal Dutch Gazelle. La marca de bicicletas fue creada en 1892 en Dieren. Aunque la marca sigue manteniendo el v¨ªnculo con este pueblo, en el que merece la pena visitar el Parque Natural de Veluwezoom (www.veluwezoom.nl) y el Apeldoorn Canal, ha trasladado su centro de pruebas a la cercana ciudad de Amersfoort. All¨ª, en la calle Nijkerkstraat, 17, se puede profundizar en la historia de Gazelle, que produce m¨¢s de 300.000 bicis al a?o. Tambi¨¦n se puede probar cualquiera de sus modelos ¡ªel¨¦ctricas, cruisers, h¨ªbridas, vintage o de monta?a¡ª en su propio circuito. Adem¨¢s, el visitante puede subirse a una de sus bicis y dar un paseo. En bici se llega a la Amersfoortse Kei, una roca que se exhibe en el centro de la urbe. En 1661, por una curiosa apuesta, 400 personas arrastraron la piedra hasta la ciudad. Poco despu¨¦s, sus vecinos, avergonzados del pedrusco, decidieron enterrarlo. En 1903, unas excavaciones lo sacaron a la luz. El pueblo decidi¨® ponerlo en un pedestal.
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